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Acuíferos, nuestra valiosa fuente de agua

70% del agua de los acuíferos, se destina a las ciudades. La sobreexplotación, el mayor problema.

27-04-2020

Por Isabel Pérez, Ciencia UNAM-DGDC

Cuando hablamos de acuíferos, nos referimos al depósito de agua que circula en el subsuelo.

Los acuíferos se forman naturalmente cuando la superficie terrestre absorbe el agua de lluvia. Este proceso de absorción se da porque los terrenos de la superficie terrestre permiten que el agua se introduzca al ser permeables, como la tierra, arena, arcilla.

En nuestro país, por ley, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) está encargada de la gestión del agua. Como parte de esta actividad, publican los datos del estado de los acuíferos. Estos indican que alrededor del 70% del agua que se utiliza en las ciudades, proviene de los acuíferos; es decir, alrededor de 80 millones de habitantes de las zonas urbanas dependen de ellos, refiere Graciela Herrera Zamarrón, investigadora del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Igualmente, 40 millones de personas que viven en zonas rurales y poco más de la tercera parte de la superficie total irrigada respecto al uso agrícola en México, también depende de los acuíferos.

“Esto nos indica lo importantes que son los acuíferos en el país, sobre todo en las zonas semidesérticas, en las cuales casi todos los usos están supeditados en su gran mayoría al agua subterránea”, comenta la especialista.

Diversas problemáticas

El territorio mexicano, está dividido en 653 acuíferos de los cuales, 105 están sobreexplotados, conforme a la definición que utiliza CONAGUA, esto quiere decir que la extracción de agua excede a la recarga en un 10%. Además, presentan problemas de intrusión marina, que es el proceso en el cual el agua del mar fluye hacia el subsuelo continental mezclándose con el agua dulce de los acuíferos y se salinizan. En esta situación se encuentran 18 acuíferos.

Aunado a lo anterior, existen otros problemas ligados con calidad del agua, específicamente el agua subterránea salobre. En estos casos, el agua deja de ser dulce, es decir, se va salinizando a consecuencia del uso agrícola de los suelos. Son 32 los acuíferos que se encuentran en estas condiciones.

Pero eso no es todo. La calidad del agua se ha visto afectada debido al uso de fertilizantes y pesticidas empleados en la agricultura o contaminantes derivados de desechos industriales, entre otros, refiere Graciela Herrera.

Y es que los problemas del agua subterránea no son tan visibles, de ahí la trascendencia de mantener un monitoreo de los acuíferos tanto en cantidad como en calidad con el fin de preservar este recurso tan importante.

Ante este panorama, CONAGUA y las autoridades gubernamentales están tomando medidas para mitigar la problemática y tratar de conservar los recursos a largo plazo.

Información incompleta

Actualmente, existe un desconocimiento del estado real de los acuíferos del país, pues no se cuenta con la suficiente información por la falta de monitoreos adecuados, lo que deriva en una evaluación parcial de ellos.

La especialista refiere que en los estudios que se elaboran es necesario incluir a los sectores sociales involucrados en el problema que, en muchas ocasiones, no quedan satisfechos con las propuestas de soluciones técnicas y de esta manera suelen no aceptarlas, lo que hace que no se puedan implementar.

Herrera Zamarrón precisa que a nivel internacional cada vez más se está realizando una gestión integral en la que se toma en cuenta el sistema completo: el subsistema natural (conformada por el sistema acuífero, sus interacciones con el agua superficial y los ecosistemas) y el subsistema social (conformado por los grupos sociales, el sistema político, la economía y el sistema legal).

“Estudiar dicho sistema es complicado, ya que hay múltiples partes interesadas y tomadores de decisiones con objetivos que compiten entre ellos. Igualmente, al elaborar análisis del agua subterránea y superficial, nos enfrentamos a un problema, pues con frecuencia contamos con pocos datos y la información y el conocimiento también son limitados. El conocimiento se va generando poco a poco y se tienen que tomar decisiones con incertidumbre”.

Ciclo del agua

Para poner en contexto el tema de los acuíferos es importante hablar del ciclo natural del agua. El agua en la Tierra sigue un movimiento cíclico en el que cambia de estado entre sólido, líquido y gas. Si iniciamos con el agua almacenada en las nubes en estado gaseosos, esta precipita a condesarse, luego parte de ella escurre sobre la superficie de la Tierra; otra parte se infiltra en el suelo y también se almacena en cuerpos de agua superficiales como lagos u océanos, o en cuerpos de agua subterráneos, los acuíferos. Finalmente, para terminar el ciclo, el agua se evapora y forma nubes.

Entonces, los acuíferos se forman naturalmente cuando la superficie terrestre absorbe el agua de lluvia. Una vez absorbida, el agua pasa por capas de roca subterránea que por ser porosas o estar fracturadas permiten su paso, hasta llegar a una zona no permeable en la cual la composición de la roca es más cerrada y por tanto el agua no pasa con tanta facilidad. Es decir, los acuíferos son formaciones geológicas con la capacidad de almacenar y conducir el agua.

En el ciclo natural del agua hay que contemplar la interacción con los seres vivos; tanto el agua superficial como la subterránea tienen interacción con los seres vivos. Por ejemplo, el agua subterránea que se acumula en las rocas puede emerger a la superficie nuevamente formando manantiales de los que dependen ecosistemas diversos.


 El agua subterránea puede interactuar de varias maneras con los ecosistemas. Por un lado, el agua que está en el subsuelo y que brota de hacia la superficie, puede interactuar directamente con los ecosistemas o los grupos humanos. Por otro lado, la vegetación y algunos seres vivos dependen del agua del subsuelo que se encuentra cerca de la superficie.

Entonces, cuando los acuíferos se sobreexplotan y los niveles del agua bajan, es posible que los manantiales se sequen, y por lo tanto, los ecosistemas que dependen del agua subterránea se pierdan.

Un ejemplo de ello es Xochimilco, donde sus manantiales se han ido secando por la sobreexplotación de los acuíferos y la biodiversidad ha sufrido una pérdida considerable.

La especialista explicó que un equipo interdisciplinario de la UNAM conformado por investigadores del Instituto de Geofísica y el Instituto de Geología, denominado Grupo de Investigación en Gestión Integral del Agua Subterránea, tiene el propósito de contribuir a la solución de problemáticas asociadas al uso y explotación del agua subterránea, y a atender de forma completa su relación con el ambiente, la sociedad y el desarrollo económico.

Este grupo lleva a cabo estudios que integran la geología, flujo subterráneo, investigaciones isotópicas, geofísica, hidrología, hidroquímica, de modelación matemática, entre otros. Algunos ejemplos de las investigaciones que llevan a cabo actualmente son los proyectos de los acuíferos de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, Celaya, Zimapán, de la Cuenca de Apatlaco y de la Cuenca de Cuautla.

 


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