03-11-2015
Por Isabel Pérez S., DGDC-UNAM
Estudios recientes de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC por sus siglas en inglés), publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), revelan una fuerte asociación entre el consumo de carnes rojas y procesadas y el cáncer, pero esto no significa que, como consecuencia obligada, la enfermedad se desarrolle.
La IARC clasifica como número uno al humo de cigarro, las partículas aéreas que existen en las grandes ciudades, las bebidas alcohólicas, la radiación solar y ahora, las carnes procesadas, entre los principales factores involucrados en el desarrollo del cáncer.
Sin embargo, de acuerdo con el doctor Jesús Javier Espinosa Aguirre, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, si bien es cierto que recientemente se ha declarado que la carne procesada y las carnes rojas aumentan este tipo de riesgo, igual de preocupante debería resultarnos la radiación solar y todos los elementos anteriores que de pronto, parece que se olvidan o no se toman en cuenta.
Dicha clasificación, agregó, nos indica que existe un riesgo para la población que consume este tipo de alimentos, pero esto depende de las cantidades que se ingieran. La OMS señaló que el riesgo aumenta con la cantidad de carne consumida, pero los datos disponibles para la evaluación no permitieron concluir si existe un nivel seguro. “No es recomendable consumir más de 50 gramos diarios de carne procesada ya que aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18%”.
Aunado a ello, es importante destacar que existen diversos factores que influyen en el desarrollo de esta enfermedad. “El proceso de carcinogénesis es multifactorial, es decir, varias situaciones en el ambiente deben estar involucradas para que éste se genere; además, la genética es determinante pues hay personas mucho más sensibles al efecto de los carcinógenos y hay quienes son más resistentes”, explicó el investigador del Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental.
Consideró que en México, el consumo de carnes procesadas no está tan arraigado como en otras naciones. Es el caso de Alemania y Estados Unidos, por mencionar algunos. El especialista hizo un llamado a no alarmarse por las declaraciones de la OMS y a hacer una dieta balanceada que incluya frutas y verduras, productos que contienen elementos anticancerígenos.
En ese contexto, Espinosa Aguirre afirmó que consumir más de esos productos puede proteger la salud humana no sólo del cáncer sino también de otros padecimientos.
Así, la IARC ha reunido a una serie de especialistas con la finalidad de revisar las evidencias de cáncer debido a varias mezclas de compuestos a las que los humanos estamos expuestos, dando una clasificación: en el número uno están clasificadas las sustancias con evidencia suficiente de que existen agentes asociados con el cáncer en humanos. A este grupo pertenecen las carnes procesadas.
En el número 2A están las sustancias probablemente cancerígenas, donde la evidencia es limitada de una asociación con el cáncer en seres humanos, pero posee pruebas suficientes de asociación con el cáncer en animales de experimentación. En esta categoría se encuentran las carnes rojas.
Según estudios recientes publicados por la OMS, el consumo de carne procesada se asoció con pequeños aumentos en el riesgo de cáncer. En esos estudios, el peligro aumentó de acuerdo con la cantidad de carne consumida. Un análisis de los datos de 10 estudios estima que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en aproximadamente un 18 por ciento.
El riesgo de cáncer relacionado con el consumo de carne roja es más difícil de estimar debido a que la evidencia no es tan fuerte. Sin embargo, si se demostrara que la asociación de la carne roja y el cáncer colorrectal es causal, los datos de los mismos estudios sugieren que el riesgo de cáncer colorrectal podría aumentar en un 17 por ciento por cada porción de 100 gramos de carne roja consumida diariamente.
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