20-02-2015
Por Isabel Pérez, DGDC-UNAM
El Popocatépetl (en náhuatl, cerro que humea) es un volcán cónico y de gran altura, es decir, un estratovolcán; está compuesto por múltiples capas de lava endurecida; tiene una edad aproximada de 730 mil años con actividad constante, a pesar de haber estado en reposo durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX.
El coloso se localiza en el centro de la República mexicana, en los límites territoriales de los estados de Morelos, Puebla y de México.
Por ser muy activo, el Popocatépetl tiende a arrojar continuamente ceniza y con ella, residuos volcánicos que dañan la salud. Las partículas de 15 micras afectan los ojos e irritan la garganta; peor aún sucede con las de 10 micras, que por ser mucho más pequeñas, se alojan fácilmente en partes profundas del organismo humano. Las partículas de cuatro micras, son todavía más peligrosas, ya que pueden entrar a los pulmones.
Así lo explicó Ana Lillian Martin del Pozzo, durante el simposio 20 años de actividad eruptiva del volcán Popocatépetl. La investigadora del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM, resaltó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las partículas de menos de una micra pueden llegar al cerebro, por lo que ya se realiza investigación más detallada al respecto.
La especialista en vulcanismo monogenético explicó que hace algunos años, realizaron estudios conjuntamente con investigadores del Hospital para Enfermedades Pulmonares en los se detectó que la capacidad respiratoria de los campesinos que trabajan al aire libre durante los eventos volcánicos disminuyen notablemente, mientras que al término de los episodios de actividad volcánica, su capacidad respiratoria se normalizaba.
Recordó que durante la erupción del Popocatépetl en 1995, la caída de ceniza en Puebla fue abundante; en 1997 la mayor cantidad de ceniza se registró en la ciudad de México y para el 2004 la actividad volcánica disminuyó notablemente.
En ese contexto, mencionó que durante 1995, Puebla y Tlaxcala fueron las entidades con más visitas a los centros de salud por afecciones respiratorias en la época con mayor caída de ceniza.
Estos hechos confirman que en efecto, el material volcánico que surge del volcán en cada actividad, afecta la salud de manera importante; además, algunas erupciones desechan material más grueso y cuando se trata de erupciones de mayor volumen, arrojan material más fino que afecta las vías respiratorias y el sistema ocular.
Por su parte, Hugo Delgado Granados, también del Instituto de Geofísica mencionó que las primeras erupciones, según los registros históricos, ocurrieron en los años de 1663 y 1664, y de una forma similar a como sucede actualmente.
El magma comienza a su ascenso y rellena con domos de lava el interior del cráter y eventualmente en un evento explosivo, destruye el domo generándose una columna vertical que colapsa en 360 grados alrededor del volcán.
Asimismo, el vulcanólogo expuso que en los últimos 8 mil años, ha habido una erupción subpliniana, que es una erupción violenta y en donde la columna eruptiva alcanza una altura de 5 a 15 kilómetros con un volumen aproximado de material arrojado de 10 millones de metros cúbicos. Este tipo de erupciones contemplan una periodicidad anual.
Desde 1354 se han registrado 18 erupciones. En 1947 ocurrió una erupción de consideración, para iniciar así un periodo de actividad. Después, el 21 de diciembre de 1994 registró una explosión que produjo gas y cenizas que fueron transportados por los vientos dominantes a más de 25 km de distancia. Actualmente la actividad del Popocatépetl es moderada, pero constante, con emisión de fumarolas, compuestas de gases y vapor de agua, y repentinas e imprevistas expulsiones menores de ceniza y material volcánico.
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