14-02-2014
Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM
El gremio odontológico es uno de los más demandados ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED) de la Secretaría de Salud y esto se debe, entre otros factores, a los limitados conocimientos de farmacología clínica, lo que provoca una inadecuada prescripción de medicamentos y un desconocimiento en general sobre la forma de actuar en pacientes con enfermedades como la diabetes y la hipertensión.
El doctor Tomás Zepeda Muñoz, coordinador del curso de Farmacología Clínica para Odontólogos que se imparte en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM, comentó que este no es un problema propio de México, sino que en distintas partes del mundo se le ha dado poca atención a la enseñanza de la farmacología en la carrera de Cirujano Dentista, lo que lleva a deficiencias en la formación y poca preparación para la prescripción de medicamentos de uso habitual.
“En los planes de estudio se pone poca atención a estos aspectos, de tal manera que a los estudiantes les dan sólo un semestre de farmacología y a los que les va mejor quizá les dan un año; comúnmente les dividen los temas en aspectos generales de farmacología, anestésicos locales, antiinflamatorios o desinflamatorios no esteroideos y antibióticos. De alguna manera son temas básicos y necesarios, pero la forma de enseñar o explicar no es la más adecuada, por lo que sus prescripciones son automatizadas y no analíticas”.
Tomás Zepeda Muñoz señaló que se omite, la mayoría de las veces, incluir las interacciones medicamentosas, que es el estudio de los efectos de los medicamentos cuando varios de ellos son empleados en forma simultánea. Dijo que el odontólogo se enfrenta, al salir de su formación profesional, con pacientes de diferentes grupos de edad y sexo que pueden tener o no enfermedades sistémicas y están siendo medicados, por lo que requieren una atención diferente y una medicación distinta.
Al egresar un odontólogo, agregó, debe saber el comportamiento de cualquier medicamento que se administre en un paciente sano y cuáles son los cambios del fármaco en pacientes enfermos; por lo que es necesario que reconozca que todos los fármacos implican no sólo efectos terapéuticos, sino también secundarios y efectos tóxicos que, en algunos casos, pueden llegar a ser mortales.
En su opinión, el odontólogo tiene un conocimiento general de las patologías más comunes del país, como diabetes, obesidad, hipertensión arterial o artritis reumatoide, entre otras y cuando se entera que su paciente tiene alguna enfermedad sistémica, en la mayoría de los casos, se limita en su actuar profesional por el desconocimiento o bien por la inseguridad en el manejo del paciente comprometido sistémicamente. Además de que en ocasiones ya no continúa atendiéndolo, no porque no tenga la capacidad de resolver el problema bucal, sino porque no cuenta con las herramientas farmacológicas que lo lleven a dar una adecuada prescripción.
Zepeda Muñoz, quien también es especialista en Pediatría, sugirió brindar a los odontólogos los conocimientos necesarios para otorgar una atención de primer contacto de calidad, y hacerles notar cuáles pueden ser sus limitaciones y a quiénes deberán remitir a grupos odontológicos con especialización, formando así grupos de trabajo multi e interdisciplinarios.
Uno de los problemas que se generan por los pacientes con enfermedades sistémicas, de acuerdo con el especialista, es que para ser atendidos y no se les niegue la atención ocultan o no refieren al odontólogo que padecen algún padecimiento de este tipo, lo cual –dijo– es preocupante, ya que ponen en riesgo su salud y complican el actuar del cirujano dentista.
Por otro lado, la experiencia clínica es fundamental para una adecuada práctica profesional, ya que estableciendo rangos de control en pacientes con enfermedades sistémicas, el cirujano dentista puede atender con mayor confianza y calidad a sus pacientes. Por ejemplo, debe saber qué rangos de glicemia son peligrosos en los diabéticos o conocer los rangos de hipertensión arterial para determinar el efecto farmacológico durante la atención odontológica y prevenir posibles complicaciones.
Asimismo, expresó que un odontólogo debe conocer la interacción medicamentosa cuando atiende a personas que padecen algún padecimiento sistémico. De esta manera, los riesgos de que un odontólogo no reciba una formación adecuada en farmacología lo hace vulnerable y puede ser que afecte al paciente cuando no es su intención hacerlo.
Desde hace algunos años, se han detectado deficiencias de los programas de formación de los odontólogos para hacer una prescripción médica. Con el fin de disminuir este problema, hace 25 años, el doctor Tomás Zepeda Muñoz, junto con el doctor Roberto Chávez Hochstrasser, estructuraron por primera vez el curso de Farmacología Clínica para Odontólogos en la FES Zaragoza.
El curso se divide en tres áreas farmacológicas. La primera es farmacología básica; la segunda incluye aspectos clínicos, es decir, la respuesta de pacientes con algunos padecimientos sistémicos ante ciertos medicamentos, y la tercera, abarca el tratamiento de patologías bucales.
La siguiente edición del curso, que será la número 50, comenzó este 14 de febrero y concluirá el 14 de marzo. Gracias a la calidad académica del mismo, este fue colocado dentro de los cursos de alta calidad que se ofrecen en el Libro de Oro de la UNAM.
Zepeda Muñoz concluyó que las aportaciones de la farmacología a la Odontología son múltiples, ya que contribuye a disminuir los riesgos en la atención diaria de los pacientes, a tener un mejor resultado terapéutico y aumentar la calidad del servicio que ofrece el odontólogo.
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