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"Los migrantes no deben verse como víctimas, sino como actores que buscan mejorar su vida"

Guillermo Castillo, investigador del Instituto de Geografía, en entrevista reflexiona sobre la criminalización y la incertidumbre en el fenómeno migratorio México-Estados Unidos

21-03-2025

Por Karina Oropeza Estrada, DGDC-UNAM


La migración es uno de los procesos sociales más relevantes del siglo XXI.  Las políticas que endurecen las condiciones para quienes intentan ingresar a los países destino, como Estados Unidos, o que aumentan las deportaciones de aquellos que ya se encontraban en su territorio porque ingresaron sin permiso de residencia o de trabajo, son acciones que refuerzan la xenofobia y la criminalización del migrante, además generan fuertes procesos de violencia y transgresión de derechos humanos. 

Platicamos con el doctor Guillermo Castillo sobre este tema crucial en la agenda nacional y mundial. Antropólogo, investigador del Instituto de Geografía de la UNAM, interesado en los procesos territoriales en México relacionados con las dinámicas de la migración interna e internacional.

¿Quiénes figuran en el panorama actual de la migración?

En términos generales, la migración es el cambio de residencia de una persona de un lugar a otro. Puede ocurrir dentro del mismo país, o implicar el cruce de fronteras, en cuyo caso hablamos de migración internacional.

En la literatura académica, se usa el término migrante internacional indocumentado para referirse a quienes no cuentan con documentos migratorios en el país de destino y donde residen. A nivel global, la migración es un fenómeno significativo.

Antes de la pandemia, y según datos de la Organización Internacional para las Migraciones, se estimaba que había alrededor de 280 millones de migrantes internacionales. La mayoría de ellos provenía de países con niveles de desarrollo bajo o medio, y se dirigía a economías de altos ingresos, como Estados Unidos, Europa o países con economías activas como Arabia Saudita.

Sin embargo, también existen flujos migratorios entre países con ingresos más bajos, pero con mejores condiciones económicas en comparación con los países de origen. Ejemplos de ello son la migración de haitianos a Brasil, los venezolanos en Colombia, o los centroamericanos en México.

¿Por qué la gente decide migrar?

La migración internacional está impulsada principalmente por factores socioeconómicos. La falta de empleo, la búsqueda de mejores oportunidades laborales y la urgente necesidad de trabajos mejor remunerados. En el caso de los mexicanos que van hacia Estados Unidos influye la gran diferencia salarial entre los países. En Estados Unidos, en comparación con México, los salarios pueden ser hasta 10 veces mayores, permitiendo a los migrantes mejorar sus condiciones de vida, y acceder a bienes como vivienda en menos tiempo.

Además de motivos económicos, las personas también emigran por razones de salud, para costear tratamientos médicos; por violencia, huyendo de la inseguridad en ciertos estados; y por el cambio climático, cuando fenómenos naturales afectan su calidad de vida y sus medios de subsistencia.




Ilegal, indocumentado o migrante ¿Cuál es la diferencia?

Un migrante es alguien que deja su lugar de origen para trasladarse a otro sitio, y si cruza una frontera entre dos países, se le considera migrante internacional. Cuando no cuenta con documentos migratorios en el país de destino, se le llama migrante internacional indocumentado. Esto ocurre por diversas razones, como la urgencia de salir de su país (para preservar la vida frente a una amenaza de grupos criminales), o las dificultades para obtener una visa, especialmente debido a los altos requisitos. Además, es un hecho que hay un proceso cada vez más fuerte de bajas tasas de aprobación de las solicitudes de derecho de asilo en Estados Unidos.

Los migrantes indocumentados trabajan y pagan impuestos en Estados Unidos, pero su falta de documentos los hace vulnerables. El término ilegal es altamente peyorativo, y contribuye a la criminalización de los migrantes, ya que no tener documentos no equivale a cometer un delito grave.

El discurso del migrante como criminal ha sido utilizado políticamente, como en el caso de Donald Trump, para culpar a los migrantes de problemas como el desempleo o la presión en los servicios públicos, a pesar de que no hay evidencia que vincule la migración con un aumento en la criminalidad y la violencia.

¿Qué nos diría del aporte de los migrantes a la economía estadounidense? ¿Es un aspecto invisibilizado?   

Lejos de ser una carga, los migrantes benefician la economía de nuestro vecino del norte en tres aspectos fundamentales:

Reducción de costos de producción. Al recibir salarios más bajos y tener menos derechos laborales, los migrantes permiten a las empresas aumentar sus ganancias.

Sostén de la fuerza laboral. Estados Unidos enfrenta un envejecimiento poblacional que ha reducido su mano de obra joven. Más del 80% de los jornaleros agrícolas en EE.UU. son migrantes, y lo mismo ocurre en sectores como la construcción, el empaquetado de carne y diversos servicios. La pandemia evidenció esta realidad: los migrantes fueron esenciales para mantener funcionando estos sectores.

Impacto en el consumo y los ingresos fiscales. Contribuyen a la actividad económica al pagar impuestos y consumir bienes y servicios, generando una derrama de miles de millones de dólares a la economía estadounidense.

El debate migratorio debería centrarse en estos aportes concretos y sustantivos, en lugar de los discursos políticos que criminalizan la migración sin ofrecer soluciones reales.


¿Cuál es el impacto de las remesas en las comunidades de origen de los migrantes?

Las remesas representan un aporte significativo. En el caso de México, el volumen de estos envíos es tan alto que, en algunos años, ha superado los ingresos del país por petróleo, inversión extranjera directa o turismo. Son esenciales para la supervivencia de decenas de miles de familias (en diversas regiones de México), permitiéndoles cubrir necesidades básicas, mejorar viviendas e incluso realizar pequeñas inversiones.

El impacto de los migrantes también se extiende a los países de destino, su trabajo cubre la escasez de mano de obra en sectores clave como la agricultura y la construcción, contribuyen a la generación de riqueza al recibir menores salarios y menos prestaciones, y fortalecen la economía local mediante el consumo de bienes y servicios.




¿Por qué algunas sociedades justifican la discriminación y el racismo?

El panorama actual para los migrantes es complicado, especialmente con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Si bien este no es el único caso, sí es un ejemplo representativo de cómo ciertos sectores políticos han construido imaginarios negativos sobre los migrantes, donde se les responsabiliza de problemas que tienen los países con los cuales los migrantes no tienen una relación.

La discriminación y el racismo se sostienen en estos discursos que utilizan a los migrantes como chivos expiatorios para justificar agendas políticas. No obstante, no existe evidencia científica que respalde la idea de que la migración está vinculada con un aumento en la criminalidad.

Los migrantes que no cuentan con el permiso para establecerse en México ¿tienen algún tipo de protección legal?

En México, los migrantes tienen derechos fundamentales como el acceso al trabajo, la salud, la educación y la integridad física, aunque en la práctica su cumplimiento es limitado. Existen iniciativas legales para su protección, pero su aplicación es deficiente, especialmente para quienes sólo transitan por el país rumbo a Estados Unidos.

Se han logrado avances en la capacitación de agentes del Instituto Nacional de Migración en derechos humanos, aunque aún queda mucho por mejorar. Además, organizaciones religiosas y civiles han sido actores sociales clave en brindar asesoría legal, apoyo humanitario y refugio a los migrantes, aunque su labor suele pasar desapercibida.


¿Qué impacto tiene la deportación forzada en las personas?

La deportación forzada impacta profundamente a los migrantes y sus familias, sobre todo por la violencia con la que se lleva a cabo. Al igual que en el primer periodo de Trump, se ha observado que los migrantes son tratados como criminales: se les humilla, se les agrede y no se respetan sus derechos.

Con las deportaciones, hay procesos de desarraigo en aquellos que han vivido en Estados Unidos por más de una década, ya que al regresar a México enfrentan exclusión, falta de redes de apoyo, y dificultades para reinsertarse en el mercado laboral y rehacer su vida.

Finalmente, la deportación impacta a las familias de los migrantes, tanto en México como en Estados Unidos. Si el padre de familia es deportado, su pareja e hijos pueden permanecen en Estados Unidos; produciéndose rupturas familiares por la crueldad de las políticas estatales estadounidenses. En la familia no solo pierden la compañía de un ser querido, sino también un ingreso fundamental para la subsistencia.

Usted es investigador en el Instituto de Geografía de la UNAM ¿cómo se mira la migración desde esta ciencia?

Desde la geografía, es fundamental entender la migración como un proceso territorial y multiescalar que articula diversas sociedades. No se trata solo del país de origen de los migrantes, sino también de las dinámicas de las sociedades de destino y las complejas y adversas rutas en los lugares de tránsito. Para analizar estos procesos de manera rigurosa, es importante evitar tres errores fundamentales:

Basarse en información falsa. La migración debe estudiarse con datos respaldados por evidencia.

La falta de marcos teóricos con mayor profundidad analítica y capacidad de integración de los diversos procesos que producen las migraciones. Es clave abordar la migración como un conjunto de procesos vinculados que abarca los países de origen, tránsito y destino, e incluye diversos ámbitos y actores sociales.

Una visión reducida. La migración no solo involucra a los países de destino. Hay múltiples actores en este proceso: empleadores, organizaciones sociales, políticas y gobiernos (federales, estatales, municipales).

Además, los migrantes no deben verse sólo como víctimas, sino como actores que buscan mejorar su vida, lo que redefine su relación con México y Estados Unidos. Es crucial cuestionar las retóricas xenófobas y racistas que tergiversan la realidad migratoria con fines políticos, como en el caso de Trump. En lugar de usar la migración como herramienta electoral, debe reconocerse su impacto real, sus contribuciones a la sociedad y a la economía en México y EE.UU.







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