31-10-2024
Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC
Apenas termina el mes de octubre y México adorna sus altares de Día de Muertos con el cempasúchitl. La flor nos acompaña en esta tradición cultural e histórica de gran importancia para los mexicanos, incluso considerada Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
La presencia del cempasúchitl en los altares tiene una significado particular, se le puede encontrar adornando coronas, en forma de ramos o incluso algunas personas lo colocan como un camino que las almas siguen hacia el altar, guiados por el olor y color de estas flores.
El doctor Leonardo Beltrán Rodríguez, adscrito al Laboratorio de Etnobotánica Ecológica y Curador Científico de la Colección Etnobotánica del Jardín Botánico de la UNAM, destaca que justamente un blanco de acción que motivó intervención humana a través de la domesticación del cempasúchitl fue mejorar su olor y color. “Para que hubiera caminos de un color más intenso y con un aroma que permitiera a nuestros familiares finados ver este camino de luz y seguirlo”.
Esta práctica cultural ha existido desde hace cientos de años y desde entonces también se utilizan y se siguen seleccionando las mejores semillas, como un proceso dinámico dentro de la domesticación de este recurso.
Gracias a su uso durante el Día de Muertos, cada año se cultivan y venden en México grandes cantidades de cempasúchitl. Datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural destacan que en 2021 la superficie de siembra de la planta fue de 1,198 hectáreas, mientras que en 2022 fue de 2,289 y en 2023 de 2,448.
Asimismo, en 2022 la producción nacional fue de 16 mil 307 toneladas de flor de cempasúchitl, 2 millones 313 mil plantas y 490 mil 786 manojos. En 2023, se produjeron 21 mil toneladas de dicha flor, más de 2 millones 451 mil plantas y más de 509 mil manojos. Así, miles de productores mexicanos encuentran en esta tradición una oportunidad para obtener ganancias.
- Los lugares en donde mayormente se cultiva la flor en el país son: Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, San Luis Potosí, Guerrero, Oaxaca, Morelos, Durango, Sonora. En la Ciudad de México, las alcaldías Xochimilco y Milpa Alta son los sitios en donde se realiza la mayor producción de esta flor.
Se conoce como cempasúchitl a un complejo de especies cuyas características particulares son su color y olor. Pertenecen al género Tagetes de la familia Asteraceae, dentro de la cual encontramos otras como el girasol y muchas plantas medicinales más que a nivel nacional proceden de esta familia.
En México, existen 36 de las 58 especies de Tagetes que se han documentado para el continente americano de donde es endémico, y en donde se le puede encontrar desde México hasta Sudamérica.
El cempasúchitl que normalmente utilizamos en los altares de Día de Muertos es de la especie Tagetes erecta L. Es una planta compuesta por un tallo con hojas alargadas y una cabezuela color naranja o amarilla muy “globosa”.
“En toda esta familia de plantas lo que vemos es la flor, que en realidad es una inflorescencia, en donde cada uno de esos petalitos es una flor y le llamamos flores liguladas”, explica el doctor Beltrán.
Tagetes erecta junto con Tagetes patula L., son las dos únicas especies que fueron domesticadas en Mesoamérica y son las primeras de las que se conoce su cultivo en dicha región y fuera de, como en Asia y África.
- Existen varias especies del género Tagetes, entre ellas se encuentran el comúnmente llamado pericón, la flor de llagas.
Desde su llegada al continente americano los europeos colectaron la especie T. erecta que luego se esparció por distintas partes del mundo, al grado que se llegó a pensar que era originaria de África, por lo que es común que la nombren como la marigold de África, pero su origen es Americano y fue domesticada en Mesoamérica.
Los primeros indicios que tenemos del uso del cempasúchitl datan del siglo XVI, los cuales se documentaron en textos coloniales que se escribieron a la llegada de los españoles. En dichos escritos se habla de un grupo de plantas que empezaron a ser nombradas como cempasúchitl. Tres de los más importantes en donde se levantó este registro es en el Códice Florentino, el Códice Cruz Badiano y el Libro de Historia Natural de la Nueva España de Francisco Hernández.
En estos textos se le describe como cempohualli que significa 20 y xochitl que significa flor. Lo cual se traduce literalmente como “20 flores”, o en contexto, “flor de 20 pétalos”. Esta palabra en náhuatl se documentó en los viajes de Fray Bernardino de Sahagún y de Francisco Hernández.
El doctor Beltrán Rodríguez destaca que quizá este nombre alude a la especie silvestre del cempasúchitl que sí tenía 20 flores (liguladas).
Aunque quizá uno de los usos más conocidos del cempasúchitl es el ritual, también ha sido utilizado milenariamente en el ámbito de la salud. Por ejemplo, se usa como desinflamante estomacal, para bajar los dolores durante el ciclo menstrual, para la tos, como antiséptico y desinflamante.
Además, la flor es ocupada como pigmento, en nuestro país se emplea para el teñido de vestimentas tradicionales, lo usan particularmente para prendas elaboradas con algodón y/o lana. “Sigue siendo importante en varias zonas de Oaxaca, en Morelos, en Xalapa, en Veracruz, en Michoacán”, refiere el doctor Beltrán Rodríguez.
Incluso por su alto contenido de carotenoides se utiliza como pigmento para la industria avícola, ya que se le dan de comer estas flores líguladas a los pollos para que adquieran un plumaje más amarillo intenso, o también para que la yema de huevo sea mucho más amarilla.
Dos de los carotenoides más importantes que se encuentran en la flor de cempasúchitl son la luteína y la zeaxantina, las cuales según el doctor José Luis Sánchez Millán, de la FES Cuautitlán de la UNAM, durante la conferencia titulada Uso Industrial de Cempoalxochitl, Historia, Presente y Perspectivas señala que son moléculas que tienen “un papel fisiológico como atrapadores de radicales libres, que esto se va a traducir en la prevención de ciertos tipos de cáncer, pero también van a ser fundamentales para el sistema de la visión en humanos”.
Agrega que lamentablemente, “aunque México es el centro mundial de origen de la especie, desde el año 2000 ya no produce ni un gramo de pigmento para uso industrial, todo se compra a China, Perú y la India”, por lo que en nuestro país ha perdido importancia su producción para el sector avícola.
Una de las problemáticas a las que se ha enfrentado el cempasúchitl en los últimos años es que cada vez hay más de este tipo de flores proveniente de países como China, que aunque tiene costos más baratos que el nacional o sus flores pueden ser más “pomposas”, hasta el momento no tienen otro tipo de mejora, por ejemplo, como una mayor duración.
“El productor mexicano con semilla todavía nativa no puede dar los precios que da un productor cuando procede de una plantación en China, los costos son mucho más baratos, como ocurre generalmente con la industria China, y no es posible que alcance esas cantidades de abaratamiento de costos y por lo tanto es mucho más probable que uno vea plantas de origen chino vendiéndose”.
Las empresas chinas no llevan muchos años de selección y cultivo de la semilla, y a pesar de ello actualmente su dominio en cuanto a producción de cempasúchitl supera considerablemente a lo que se produce en nuestro país, sobre todo a nivel de uso avícola.
Comenta que las semillas nativas que se siembran en México tienen la característica que durante años han sido seleccionadas con el fin de mejorar las características de la planta, es un mejoramiento continuo con el que han trabajo los agricultores campesinos.
“Esas semillas es posible que hayan llegado desde hace muchos años, heredándose, y quizá muchas de ellas actualmente ya se pueden estar mezclando con aquellas semillas que vienen de China. O incluso si ya hubo algún proceso de cruza de una planta China con una mexicana, ya no se va a poder reconocer su origen. Eso es algo que pone en peligro esta variabilidad genética de las propias semillas”.
Por ello, el biólogo enfatiza que es importante no demeritar las mezclas de semillas nativas con introducidas o mejoradas, porque esto puede llevar a una pérdida de la información genética que por miles de años ha habido gracias a la selección humana.
De esta manera, el cempasúchitl es una planta que por su colorido y mística ha permitido que durante generaciones esté presente en miles de hogares mexicanos. Sin embargo, es necesario no sólo ver esta planta como parte de las festividades del Día de Muertos, sino recuperar el mercado mexicano en cuanto a su uso industrial en el sector avícola.
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