30-08-2024
Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC
Las ciudades son lugares en donde cada vez crece más la mancha gris compuesta por el concreto de los edificios y el asfalto de las calles. También se caracterizan por ser espacios con menos sitios dedicados a la vegetación. Como consecuencia surge el fenómeno llamado isla urbana de calor, que se presenta sobre todo en entornos urbanos densamente poblados en donde se tienen mayores temperaturas debido a que el concreto tiene más capacidad de absorber y almacenar el calor solar.
Además, dentro de las mismas edificaciones podemos sentirnos poco cómodos debido a las altas temperaturas. Una solución ha sido el uso de sistemas activos de aire acondicionado para lograr una sensación de confort térmico, el problema es que consumen grandes cantidades de energía y los costos de su operación son elevados.
El doctor Sergio Quezada García, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, explica que utilizar estos sistemas activos de acondicionamiento de aire genera un mayor consumo de electricidad como país, más contaminantes y emisiones de gases de efecto invernadero.
“Otra desventaja que tienen estos sistemas es que si bien absorben calor del interior y bajan la temperatura, ese calor se rechaza al exterior, entonces hacen que aumente la temperatura ambiente del lugar y se vuelve un círculo vicioso”.
Una alternativa ante estas problemáticas en las ciudades es implementar techos verdes en los edificios, que consisten en sembrar plantas en las azoteas, con lo cual se crearían ecosistemas en las partes altas de las edificaciones en donde se tendría un confort térmico. Además, se ha visto que es una opción que contribuye a disminuir los impactos negativos al ambiente que trae el crecimiento de las ciudades.
En el artículo "Techos verdes en las ciudades: beneficios ambientales, energéticos y estéticos”, los investigadores Sergio Quezada García, Heriberto Sánchez Mora y Marco Antonio Polo Labarrios explican que los techos verdes funcionan como una capa adicional de aislante térmico, que impide la transferencia de calor hacia el interior de la edificación y esto permite alcanzar condiciones de confort térmico.
“Adicionalmente, proporcionan un efecto de refrigeración como consecuencia de la evaporación del agua contenida en el sustrato y la transpiración de las plantas”.
- Las ciudades cada año presentan un comportamiento más parecido al de los desiertos: durante las temporadas cálidas la temperatura es cada vez mayor, mientras que durante las épocas frías la temperatura es cada vez más menor.
Se construyen dos tipos de techos verdes, los extensivos y los intensivos. Los primeros consisten en colocar una capa de impermeabilizante especial sobre el techo para que la humedad de la tierra no se filtre al interior de la edificación. Posteriormente, se coloca una capa delgada de tierra, de 5 centímetros o menos y encima de ella se siembran las plantas.
En este tipo de techos verdes extensivos suelen colocarse plantas suculentas, cuyas hojas son carnosas y en las cuales acumulan la humedad que les permite vivir con poco mantenimiento o incluso viven con el agua del rocío que cae cada mañana. Además, su peso no representa un problema y pueden colocarse en cualquier tipo de edificación.
Los techos verdes intensivos son sistemas más complejos integrados por sistemas de drenaje, capas de almacenamiento de agua y una capa de tierra mayor a 20 centímetros de espesor. En estos se pueden plantar desde arbustos hasta árboles.
“Estos ya son jardines en azoteas y no se pueden colocar en cualquier lugar, tienen que ser planeados desde que se diseña el edificio para que puedan soportar la carga estructural que va a representar el techo verde”, explica el doctor Quezada García, quien estudia la parte energética y de transferencia de calor de los techos verdes para alcanzar condiciones de confort dentro de las edificaciones.
El investigador explica que aunque existen incentivos fiscales para las personas que tienen un techo verde en sus hogares, aún son pocos los techos verdes que existen. Por lo que considera necesario informar a la población de los beneficios ecológicos que tienen, cómo les ayudan a lograr un confort térmico en sus hogares y a obtener beneficios económicos al disminuir el uso de aire acondicionado y, por ende, el uso de energía.
Un beneficio de los techos verdes es que son estéticos, lo cual también genera confort en las personas. Aquellos que son jardines también son un espacio recreativo útil, sobre todo, en aquellas zonas en donde se carece de vegetación.
Otra de las ventajas es que ayudan a reducir los contaminantes, ya que las plantas van a absorber el CO2 y nos dan oxígeno. Además, terminan siendo un espacio en el que habitan insectos y se pueden llevar a cabo actividades básicas como la polinización.
Energéticamente el beneficio que tienen es que en el piso inferior al techo verde se pueden alcanzar temperaturas de confort térmico entre los 22 a los 27 grados Celsius, lo cual es una ventaja, ya que en el último piso de una edificación se pueden tener temperaturas mayores a 30 grados Celsius, pues recibe radiación solar tanto por las paredes como por el techo.
El ingeniero destaca que no es lo mismo utilizar el aire acondicionado para disminuir la temperatura de 30 a 22 grados Celsius en un edificio convencional que disminuirla de 25 a 22 grados Celsius en un edificio con techo verde, debido a que éste nos acerca a las condiciones de confort térmico gracias a su vegetación. Esto lo ha estudiado junto con un equipo de colaboradores con quienes ha realizado modelos matemáticos de transferencia de calor para conocer cómo alcanzar este confort térmico gracias a las azoteas verdes.
“Esa reducción de la temperatura se puede ver reflejada en un ahorros hasta del 80% de la energía en los lugares donde se requiere, en comparación a cuando se coloca un sistema de aire acondicionado”, concluye el investigador.
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