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Otis, el huracán que es un desafío para la ciencia

¿Por qué los sistemas de vigilancia de ciclones no pudieron anticipar su acelerada intensidad?

27-10-2023

Por Elisa Domínguez/Claudia Juárez, Ciencia UNAM-DGDC


La intensidad que adquirió Otis al tocar tierra en la costa guerrerense tomó por sorpresa a los científicos del clima.  Los datos de los sistemas de vigilancia no anticiparon el riesgo de una fuerza destructiva que detonaría el desastre en Acapulco y las poblaciones cercanas, pérdidas humanas y materiales.

Desde el domingo 22 de octubre por la mañana, el Servicio Meteorológico Nacional, de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en coordinación con el Centro Nacional de Huracanes, de Estados Unidos, seguían la formación de una depresión tropical en el Pacífico. 

Los modelos y las imágenes de satélite no mostraban que el fenómeno se fortalecería de manera preocupante. El lunes 23 de octubre, el aviso fue de lluvias fuertes por la tormenta tropical Otis.

Al día siguiente, el martes 24, la CONAGUA informó en un comunicado que Otis se había intensificado a  huracán categoría 4 y estimaba que llegaría a categoría 5 antes de impactar en costas de Guerrero. 

Pero rápidamente, en cuestión de horas, a las 9 de la noche, se transformó en un huracán de categoría 5, la máxima de la escala Saffir-Simpson que se usa para clasificar a los huracanes con base en la velocidad de sus vientos y los daños producidos.

A las 22:00 horas, la CONAGUA alertó en redes sociales: “Se prevé que el huracán impacte entre Acapulco y Tecpan de Galeana entre las 4 y 6 de la mañana”.

Pero al cabo de unas horas,  a las 0:25 de la madrugada, tiempo del centro de México,  del miércoles 25 de octubre el huracán tocó tierra en las inmediaciones del puerto de Acapulco. Su poder arrasó la costa de Guerrero, con vientos máximos sostenidos de unos 270 kilómetros por hora.




Otis es uno de los huracanes más fuertes que han impactado en el Pacífico mexicano. ¿Qué condiciones determinaron el alcance de su intensidad en tan poco tiempo? ¿Por qué los sistemas de pronóstico no lo registraron?

El doctor Jorge Zavala Hidalgo, director del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, nos describe las circunstancias necesarias para que un huracán adquiera intensidad rápidamente.

En primer lugar, la capa caliente del océano, también conocida como capa mezclada o límite, debe ser profunda.

En el momento en el que pasa el ciclón tropical, la energía que genera la fuerza del viento sobre el mar, con el oleaje y la turbulencia, provoca una mezcla.

Si esta capa no es tan profunda, rápidamente se enfriará y el huracán se debilitará.  Sin embargo, si hay suficiente calor latente de evaporación que el ciclón puede extraer del océano, se intensifica.

Actualmente tenemos el fenómeno de El Niño, vivimos un año muy cálido, la temperatura del Pacífico es más cálida en esta época del año, esas condiciones pudieron influir en la intensidad de Otis, dijo el investigador en entrevista en el programa radiofónico La ciencia que somos (27/10/2023).

Agregó que probablemente también había un anticiclón, un remolino en el mar que gira en sentido de las manecillas del reloj, que hace más profunda la capa mezclada. 

Otro factor para la intensificación rápida de un huracán es que en la columna atmosférica —en la troposfera que va desde los 8 a los 12 kilómetros— no haya capas con un nivel bajo de vapor que generarían intrusiones de aire seco, porque esto lo hubiera debilitado.

Asimismo, se requiere que en los niveles más bajos haya condiciones que favorezcan el movimiento ciclónico, vientos que vayan en contra de las manecillas del reloj, mientras que en los niveles altos se requiere lo contrario, que las masas de aire que ascienden por el ciclón encuentren condiciones favorables para alejarse del centro, es decir, se encuentren en divergencia.

Otra condición es que los vientos medios en los que está inmerso el ciclón tropical deben ser similares a los que hay en los niveles bajos y altos de la tropósfera. Si son muy diferentes, el ciclón no tendrá una buena estructura vertical, se deformará y no alcanzará a intensificarse. 

Es necesario, dijo, que ocurran todas esas condiciones para que se produzca la rápida intensificación.




Fenómeno atípico

“En el caso del huracán Otis, las condiciones fueron tales que se rompieron récords por periodos de tiempo de intensificación rápida y en 24 horas está en los primeros lugares de rápida intensificación”, señala el doctor en Ciencias en Oceanografía Física. 

Una característica es que horas antes, los modelos de pronóstico que existen, tanto globales como regionales, incluyendo el que siguen los investigadores en el Instituto de Ciencias de la Atmósfera, no contemplaron que Otis se iba a intensificar.

Esto fue algo anómalo, dice, ya que en general la capacidad de pronóstico de los modelos aporta cierta confianza, dentro de un cierto rango de incertidumbre. Se toma en cuenta el posible error en intensidad de viento, en trayectoria y posición.

No obstante, esta vez el error, entendido como la diferencia entre lo que se predijo y pasó, rompió récords. “Es un caso fuera del promedio de los errores del pronóstico”.

Sugiere que la causa pudo ser que la información de los modelos sobre el estado de la atmósfera en el cual se va a desarrollar ese ciclón, no fue correcta. “Eso se tendría que investigar, es difícil porque si no hubo suficientes datos habrá que hacer un esfuerzo extra para reconstruir lo que realmente estaba ocurriendo”.

O tal vez hubo condiciones que los modelos no contemplaron correctamente.  Ahora los especialistas en huracanes tendrán que revisar los sistemas de vigilancia para comprender mejor los procesos de formación.

La influencia del cambio climático

Las condiciones que requiere un ciclón tropical para formarse, mantenerse o intensificarse tienen relación con las temperaturas cálidas.

Es necesario que la temperatura del océano esté por encima de los 28 grados. Actualmente, los periodos en los que esta temperatura se alcanza son más extensos debido a la influencia del cambio climático.

Zabala, quien estudia procesos de interacción océano-atmósfera, menciona que esta capa de la Tierra tiene la capacidad de retener una cierta cantidad de vapor de agua que crece exponencialmente con el aumento de la temperatura. 

El vapor se produce cuando los vientos soplan sobre el océano y evaporan el agua, hasta que prácticamente se saturan las parcelas de aire. Cerca del ojo del huracán, esas partículas ascienden; baja la presión atmosférica y la temperatura; se expanden y en ese momento, se favorece la condensación.

Cuando el vapor pasa a fase agua, se libera una gran cantidad de calor que va a calentar la atmósfera, provocará mayor ascenso y mantendrá al ciclón tropical en intensificación. 

Lo sucedido con Otis vuelve abrir el debate sobre cómo mejorar las estrategias de prevención de desastres, considerando que las condiciones climáticas cada vez más cálidas sugieren la posibilidad de la ocurrencia de este tipo de fenómenos naturales con más frecuencia.




En México, existe un Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales en el que participan varias instituciones como el Servicio Meteorológico Nacional, que ha tenido avances en cuanto a las acciones preventivas y de atención a la población. Sin embargo, en opinión de Zavala, el sistema no estaba preparado para un evento tan repentino y alejado del pronóstico oficial.


  • Se han abierto centros de acopio en la Ciudad de México para ayudar en la emergencia en las poblaciones de Guerrero. Uno se localiza en el Estadio Olímpico Universitario; permanecerá abierto hasta el 10 de noviembre. Se recibirá agua embotellada, alimentos enlatados, cobijas, insumos para primeros auxilios, objetos para higiene personal, ropa en buen estado, toallas femeninas y pañales.


 

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