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Coronavirus. Su evolución hasta la contagiosa subvariante EG.5.1

El virus causante de la COVID-19 sigue evolucionando ¿Debemos preocuparnos?

25-08-2023

Por Consuelo Doddoli, Ciencia UNAM-DGDC


En noviembre de 2019 se dio a conocer el primer caso en el mundo de un enfermo de COVID-19, enfermedad considerada en ese momento como “rara”. El virus que la causa (Sars-CoV-2) se propagó rápidamente por todo el planeta y el 11 de marzo del 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la enfermedad como una pandemia.

En México, el primer caso se detectó el 27 de febrero de 2020. Durante estos tres años se puede decir que ha habido seis olas a nivel mundial, aunque algunos países son la excepción.

Mientras que la pandemia evolucionaba, los científicos lograron desarrollar varias vacunas, las cuales se aplicaron y se logró que poco a poco la población adquiriera protección contra la enfermedad.

A principios de mayo de este 2023, la OMS declaró el fin de la situación de emergencia por COVID-19 y recomendó que cada país tomara medidas locales. Pocos días después, México y otros países declararon el fin de la emergencia e hicieron sus propias recomendaciones.

Es el recuento que hace el doctor Mauricio Rodríguez Álvarez, profesor del Departamento de Microbiología y Patología de la Facultad de Medicina de la UNAM, durante la charla "EG.5.1, nueva subvariante de COVID-19".

Las seis olas

Nuestro país atravesó por seis olas epidémicas, la primera se identifica con la llegada del virus a México y se extendió hasta la mitad de 2020 donde hubo un número importante de contagios.

La segunda ola, considerada la más fuerte en término de hospitalizaciones y de defunciones, fue durante el invierno de 2020 y se extendió hasta enero de 2021.

La tercera ocurrió en el verano del 2021 y la cuarta en el invierno de este mismo año duró hasta enero de 2022.

La quinta sucedió en el verano del 2022.

La sexta ola se dio a partir de finales del 2022 y se alargó hasta junio del 2023.

Esta última se comportó de manera distinta a las anteriores; fue muy larga, pero menos grave respecto al número de muertes y de hospitalizaciones. Además disminuyó muy lentamente hasta llegar a niveles muy bajos. Una característica de cada ola de COVID-19 es que en cada una hubo menos defunciones.

Ahora, en agosto de 2023, hay niveles de hospitalización y de defunción muy bajos, precisa el especialista de la Facultad de Medicina. La razón es que un número importante de personas ha adquirido protección contra el virus Sars-Cov-2, ya sea a través de las vacunas o porque han padecido la enfermedad.



 

Las mutaciones de los virus

Desde su aparición, el Sars-CoV-2 ha ido cambiando, pero esto no es extraño. Todos los virus mutan constantemente, es parte del ciclo normal de su evolución, explica Rodríguez Álvarez.

Una mutación es un cambio en la información contenida en el material genético de los seres vivos.

Los virus son “cápsulas” de material genético que necesitan de un hospedero para reproducirse, es decir, requieren de la célula de un ser vivo donde alojarse: puede ser la célula de un animal, una planta o una bacteria.

El genoma de los virus contiene la información sobre las características particulares de cada uno de ellos, entre ellas, algunas tan importantes como las especies a las que pueden infectar, su modo de transmisión o su interacción con los mecanismos de defensa celulares.

Los virus mutan, al igual que todos los organismos que contienen material genético. Cada vez que se replican, es decir, cada que hacen copias de sí mismos, se presentan “errores” en su genoma, mismos que heredan las siguientes generaciones.

En general, estos cambios o “errores” no tienen mucha importancia, pero en ocasiones el virus tiene la suerte de mutar de tal manera que su capacidad de adaptarse y de replicarse se ve favorecida. Esto es lo que se conoce como selección natural de un organismo. Cuando esto sucede, el virus se esparce rápidamente en la población.

Este mecanismo es particularmente preocupante en virus que generan enfermedades graves, ya que una mutación podría fortalecerlo, aunque también podría debilitarlo. Por este motivo los científicos están siempre atentos a la capacidad mutante de los virus.

Sars-CoV-2

Hasta ahora, se conocen por lo menos cuatro variantes importantes del Sars-CoV-2. La primera es el virus original. En la segunda ola, en México la variante B.1.1.222 fue la responsable de más de 80% de los casos activos de COVID-19, aunque en el mundo la variante que estaba en circulación era la Alfa.

En el verano de 2021, la variante Delta fue la dominante. A partir de noviembre de 2021, y principalmente en enero del 2022, Ómicron se posicionó como la principal causante de la COVID-19; además, fue la responsable de las siguientes tres olas pandémicas que se presentaron en México.

Hasta ahora no ha surgido una nueva variante, sino que Ómicron ha tenido pequeños cambios en su genoma, lo que ha generado nuevas subvariantes.

De enero de 2023 a la fecha se han detectado por lo menos cuatro subvariantes que han encontrado condiciones óptimas para transmitirse (periodos vacacionales, aumento de movilidad, descuido) y a las cuales la OMS ha declarado como “variantes de interés”. Estas tienen las siguientes características:

• Son más contagiosas.

• Escapan un poco a la respuesta inmune de los anticuerpos.

• Causan una enfermedad menos grave.

• Pueden volver a contagiar a las personas que ya han tenido la enfermedad.

Todo lo anterior hace que el virus se mantenga en circulación, informa el investigador.

Lo que se observado es un cambio en el comportamiento de la enfermedad de COVID-19; las dos olas anteriores habían sido muy marcadas durante los veranos, mientras que este año no ha sido así. Sin embargo, en varios países se observa una actividad epidémica con aumento en el número de contagios, así como un incremento en las hospitalizaciones, sobre todo de personas vulnerables.

En la actualidad, la subvariante EG.5.1. es la dominante. Tiene la característica de ser más contagiosa, pero afortunadamente no causa estados de gravedad ni más defunciones, aclara el vocero de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia Coronavirus de la UNAM.

El virus va a seguir evolucionando a nuevas variantes y subvariantes. Un dato alentador es que la protección de las vacunas ha sido fundamental para controlar la epidemia. Todas las vacunas funcionan para lo que se requiere: proteger de la enfermedad grave y evitar la muerte.

Mientras la COVID-19 sigue entre nosotros, el doctor Rodríguez nos invita a recordar lo siguiente:

• Todas las variantes y subvariantes que existen hasta ahora contagian igual, por contacto directo y a través de aerosoles (gotas de saliva o de moco de los enfermos), puede ser que algunas tengan más facilidad de contagiar.

• En términos generales, son los mismos síntomas (catarro fuerte, dolor de cabeza, articulaciones y garganta, tos, diarrea, pérdida del sentido del olfato y del gusto, etcétera).

• Misma forma de prevenir contagios y complicaciones. Enfermos: aislamiento, cuidar y vigilar evolución, cubrebocas al convivir con otras personas.

• Considerar el uso del cubrebocas durante estancias prolongadas (más de 30 minutos) en lugares muy concurridos y mal ventilados.

• Utilizar las vacunas aprobadas por la autoridad regulatoria que están disponibles. Probablemente en octubre iniciará la temporada de refuerzo de la vacuna para las personas más vulnerables.

• No automedicarse, acudir con el médico.

• No ser parte de la infodemia.




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