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Acoso callejero ¿Por qué afectar la libertad de las mujeres?

Miles de mujeres viven este tipo de violencia en su transitar diario en los espacios públicos.

07-03-2023

Por Liliana Morán Rodríguez, Ciencia UNAM-DGDC


45.6% de las mujeres han sido agredidas en el espacio público al menos una vez en su vida en México, informa la  informa la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2022 (INEGI). 

El reporte indica que, del total de agresiones, 42% han sido de tipo sexual. La mayoría (64.8%) de las víctimas han sido violentadas en la calle o el parque, otro porcentaje importante (17.8%) en sus traslados en transporte público. Destaca que más del 70% de sus agresores son desconocidos.

Las mujeres de Ciudad de México (60.9%), Estado de México (58.5%) y Querétaro (51.8%) fueron las que más reportaron este tipo de violencia.

“El acoso callejero se caracteriza porque ocurre en el espacio público, regularmente por parte de una persona desconocida y mucho más común de un hombre hacia una mujer (incluidas niñas, jóvenes, adultas y personas de la tercera edad). Tiene diversas manifestaciones, mayoritariamente con una connotación sexual hacia la víctima como los comentarios incómodos llamados piropos, los silbidos, el tomar fotografías o videos del cuerpo, tocamientos, incluso seguimiento o persecuciones”, explica la psicóloga Sandra López Ríos, de la Universidad Autónoma de Querétaro.

La también especialista en género y feminismo colaboró con la Ingeniera en Software, Priscila Peralta Martínez, quien para su proyecto de Maestría en diseño e innovación presentó la iniciativa Caminamos Juntas-, una aplicación para los dispositivos móviles que funciona para reportar de forma anónima, en Google Maps, las zonas donde se presenció o vivió acoso callejero y así localizar las zonas más inseguras.

La maestra Priscila, ahora colaboradora de la UAQ en la Dirección de Innovación y Tecnologías de la Información, explica que el proyecto está listo desde finales del 2020. La inquietud surgió porque le preocupa el creciente aumento de la violencia de género y la normalización del acoso callejero.

“Es un tipo de violencia que ha sido desatendido por las autoridades porque no se encuentran datos suficientes que ayuden a tipificarlo como violencia de género. De hecho, en la CDMX y otros pocos estados lo consideran como un delito con sanciones administrativas”.

En México, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), en su Artículo 16 define la violencia en la Comunidad de esta manera:

“Son los actos individuales o colectivos que transgreden derechos fundamentales de las mujeres y propician su denigración, discriminación, marginación o exclusión en el ámbito público”. Sin embargo, no está tipificado ni hay sanciones contempladas en la Ley.

“El acoso callejero es una muestra de dominación hacia nuestros cuerpos, pero también una forma de relegarnos hacia el espacio privado”, asegura Sandra López.

La aplicación Caminamos Juntas funciona para georreferenciar los reportes de situaciones de acoso que van desde la percepción de inseguridad, recibir comentarios incómodos, miradas lascivas hasta contactos no permitidos y persecuciones.

En todas las notificaciones se puede incluir un testimonio para dar detalles de lo que ocurrió. Además, permite ver el mapa a modo de semáforo (amarillo, naranja y rojo) para indicar la gravedad de las acciones que ocurrieron en cada zona.

“Con este proyecto pretendemos obtener datos de dónde ocurre y así presionar a las autoridades, que puedan visualizar con números este tema preocupante, presente en la vida diaria de miles de mujeres en todo el país”, comentó la maestra  Priscila Peralta.

Es importante aclarar que en la aplicación Caminamos Juntas se hacen los reportes, pero no es una denuncia como tal, ya que esto implicaría iniciar un proceso ante Fiscalía, mismo que ahora no es posible porque no existen los protocolos o procesos para poderlo considerar como violencia de género.




¿Cómo afecta el acoso callejero?

En el año 2016 se inició un movimiento ciudadano en las redes sociales con el hashtag #miprimeracoso en el que se destacó que gran parte de las mujeres en México ha sufrido violencia comunitaria, con los hombres como sus principales agresores (62%). El promedio de edad en el que una niña vivió por primera vez un acoso sexual fue a los 7 años de edad, según el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (CLADEM).

Sufrir acoso desde niñas tiene varias repercusiones:

“A nivel psicológico hay quienes pasan por crisis de ansiedad, otras viven una especie de estrés postraumático, e incluso, cuestiones relacionadas con la paranoia.

A nivel social nos obligan a tener problemas de movilidad, pues está registrado que las mujeres hacemos recorridos más largos, usamos medios de transporte distintos a los que utilizan los hombres, cambiamos o evitamos ciertos horarios y zonas por temas como la iluminación o la cantidad de personas que lo usan”, aseguró la psicóloga Sandra López

Esto afecta también en lo económico porque las mujeres cambiamos nuestras opciones de transporte, quizá usamos más los privados o ciertas aplicaciones específicas para y por mujeres; también porque buscamos diversificar rutas, aunque eso implique gastar más y que afecte nuestro tiempo.

“También violenta nuestros derechos humanos: el derecho a la libertad, a la igualdad, a la libertad de tránsito, libertad de expresión y personalidad, a la seguridad y, en general, a una vida libre de violencia”.

Desde niñas nos dijeron que idealmente no podíamos vestir de cierta manera, no podíamos transitar solas en ciertos espacios u horarios, que no hablemos con desconocidos, todo esto para no “incitar” a que nos acosen.

Luego de una situación de acoso las primeras preguntas hacia la víctima suelen ser:

¿Qué hora era? ¿Cómo ibas vestida? ¿Ibas sola? ¿Era una zona segura? ¿Era necesario que te expusieras así? Y como víctima, a veces sueles hacerte las mismas preguntas o cuestionarte si estas exagerando o alucinando.

“Esta realidad reduce la libertad de circulación de las mujeres y niñas. Limita su capacidad de participar en la educación, el trabajo y la vida pública. Dificulta su acceso a servicios esenciales y el disfrute de actividades culturales y recreativas, afectando negativamente a su salud y su bienestar”.

Así lo señala ONU Mujeres.  Este tipo de acoso no suele quedarse en comentarios desagradables o tocamientos, también se registra, en todo el mundo, acompañado de abusos de índole sexual como las violaciones, las “desaparecidas” y los feminicidios.

¿Los espacios públicos están limitados por género?

“Se encuentra legitimado por un sistema social, económico y cultural que históricamente ha asignado a las mujeres al espacio privado y a los hombres al espacio público. En este sentido la violencia simbólica ejercida a través del acoso supone un ejercicio de poder sobre los cuerpos de niñas y mujeres.

Cada vez que una niña o mujer es objetivada sexualmente en la vía pública, es una forma de hacerle saber que su rol sexual es estar a disposición de los hombres y que no pueden considerarse como iguales en la participación de la vida pública”, señala el Instituto Municipal de las Mujeres de Ciudad Juárez en su publicación Acoso sexual callejero en el centro histórico de Ciudad Juárez: percepciones, manifestaciones, distribución geográfica y aproximaciones.

En México, específicamente en Ciudad Juárez, se encuentra el foco rojo de la violencia de género y los feminicidios. Desde el año 2003, se han contabilizado más de 300 mil desaparecidas, más de 2 mil asesinadas y muchísimas más que también han reportado diversas formas de violencia en las calles.

Las desigualdades y opresiones en razón de sexo, género u orientación sexual también se estudian desde la academia:

“La geografía de género y la geografía feminista son ramas de estudio en las que es posible abordar un manejo analítico y categórico del espacio y así entender cómo se manifiestan en él los distintos procesos sociales, políticos, económicos y culturales, pero con una perspectiva de género”, explicó la Mtra. Irma Escamilla Herrera, académica del Instituto de Geografía de la UNAM.

De esta forma se puede analizar y ayudar a entender cómo se crean, reproducen y transforman los lugares donde vivimos y cómo se dan las distintas manifestaciones entre la diversidad sexo genérica en las áreas que habitamos o transitamos; cómo se ven afectadas o beneficiadas todas las personas de manera diferencial, inclusive atendiendo su grupo etario

La especialista precisó que históricamente los procesos socio económicos influyeron en masculinizar y feminizar espacios, pues ha sido distinto cómo se desenvolvían hombres y mujeres, cómo la fuerza física hacía diferencias en las actividades y funciones generalizadas: como que el hombre se dedicara a la caza y las mujeres a recolectar alimentos.

“Con la evolución de las sociedades, dependiendo cada cultura, han ido cambiando los roles socioeconómicos en razón de género, hasta su expresión más aguda en el modo de producción capitalista”.

La geografía también permite agregar distintos indicadores a la categoría de análisis base. En este caso, el género, para poder visualizar las interseccionalidades (dos o más factores sociales que definen a alguien) que afectan o benefician a una persona.

Esto, para considerar políticas públicas que se transformen en cambios que tengan verdadero significado en la vida de las personas que habitan y usan los espacios públicos. De acuerdo a la ubicación geográfica, se tendrían que analizar quiénes son las personas más afectadas o vulnerables por zonas, para detectar patrones de comportamientos y reducir las brechas e inequidades.

Atendiendo, por ejemplo, indicadores como género, etnia, raza, discapacidad, edad, situación migratoria, grupo socioeconómico, escolaridad, actividad profesional/comercial.

Si pensamos en una mujer transexual, afrodescendiente, indígena, migrante, monolingüe, en situación de pobreza, viviendo en un espacio semirrural en Latinoamérica, podríamos decir que presenta mucha más vulnerabilidad que una mujer heterosexual, blanca, bilingüe, de clase media, en una ciudad de primer mundo; aunque no le resta la posibilidad de ser agredida en el espacio público o privado, sí se habla de diferentes niveles de riesgo para que sus derechos y libertades sean violentadas.

“En nuestro mismo país, no es lo mismo cómo viven las personas atendiendo su condición sexo-genérica  en espacios rurales o urbanos, si es una ciudad chica o grande, o una megalópolis como la Ciudad de México, si están en la costa o en la sierra. En los estudios geográficos, para poder visualizar espacialmente el comportamiento de las variables que interesa estudiar, usamos la cartografía como principal herramienta para comprender e interpretar los distintos espacios, en diversas escalas”, detalló la maestra Irma Escamilla, del Instituto de Geografía de la UNAM.

En los estudios de índole feminista se ha privilegiado la utilización de la cartografía participativa, también llamada cartografía comunitaria o contracartografía, la cual permite que, a través de las tecnologías de la información, las personas que usan los distintos espacios puedan ingresar datos sobre distintas interpretaciones y percepciones.

Por ejemplo, cuándo calificamos un lugar por su atención, un restaurante por el sabor y precio de sus alimentos o aquéllos donde perciben cierto  grado de seguridad o inseguridad, esto es, la participación directa de la gente local en todo el proceso cartográfico que al final refleja la experiencia colectiva del grupo de personas que lo genera.

“En Geópolis  2021, jornadas con charlas, talleres y diversas actividades artísticas relacionadas con la Geografía, presenté “¿Por dónde te mueves?” para que lxs chicxs de bachillerato externaran en la liga https://geowe.org/rtcm, en tiempo real y compartido, aquellos lugares donde se sentían segurxs, insegurxs o neutrales, en los alrededores de sus respectivos planteles educativos. Es a través de Google RTCM: Real Time Collaborative Mapping. Sería equivalente a la aplicación desarrollada en la Universidad de Querétaro, por si puede ser de utilidad”, recomendó la investigadora Escamilla.

De ahí que los mapas tomen significado para diversos análisis en perspectiva de género. El caso de Caminamos juntas y otras aplicaciones en las que se puedan identificar y reportar actos de acoso que violenten a las personas, podrían servir no sólo como mero ejercicio de desahogo, sino también para presionar en la búsqueda de espacios públicos libres y seguros para todes.

“Te diré lo que es la libertad para mí, es la ausencia del miedo”.
Nina Simone. Artista estadounidense y activista por los derechos civiles.

Tomar acción

Reportar el acoso comunitario ayuda a tener datos que luego sirvan para exigir cambios que vayan más allá del alumbrado en las calles. También, para aumentar la seguridad pública, cambios en políticas públicas, reformas a la Ley, sanciones más severas y, un futuro ideal en el que ya no se viva más acoso comunitario.

Caminamos juntas tiene presencia, hasta ahora, en 21 estados de la república, en 4 con mayor prevalencia de uso y al menos unas 4 mil descargas. Es importante destacar que la app, al usar Google maps, puede usarse desde cualquier lugar del país y del mundo.

“Al inicio lo pensamos como algo más local (Querétaro), pero las tecnologías de la información que hoy en día existen han permitido que llegue a más lugares. La herramienta de Google maps no nos limita, por eso lo dejamos abierto para que tenga mayor alcance”, precisó la maestra Priscila Peralta, su desarrolladora.

Otro recurso con el que cuenta la aplicación es el cuidado colectivo, no limitado a las mujeres, es decir, todos podemos reportar y actuar a través de las 5 D´S: Distraer, Delegar, Dar asistencia a la víctima, Documentar y Dirigirse al acosador, método que desarrolló la organización Right to be:

Reporta y denuncia:

-Marca al 911

-En la UNAM, descarga la Aplicación: SOS UNAM

-INMUJERES:

-En CDMX: Al Consejo Ciudadano a través del WhatsApp 55 55 33 55 33, para recibir acompañamiento jurídico y psicológico.

-En el Transporte público en CDMX: Solicita apoyo a los guardias de seguridad, al chofer o jefes de estación, ellos deberán referirte a los módulos “viaja segura”.

-Denuncia en el Ministerio Público.


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