05-09-2022
Por Karla Angélica Castro Yáñez*, Ciencia UNAM-DGDC
México ha enfrentado diversas situaciones de emergencia relacionadas con la lluvia. Tan sólo en 2021 las inundaciones dejaron fuertes estragos en varios estados de la República mexicana como Tabasco, Hidalgo, Guerrero, Ciudad de México, Estado de México, entre otros.
De acuerdo con el Instituto de Geografía de la UNAM, el país tiene una larga historia relacionada con desastres provocados por inundaciones, ya que las condiciones físico- geográficas promueven su concurrencia.
El problema con este fenómeno es que en muchas ocasiones pueden causar severos desastres, afectando los bienes, actividades y entornos de cientos de personas, y en el peor de los casos, la pérdida de vidas.
Los efectos de las inundaciones pueden clasificarse en tres tipos:
Primarios: Causados directamente por el agua y que pueden causar la pérdida de vidas humanas, destrucción de viviendas urbanas y rurales, daños estructurales de recintos públicos como escuelas y hospitales, destrucción del patrimonio cultural, pérdida de cultivos, afectaciones a granjas, pérdida de flora y fauna, contaminación y erosión.
Secundarios: Relacionados con daños indirectos a mediano plazo provocando carencia o escasez de agua y alimentos; accidentes terrestres, marítimos y fluviales; contaminación por drenajes rotos, alza en los precios de las cosechas, desempleo y destrucción de hábitats silvestres.
Terciarios: Aquellas afectaciones a largo plazo que afectan la economía global, debido a la disminución del crecimiento económico, incrementó del gasto público, inflación y deterioro del ingreso familiar.
Las fuertes lluvias afectan especialmente a las grandes ciudades, provocando no sólo los efectos antes mencionados sino también otra serie de problemas de tipo económico, social y de movilidad.
Una zona urbana se desarrolla primero en el valle de un rio, después crece hacia las partes altas de la cuenca de ese río, durante este crecimiento se talan los arboles y se cambia el uso del suelo de bosque a urbano, lo anterior provoca que durante una lluvia haya una mayor cantidad de agua que escurre en los cauces y en las calles de la zona urbana y una menor infiltración de agua al subsuelo.
El agua de escorrentía es aquella que escurre por cada uno de los cauces de los arroyos tributarios y por las laderas de la cuenca, en una zona urbana fluye por las calles, esto provoca un aumento en la intensidad y volumen de agua hacia las zonas más bajas, donde descargan sus aguas y convierte manzanas o cuadras en lagos.
La escasa filtración del agua y el incremento de escorrentía se deben principalmente al crecimiento urbano acelerado sin planeación, orden o seguimiento que respete los cauces naturales y las fuentes de recarga de agua de los acuíferos. El doctor Juan Carlos Mora Chaparro, investigador del Instituto de Geofísica Unidad Michoacán, afirma que el ‘’tapete de pavimento’’ propicia que haya más agua que escurre y menos que se filtra, por lo cual hay menos agua en la recarga de acuíferos someros y profundos.
‘’Cuando inicia el crecimiento de una zona urbana y se van haciendo modificaciones en el uso del suelo y en la red hidrográfica natural, cambiando de Cuenca Hidrológica Natural a una Cuenca Hidrográfica hasta una Red Hidrográfica Urbana, que podría recibir el nombre de Cuenca Hidrográfica Urbana’’.
Las cuencas hidrológicas naturales tienen diversos elementos que ayudan a la buena filtración del agua como lo son bosques, cultivos, biodiversidad y suelos fértiles; las cuencas hidrográficas urbanas, al contrario, carecen de estos componentes y en su lugar existe pavimento, así como el asolamiento de cauces naturales.
‘’Lo que sucede con los cauces naturales que existían antes de que la zona en donde se encuentran fuera urbanizada, es que son entubados o embovedados, incluso algunos llegan a desaparecer o pueden ser convertidos en calles; sin embargo, el flujo del agua no va dejar de existir y siempre va seguir la dirección de la pendiente, entonces el agua que comenzará a escurrir irá en dirección a las calles, y se va incrementando su volumen en el cruce de las calles hasta llegar a descargar el agua en las zonas en riesgo de inundación’’.
Según Mora Chaparro, titular del programa REC-0 del Geoparque Comarca Minera, la creación de Mapas Hidrográficos Urbanos podría ayudar a tomar medidas preventivas para mitigar los daños que provocan las inundaciones en las grandes ciudades.
Un mapa hidrográfico es aquel que muestra la dirección que sigue el flujo de agua por cada una de las calles, red hidrográfica urbana, las condiciones en las que se encuentran los cauces naturales que cruzan la zona urbana, así como sus las condiciones de la red de drenaje y alcantarillado y las zonas en riesgo de inundación, las cuales año con año presentan daños.
‘’Se trata de una herramienta que puede ayudar a las autoridades a desarrollar obras y programas preventivos. Con este mapa se pueden identificar sitios estratégicos para desviar el agua, retenerla y por lo tanto disminuir su volumen e intensidad. También se pueden localizar zonas para provocar inundaciones como parques, lotes baldíos, campos deportivos, etc. Con el mapa hidrográfico se puede hacer partícipe a la ciudadanía, ciencia ciudadana para ser más resilientes ante inundaciones”.
Los mapas hidrográficos están compuestos por polígonos en riesgo de inundación, estos polígono son las áreas que las autoridades denominan áreas acordonadas durante una inundación y contabilizan la población y las viviendas expuestas dentro de esa área.
Posteriormente, se investiga de dónde viene el agua que llega a esas zonas en riesgo, en qué calles fluye, como están los cauces naturales dentro de la zona urbana y las condiciones del drenaje. El trabajo local se realiza calle por calle, hasta la zona en riesgo de inundación. Las calles se reconocen como afluentes urbanos, se clasifican de acuerdo a los diferentes cruces entre las misma y se delimitan las áreas que aportan agua a la zona en riesgo de inundación.
Con esta información es posible identificar el origen del agua, qué dirección toma por las calles hasta llegar a la zona de inundación y qué áreas aportan más volumen de agua.
Dentro de este mismo mapa, también es necesario insertar referencias sobre las condiciones del sistema hidráulico: ubicación de alcantarillas, drenajes, coladeras, etc.; cauces de ríos o arroyos.
Finalmente, con todos los datos recabados se reconocen sitios estratégicos que ayuden a filtrar el agua, así como crear programas y obras preventivas.
Esta iniciativa propone estudiar el origen del agua que llega a las zonas en riesgo de inundación, para que las autoridades realicen estrategias para evitar que llegue agua a las zonas en riesgo de inundación y no solo proponer obras de muy alto costo en donde se acumula el agua.
También con el mapa hidrográfico urbano las autoridades pueden realizar un mejor programa de desarrollo urbano, que no comunique las nuevas calles y los nuevos drenajes a los existentes, y no provocar el aumento de la intensidad y volumen de agua que escurre y no saturar los drenajes existentes, y que se conviertan en fuentes brotantes.
El doctor Mora y sus colaboradores generaron el mapa hidrográfico urbano de Tuxtla- Gutiérrez, Chiapas, en el cual se identificaron las zonas de inundación, se establecieron polígonos de recarga y se propusieron sitios estratégicos para desviar e agua y se propusieron zonas para provocar inundaciones. Tal proyecto tuvo como objetivo ser una herramienta para evitar las inundaciones y brindar una mejor calidad de vida a los pobladores de la zona.
“Con toda la información recabada es posible decir en este sitio hay que poner un tope, poner costales, presas de retención de agua o hay una zona ideal para provocar una inundación. El colocar costales para desviar el agua, en la actualidad ya se hace, sobre todo en una emergencia, se manda una brigada que ayude a colocar costales. Con un mapa hidrográfico estos serían puestos con mucho tiempo de anticipación y se podría trabajar con la población para hacer ciencia ciudadana y ellos sepan cómo actuar ante situaciones más complejas”.
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