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La idea de vejez en la época grecolatina

Pensadores griegos y romanos plasmaron los claroscuros de esta etapa de la vida. ¿Qué tanto difieren de cómo percibimos la vejez en el siglo XXI?

18-08-2022

Por Ana Luisa Vélez Monroy, FES Zaragoza-UNAM*

Reflexionar sobre la vejez es importante por muchos motivos, entre ellos, la urgencia de darle mayor visibilidad a este sector de la población cada vez más numeroso. Sólo en la medida en que se haga visible, se atenderá adecuadamente.

La vejez es una etapa de la vida que ha sido menospreciada y que está acompañada de estereotipos que, tristemente, se mantienen vigentes en la sociedad. Los prejuicios impiden comprenderla cabalmente y, lo que es peor, propician la violación de los derechos humanos de las personas en esta etapa de la vida. 

Es necesario analizar el significado de la ancianidad en tiempos donde la población es persuadida por los estándares de belleza y juventud. El arte sensibiliza y permite conocer otras formas de pensamiento, lo cual contribuye en la manera de ver el mundo y en los cambios que se manifiestan con la edad.

Observarla desde el arte

A lo largo de la historia, las diversas culturas han prestado atención a la vejez dejando un legado en el arte y la literatura de la imagen del viejo.

Los textos son un referente fundamental para conocer el tema desde distintas perspectivas y formas de pensamiento, especialmente interesante es lo que la antigüedad grecolatina hizo al respecto.

En la cultura griega, la ancianidad está plasmada en muchos dibujos, esculturas, relatos y leyendas dónde, frecuentemente, se dibuja como una etapa aberrante y dolorosa para los seres humanos.

En el arte, la senectud es representada como un enemigo al que se intenta vencer. “En algunas vasijas del siglo V y de los siglos siguientes se ve a Hércules combatiendo contra la vejez, encarnada por un enano demacrado, o por un personaje chupado, arrugado, casi calvo. A veces también es una figura muy alta, con largos cabellos y barba, que implora a Hércules de rodillas. En el siglo IV Demetrio esculpió una Lísimaca bajo la figura de una vieja horrible”, escribió Simone de Beauvoir.

En una pélice o ánfora se representó iconográficamente a un hombre encogido y arrugado, Geras, daimon que personifica la vejez. Se trata de la alegoría del héroe fuerte que vence la vejez. Recordemos, en efecto, que Heracles murió joven. La alegoría también puede entenderse como el intento de este héroe griego  de conocer qué significa envejecer.

El pensamiento de los griegos

Para Platón y Sócrates la ancianidad representaba la experiencia y sabiduría. Sin embargo, no todos pensaban como ellos; era común el menosprecio hacia esta etapa de la vida en la sociedad griega. De ahí que los viejos lamentaran haber llegado a esos años y perder los placeres que disfrutaban en la juventud, además de ser víctimas de la discriminación y la falta de respeto por parte de la familia.

Platón muestra una concepción positiva sobre la ancianidad al considerarla una etapa donde el ser humano alcanza óptimamente virtudes morales, como la prudencia, la discreción y el buen juicio.



El anciano no está libre del afán de todos los placeres, pero al menos sí de algunos. En la República expone: “Se dice que el viejo conoce pocos placeres; ello significa que está a salvo de las pasiones y los vicios, que es el más envidiable de los privilegios”.  Platón fue un filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles.

¿Y cómo era la situación de los viejos en Esparta? Desde el punto de vista de su estatus político era mejor, al menos en teoría. “La Gerusía, el órgano de gobierno que existió en la antigua Esparta, estaba integrada por veintiocho ancianos y dos reyes. La gerusía se encargaba de la creación de las leyes y de la conducción de los asuntos de la política” , según refiere Alfonso López Pulido en el artículo “El gobierno de los ancianos. La Gerusía en Esparta”.

El tribunal de ancianos juzgaba los delitos, imponía la pena de muerte y la pérdida de los derechos cívicos. El título era vitalicio. “Los gerontes eran elegidos por la asamblea del pueblo entre hombres escogidos de sesenta años o más y tenían el oficio de por vida. Esto significaba que a la muerte de uno de los miembros, su lugar se sustituía por elección entre varios candidatos”, relata López Pulido.



La Geriatría es otro término derivado de la palabra geron que indica anciano y de iatrikos tratamiento médico, la cual estudia las enfermedades de la tercera edad.

“Geriátrico” también proviene de la misma raíz griega geron y que es el lugar donde residen los ancianos.

  •  Ignatz Nasher fue el primero en acuñar el término Geriatría en el artículo Geriatrics: The diseases of gold age and their treatment. Texto que fue presentado a principios del siglo XX ante la Academia de Ciencias de Nueva York.

Las consideraciones de Sócrates, Platón y Aristóteles sobre la vejez fueron un referente sobre la ancianidad. Las obras que legaron contienen una serie de elementos para conocer a fondo la perspectiva de la vida en Grecia, así como su pensamiento desde un punto de vista filosófico, social y ético.

No obstante, existían otras posturas donde la vejez era considerada una etapa de decrepitud. Este es el caso de Aristóteles en la Retórica. El filósofo considera que la mezquindad, el egoísmo y la falta de espíritu son frecuentes en la ancianidad:

“Los ancianos son de espíritu pequeño por haber sido ya maltratados por la vida y, por ello, no desean cosas grandes ni extraordinarias, sino lo imprescindible para vivir. Son también mezquinos porque la hacienda es una de las cosas necesarias y por experiencia saben que es difícil adquirirla y fácil perderla. Son cobardes y propensos a sentir miedo de todo, por cuanto se hallan al estado contrario al de los jóvenes: ellos son, en efecto, fríos en vez de calientes, de manera que la vejez prepara el camino a la cobardía, dado que el miedo es una suerte de enfriamiento. Son además amantes de la vida, y sobre todo en sus últimos días, porque el deseo se dirige a lo que falta y aquello de que se carece es lo que principalmente se desea. Y son más egoístas de lo que es debido, lo cual es también, desde luego una suerte de pequeñez de espíritu. Viven asimismo, más de lo que se debe, mirando la conveniencia en vez de lo bello a causa de que son egoístas, pues la conveniencia es un bien para uno mismo, mientras que lo bello lo es en absoluto.”



Como observamos, incluso en la filosofía griega hay una tensión, posiciones encontradas, en torno a la vejez. Por un lado, la concepción platónica-espartana reconoce la mesura y sabiduría, mientras que Aristóteles pone el acento en la decadencia física y mental.

Los conceptos de la vejez en la sociedad griega y romana se relacionaban con las creencias, costumbres y cosmovisión que generaba la preeminencia de los ancianos como personas de experiencia y sabiduría.

Se estimaba a los viejos como hombres importantes para tomar decisiones, pero al mismo tiempo, esta idea entraba en conflicto con el deterioro físico de estas personas. Este detrimento era particularmente relevante en una sociedad donde la guerra ocupaba un lugar importante en la vida social.

La visión romana

En Roma, el senex en latín significaba anciano de dónde provenía senatus, que dio origen a la palabra Senado. El Senado fue una de las instituciones del gobierno romano y que en un inicio estaba conformado por treinta patricios y un representante de cada gens.

En cada una de las ciudades sometidas al imperio romano se estableció un Consejo de Cien Ancianos, Centumviri; cada uno representaba la cabeza de diez casas, una gens. Gen proviene de la palabra griega γένους “génos, génous” que significa raza, generación. En la raíz latina se encuentra gignere que equivale a engendrar.

El Gens era una organización social que convivía en la Antigua Roma; cada gens estaba formado por un grupo de individuos provenientes de un antepasado mítico en común y le otorgaba el nombre a la gens, el nomen gentilicium.

Las gens eran regidas por un líder, generalmente era el hombre con mayor edad, el anciano, al cual se le denominaba el “pater”. El término senectud se deriva del senex e indica el periodo de vida de una persona en la edad senil y que comúnmente empieza a los sesenta años.        

Para Cicerón, la vejez es bella y la define por su propia naturaleza; aquella que agrada por sí misma y merece reconocimiento y alabanza. Además de la dignidad en que debe vivir el anciano, por lo que “el fin óptimo, sin duda, es vivir con una mente íntegra y con los sentidos en plena forma; el breve tiempo que resta de vida debe ser deseado con avidez, ni ser rechazado sin causa”.


Al respecto, agrega que el equilibrio y la coherencia en las opiniones del sabio es una característica de belleza y particularmente del anciano. Cicerón sí deja espacio para una belleza de la vejez, no en un sentido físico y corporal, sino en uno moral y útil que distingue a ciertos ancianos.

Para Séneca, en la vejez quedó atrás la juventud, comienza el proceso de envejecimiento; el temor al dolor y prepararse para la muerte. La vejez lo exhortó a la reflexión y distinguir entre la serenidad y moderación en su vida, lo cual se lo debe a la sabiduría. De esta manera la senectud es el nombre de la edad cansada, no de la edad quebrantada.

La vejez —escribió—es la etapa en la que el individuo percibe más la muerte, pero no por ello debe la vida desperdiciarse.

Por lo que es “gratísima la edad que ya declina, pero aún no se desploma, y pienso que aquella que se mantiene aferrada a la última teja tiene también su encanto; o mejor dicho, esto mismo es lo que ocupa el lugar de los placeres: no tener necesidad de ninguno”. Pero también los jóvenes experimentan su cercanía con la muerte, pues tienen la posibilidad latente de morir. Por ello, es importante que cada día se valore y aproveche como si fuera el último en la vida.

En la vejez las verdaderas amistades son pocas y depende de la utilidad que los ancianos aporten a los demás. El viejo con poder y riquezas siempre será bien acogido y elegido entre los círculos de amistades, mientras que los ancianos pobres y sin beneficios vivirán el abandono y desprecio de los demás.

La amistad debe procurarse por sí misma y quien esté satisfecho consigo mismo, nunca sentirá atracción por una ganancia que ésta le procure. De ahí que el sabio se congratule consigo mismo sin obtener nada a cambio.

Finalmente, para él, la ancianidad es más onerosa con sus dolencias si hay una actitud estoica, por esta razón el estoicismo le ha dado a la vejez un espacio en las edades del hombre, el último y el más pleno.

Como hemos visto a lo largo de este repaso histórico, el concepto de vejez tiene distintos matices de acuerdo a cada cultura y sociedad. El envejecimiento es parte de nuestra vida cotidiana; cada día envejecemos y maduramos de acuerdo a las experiencias y vivencias adquiridas en las anteriores etapas de la vida.

La idea que tenemos de la vejez está relacionada con la experiencia y la sabiduría de los viejos, pero en otros casos, es vista como una enfermedad, con una serie de dificultades en el ámbito social y ético. En cada sociedad, el rechazo y miedo a la muerte, es asociado con ella.


Bibliografía

Aristóteles. Retórica. Introducción, Traducción y Notas: Quintín Racionero. Madrid, Editorial Gredos, 2015.

Beauvoir, Simone de. La vejez. México, Editorial Penguin Random House, 2015.

Cicerón. Sobre la vejez. Sobre la amistad. Traducción, introducción y notas: María Esperanza Torrego Salcedo. Madrid, Editorial Alianza, 2013.

López Pulido, Alfonso. “El gobierno de los ancianos. La Gerusía en Esparta”. Revista de Enfermería Gerontológica, 11. Madrid, Ediciones Marañón, (2007).

Platón. Diálogos. República.

Séneca. Consolaciones. Diálogos. Epístolas morales a Lucilio. Madrid, Editorial Gredos, 2013.



*Doctora en  Historia del Pensamiento, Universidad Panamericana/Colaboradora del Archivo Histórico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, UNAM.



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