26-10-2012
Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM
Modificar los horarios de comida puede ser una causa importante de trastornos en nuestro metabolismo, por lo que comer cuando deberíamos estar dormidos promueve sobrepeso y síndrome metabólico.
La sincronización circadiana es necesaria para el buen funcionamiento del cuerpo humano, por lo que alterarla conlleva a desajustes en el organismo que podrían contribuir al problema de obesidad que actualmente vive la población mundial.
Los ritmos circadianos son resultado de los ciclos de la Tierra. El día y la noche imponen retos de adaptación a nuestra conducta y órganos. Durante el día estamos activos, despiertos, comemos y tenemos funciones digestivas; por la noche dormimos, descansamos, se reparan los tejidos, entramos en un estado de ahorro energético y nos baja la temperatura. Aunque pareciera que estos ciclos no son importantes, constantemente nuestro organismo tiene que ajustarse a ellos.
Asimismo, en el cerebro tenemos un reloj biológico que recibe señales directas del ojo sobre los cambios de luz y oscuridad, éstas serán transmitidas por el sistema simpático, parasimpático y algunas hormonas a todos los órganos, e inclusive, a la piel, de manera que nuestros órganos ciclan y presentan momentos de mucha actividad y de poca actividad.
La doctora Carolina Escobar Briones, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM explicó que nuestros órganos se rigen por ciclos, debido a que en todas las células del cuerpo tenemos genes reloj, que presentan ciclos de 24 horas y que interactúan con los genes que regulan el metabolismo en la glucosa.
Agregó que cada uno de estos procesos está coordinado por ritmos circadianos, los cuales le dan un orden temporal al organismo para que nuestra fisiología funcione adecuadamente y que, al verse alterados, nos llevan a subir de peso y presentar síndrome metabólico.
“Sabemos que en la actualidad hay muchos factores que nos impiden dormir bien de noche y cambiar la actividad que debería ser predominante del día hacia la noche. La actividad nocturna le va a dar señales al reloj biológico y lo va a modificar. Los jóvenes que les gusta desvelarse y las personas que trabajan de noche están expuestas a esta situación”, explicó la investigadora universitaria.
Como parte de los diversos estudios de investigación que se han realizado en su laboratorio, la doctora Carolina Escobar comentó que algunos de los resultados han sido que quien se desvela y trabaja de noche, tiende a comer a deshoras, lo que podría interferir con su reloj biológico y enviar señales equivocadas a los órganos.
Entre otros datos, se ha encontrado que los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos se alteran al ajustar el estilo de vida, además de que comer en la fase de sueño genera problemas de sobrepeso y obesidad, por lo que al estar todos los índices por arriba de lo normal, se presenta el síndrome metabólico.
Señaló que nuestro reloj biológico coordina a los órganos para que funcionen a ciertas horas y realicen determinadas actividades en el momento preciso, es decir, mantiene una congruencia y una homeostasis metabólica.
Cuando este reloj da las señales equivocadas, ya sea por la actividad social o por comer durante la noche, ocurre un desajuste en la cuerpo humano, ya que muchas de estas funciones que se deben realizar durante el día son realizadas por la noche cuando nuestro organismo no está preparado para hacerlo.
“Queremos proponer que el sistema circadiano y la alteración de nuestros ritmos circadianos son un factor muy importante que pueden contribuir al problema de obesidad que estamos viviendo en nuestra población, aunque tengamos propensión genética y otras cosas, el estilo de vida ha cambiado mucho, sobre todo vemos que los jóvenes no duermen bien”, finalizó.
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