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Un mundo de Agaves. Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas

Resguarda la diversidad de magueyes mexicanos.

03-09-2021

Por María Luisa Santillán, Ciencia UNAM-DGDC

En México existen plantas por las cuales sentimos una gran cercanía, ya que son parte de nuestra cotidianeidad e identidad como país, por ejemplo, los agaves, conocidos popularmente como magueyes.

Una manera de preservar esa riqueza natural es cuidar a las distintas especies en su lugar de origen, pero también pueden preservarse en las colecciones científicas, en donde son documentadas, clasificadas y estudiadas con fines de investigación.

La Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas del Jardín Botánico de la UNAM, concentra un gran número de ejemplares de estas especies en su resguardo. Además, éstas han servido para distintos propósitos de investigación en áreas de taxonomía, biología molecular, anatomía vegetal, compuestos bioquímicos, polinización e incluso en antropología.

En 2010 la Colección proporcionó fibras para hacer estudios anatómicos y compararlas con las muestras que provenían del penacho de Moctezuma (que se encuentra en Viena), proyecto elaborado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

La colección fue nombrada como “Nacional” por la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos, pues cumple varios requisitos para serlo. Uno de ellos es que concentra una gran diversidad del grupo de agaváceas y nolináceas de México, incluyendo las especies en peligro de extinción. Otro, es que realizan proyectos de investigación, conservación y propagación. Y un tercer requisito es que llevan a cabo actividades de difusión y educación.

Colecciones Nacionales

“En el Herbario Nacional de México (MEXU), conservado en el Instituto de Biología, está la colección más grande de agaváceas mexicanas a nivel mundial, que durante más de 30 años (que llevo en la institución) nos hemos encargado de enriquecer, no sólo con nuestro grupo de trabajo, sino con el apoyo de muchos otros grupos a nivel República”, explica el doctor Abisaí Josué García Mendoza, responsable de dicha colección.

Orígenes de la colección

Los orígenes de la Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas se remontan a la década de 1960, ya que nace junto con el Jardín Botánico de la UNAM.

En ese momento el biólogo Arturo Gómez Pompa era el responsable de su cuidado, pero después se fue a realizar el doctorado a Estados Unidos y, aunque a su regreso estuvo de nuevo al frente de ella, sólo fue por poco tiempo. Entonces la colección se quedó sin un curador que la cuidara, hasta que finalmente se perdió.

Para 1989, el doctor Abisaí Josué García Mendoza ingresó al Instituto de Biología y como encomienda le encargaron hacerse cargo de la colección. Entre 1989 y 1993 se realizaron distintas labores de sanidad, se sacaron las plantas muertas que había, y se repararon las jardineras y los andadores.

Para realizar esta labor, el doctor García Mendoza contó con el apoyo del entonces director del Instituto de Biología, el doctor Antonio Lot Helgueras y el director del Jardín Botánico, doctor Robert Bye. Así, para noviembre de 1994 la colección fue inaugurada formalmente por el entonces rector de la UNAM, el doctor José Sarukhán Kermez.

“La colección tiene varias líneas de apoyo hacia la investigación, la difusión y la divulgación. Nos visitan grupos de estudiantes y público general todos los días, a los cuales el Área de Difusión y Divulgación del propio jardín les dan visitas guiadas y se les muestra qué es un agave, cómo se reconocen, dónde crecen, cuáles son sus caracteres morfológicos, cómo se polinizan, para qué se usan. Es una de las colecciones más importantes que tenemos en la UNAM”, destaca el biólogo.


  • En 2019, la Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas cumplió 25 años. Durante tres días se organizó un evento con numerosas actividades de divulgación y, la Asociación Mexicana de Jardines Botánicos ratificó el otorgamiento de Colección Nacional.

Documentación científica

Para nutrir la colección se realizan dos tipos de colecta. Una para la de plantas vivas y otra para la de plantas secas. Para ambas, se hace trabajo de campo donde se recolectan plantas vivas jóvenes para el jardín y muestras de ejemplares adultos para el herbario.

Al llegar un ejemplar vivo, lo primero que se hace es limpiarlo, lavarlo, fumigarlo y cortarle todas sus partes podridas y secas; se desinfecta y, después de 15 a 20 días, se planta en macetas para que se adapte, vuelva a renovar sus raíces, crezca y, en algún momento, sea introducido a la colección.

Para la colección de plantas secas, se recolectan organismos para herborizar, lo cual consiste en cortar hojas grandes, colectar muestras de flores, de frutos, de semillas y prepararlas. Las hojas, al ser muy gruesas, se tienen que ir rebanando hasta quitar los grandes tejidos que tienen agua y dejar sólo una hoja muy delgada para poderla secar.

Tanto estas hojas como las flores se prensan entre papel periódico y cartones, y se meten en una secadora, con el fin de extraerles toda la humedad y que queden totalmente planas.

Una vez realizada esta labor, se etiquetan con toda la información de la planta y son enviadas al herbario nacional MEXU, donde podrán ser estudiadas por los interesados. Estos ejemplares pueden consultarse también en el Portal de Datos Abiertos UNAM, que muestra las colecciones universitarias.

Uno de los requisitos que cumple para ser considerada una colección científica es que las especies que posee estén debidamente documentadas.

Así, cada ejemplar debe contar con datos como nombre científico, familia; estado de procedencia, municipio, localidad precisa de su ubicación, altitud, coordenadas geográficas hábitat, tipo de suelo y de vegetación en donde estaba creciendo, las especies acompañantes, quién la colectó, fecha; cuáles son los usos para los cuales la gente las emplea en sus zonas de origen; cuáles son sus nombres comunes.

El doctor Abisaí García destaca que además de las publicaciones científicas que han surgido a partir de la colección, también han colectado organismos que han llegado a florecer después de muchos años y llegan a ser un espectáculo por las llamativas inflorescencias, asimismo, se han descrito especies nuevas para la ciencia.




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