16-03-2016
Por Isabel Pérez S., DGDC-UNAM
¿Tu perro está triste e inactivo? ¿No responde a los estímulos externos ni quiere comer? Estos signos podrían ser de un problema médico, pero también es probable que tu mascota esté deprimida.
Hasta hace poco tiempo se pensaba que los animales de compañía como los perros y los gatos no podían padecer enfermedades que afectan únicamente a las personas; hoy se sabe que pueden desarrollar depresión.
La depresión es el estado final de un estrés crónico; en el caso de los animales, este trastorno se manifiesta con conductas extrañas, como lamerse demasiado hasta perder el pelo, corretearse la cola, cazar moscas inexistentes, y en ocasiones, incremento de la agresión sin razón aparente, señala Alberto Tejeda, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM.
Las mascotas podrían deprimirse después de intentar adaptarse a un ambiente nuevo y no lo logran. El entrenamiento violento hacia diversas especies también aumenta las probabilidades de presentar este estado.
En los perros, por ejemplo, los métodos de entrenamiento basados en el castigo y el trato violento los llevan a actuar, primero, de forma extraña y finalmente en lo que se conoce como indefensión aprendida, la cual es la manifestación de un estado de depresión.
Lo mismo puede suceder a los animales del circo, a causa del adiestramiento y los constantes castigos que contribuyen de manera importante a la presencia de signos como falta de apetito, peso bajo y falta de atención al mundo exterior.
Los caninos son animales que necesitan estar acompañados, son muy sociales y el dejarlos solos y en encierro por tiempos prolongados les produce una profunda tristeza; igual sucede si se encuentran en condición de hacinamiento en un lugar reducido que los imposibilita para moverse.
Un animal deprimido pasa por varias etapas: aburrimiento, ansiedad, falta de interés, y por último, la depresión. Cuando la mascota es abandonada, sufre una pérdida ya sea de otro animal o de su dueño; se presenta una tristeza exacerbada si el vínculo afectivo con el individuo era muy fuerte, indica el maestro en producción animal.
Aunque esta situación se da más en perros, los animales que son altamente sociales en vida libre como los elefantes y los primates tienden a padecer esta enfermedad clínica severa.
Un síntoma de un perro en un estado depresivo, es que comienza a tener actividad excesiva; por el contrario, cuando un gato est aacute; triste se queda demasiado quieto, su actividad es casi nula y en su caso, la depresión se presenta cuando el ambiente en el que se encuentra es muy hostil.
Adem aacute;s los mininos pueden presentar síntomas de depresión ante la falta de un humano; sin embargo, esto es más frecuente cuando existe un ambiente poco enriquecido y falto de estímulos, o por el aumento en la competencia social y la ausencia de recursos como alimento o espacio.
Para evitar que los animales se depriman, Alberto Tejeda recomendó estar muy pendiente de las mascotas y su estado de ánimo, esto es, observar su comportamiento y si presentan alguna anormalidad.
De ser así, es necesario llevarlo con un veterinario para una revisión física. Si el diagnóstico es que se encuentra sano, entonces se debe consultar a un etólogo, especialista en comportamiento animal, para ayudarlo a salir de ese estado.
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