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La confusión entre trata de personas y prostitución

La mayoría de las víctimas son captadas con fines de explotación sexual. Imagen: Erika López.

15-03-2016

Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM

La trata de personas dentro de México es más fuerte que la internacional, es decir, de cada 10 que caen en la red de la trata, 7 quedan dentro del territorio mexicano y 3 son llevadas fuera del país.

Esto se debe a una demanda interna que va de la mano con el crecimiento que ha tenido el turismo en el país en los últimos años, puntualizó el doctor Arun Kumar, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Se considera trata de personas cuando estas son atraídas por medio de engaños, ya sea para obtener un empleo o casarse, y posteriormente son trasladadas de un lugar a otro con fines de explotación, ya sea sexual o laboral.

El tratante no siempre es un hombre, puede ser una mujer y también ser parte de la familia de la víctima.

La trata de personas invade a todos los estratos socioeconómicos. La mayor parte de las víctimas son captadas con fines de explotación sexual.  Se estima que alrededor de 80 por ciento de ellos son mujeres, niños y niñas, y el otro 20% son hombres.

En México, Cancún es el centro turístico que ocupa el primer nivel nacional en cuestión de explotación sexual, seguido de Acapulco.

Es común vincular a la trata de personas con la prostitución, o confundirlas. Sin embargo, la prostitución no tiene que ver con la explotación sexual. Para que sea considerada prostitución, la persona tiene que decidir voluntariamente ejercerla, sino es así, entonces es trata de personas.

Vulnerabilidad de los puertos

Con el crecimiento del turismo en el país, también ha habido un aumento en el turismo sexual, aunque el investigador Kumar aclaró que esta demanda no solo ocurre en los puertos, sino también en ciudades como Guadalajara, Monterrey, Ciudad de México, Tijuana y Reynosa, entre otras.

Los puertos son puntos estratégicos que conectan el tráfico terrestre y marítimo, favoreciendo el intercambio de mercancías entre diferentes países, pero también el flujo de personas.

En estos espacios convergen distintas actividades y grupos de población. La doctora Liliana Susana Padilla, del Instituto de Geografía de la UNAM, explicó que las problemáticas en los puertos son diferentes que en las ciudades, entre las cuales destacan la trata de personas y la prostitución.

Señaló ahí al haber mucho flujo de extranjeros, algunos grupos como los migrantes caen con engaños en las redes de trata al no encontrar trabajo.

En cada puerto la problemática es distinta, por ejemplo, en Manzanillo sí se vive más la trata de personas al ser un sitio turístico, industrial y pesquero en donde el flujo de turistas y marinos exacerban esta situación.

Falta aplicar la ley

En materia de legislación contra la trata de personas, los investigadores reconocen que sí ha habido cambios en las leyes; sin embargo, todavía no existen las políticas públicas concretas para combatirla.

Algunas de estas acciones serían que cada estado del país tenga una ley local, así como establecer quién será el encargado de castigar estas acciones, crear albergues para las víctimas, así como una línea telefónica en donde se reciban denuncias y sea posible pedir apoyo y capacitar a las propias víctimas.

Asimismo, señalaron los especialistas, en la legislación se debe de realizar una diferencia entre la trata de personas (relacionada con la explotación sexual o laboral a través del engaño y la coerción) y la prostitución (la cual puede realizarse de forma voluntaria).

Esta falta de diferenciación es la que no ha permitido en nuestro país aplicar la ley a los responsables de la trata de personas.

Coincidieron que una forma de prevenir esta problemática es en primer lugar, lograr una correcta aplicación de la ley, además de crear una conciencia social.

Asimismo, los investigadores llamaron a impulsar el desarrollo económico en las distintas regiones del país, pues la falta de empleo es la que obliga a las jóvenes a dejar su lugar de origen y a ser presas de los tratantes de personas.

 

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