29-01-2016
Por Isabel Pérez S., DGDC-UNAM
La lepra es una enfermedad infecciosa crónica causada por el bacilo de Hansen, cuyo nombre científico es Mycobacterium leprae.
Se caracteriza por los síntomas nerviosos y cutáneos, con la aparición de manchas, tubérculos y úlceras.
Se le llama también enfermedad de Hansen, debido a que fue el doctor Gerhard A. Hansen quien descubrió el bacilo causante de la enfermedad.
Es una enfermedad antigua, incluso mencionada en los textos bíblicos, lo que indica su existencia desde hace siglos en Oriente Medio.
Este 2016, el Día Mundial Contra la Lepra se conmemora el 31 de enero. El objetivo de la fecha es hacer conciencia sobre esta enfermedad y la importancia de llegar a erradicarla.
De acuerdo con Lorena Lammoglia Ordiales, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, la lepra es una enfermedad infectocontagiosa, granulomatosa y crónica que afecta la piel y los nervios periféricos, sin embargo, no es de fácil transmisión.
El contagio es a través del contacto directo y prolongado con alguien. La taza de transmisión entre un matrimonio donde uno de los individuos está contagiado es de 6 por ciento, pero si ambos cónyuges tienen lepra, el porcentaje de contagio aumenta a un 30 por ciento hacia los hijos.
“Lo anterior significa que existe cierta predisposición genética que nos hace susceptibles a la infección por Mycobacterium leprae, un bacilo acidorresistente causante de esta enfermedad”, precisó.
A nivel mundial, existen alrededor de dos millones de enfermos de lepra, por ello en el año 2000 se planteó como objetivo tener menos de un caso por cada 10 mil habitantes.
Actualmente en países como Brasil, Bangladesh, Senegal o la India hay 1.5 casos aproximadamente. En México, existe una prevalencia de 0.35 por cada 10 mil habitantes, lo que significa que se ha alcanzado la meta, señaló la especialista en dermatología.
Destacó que de 1985 a la fecha, se han curado más de 10 millones de casos de este padecimiento que llega a ser incapacitante, ya que afecta a las personas en edades tempranas, productivas laboral y sexualmente.
Las poliquimioterapias es uno de los tratamientos que se utilizan en la lepra, además de otros medicamentos en caso de que el paciente produzca un número considerable de bacilos.
La lepra tiene dos formas comunes: la tuberculoide y la lepromatosa. Ambas formas ocasionan úlceras en la piel. La forma lepromatosa es la más grave y produce grandes protuberancias e hinchazones.
Ambas contienen la Mycobacterium leprae. Algunos síntomas pueden ser lesiones cutáneas que son más claras que el color normal de la piel, lesiones que presentan disminución de la sensibilidad al tacto, al calor o al dolor, y lesiones que no sanan después de algunas semanas o meses; además debilidad muscular y entumecimiento o ausencia de sensibilidad en manos, brazos, piernas y pies.
La lepra es curable y no es necesario separar a los enfermos de la gente sana. No es fácil contagiarse y si se detecta de forma temprana, es posible limitar las complicaciones, mencionó la especialista.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el control de la lepra ha mejorado mucho gracias a las campañas nacionales y locales llevadas a cabo en la mayor parte de los países donde la enfermedad es endémica.
El diagnóstico y tratamiento de la enfermedad se han visto facilitados por la integración de los servicios primarios contra la lepra en los servicios sanitarios generales.
La detección de todos los casos en cada comunidad y la compleción del tratamiento multimedicamentoso prescrito son los principios básicos de la Estrategia mundial mejorada para reducir la carga de morbilidad debida a la lepra: 2011-2015.
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs101/es/
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