Deborah Dultzin: la inquietud de ser estrellífera

El gusto por la ciencia le fue innato. Desde pequeña quiso ser astrónoma, o estrellífera, decía ella, y no desistió hasta conseguirlo. Deborah Dultzin Kessler, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, es pionera en México en el estudio de cuásares, aquellos objetos lejanos que emiten grandes cantidades de energía, con radiaciones similares a las de las estrellas.

Interesada siempre en el estudio de los cuerpos celestes del Universo, se ha dedicado además a investigar otros tipos de galaxias con núcleos activos (NAGs), y ha escudriñado aspectos de los agujeros negros supermasivos (determinación de masas, tasas de acreción, evolución, agujeros negros supermasivos binarios, entre otros). 

De igual modo, analiza las condiciones físicas y cinemáticas del gas ionizado y el polvo más cercano a ellos, la relación entre el hoyo negro con brotes de formación estelar circundantes al núcleo y el entorno de las galaxias activas y el efecto de las interacciones galácticas en la actividad nuclear. Su enfoque ha sido tanto observacional como teórico.

Deborah Dultzin, siempre ansiosa por saber y aprender más sobre el cosmos, tuvo la oportunidad de conocer a Luis Rivera Terrazas, Arcadio Poveda, Paris Pishmish, Luis Estrada y Guillermo Haro, quienes a través de sus conocimientos provocaban cada vez más su curiosidad por este campo de la ciencia.

Física no, matemáticas sí

Hija de inmigrantes, —su madre llegó a México desde Polonia y su padre provenía de Rusia—, la doctora Dultzin sabía que para alcanzar su objetivo, es decir, la astronomía, tenía que pasar primero por la física. “Nunca fue mi favorita, pero no tenía más opción; en cambio, las matemáticas me encantaban”.

Estudió Física en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional, y posteriormente, obtuvo una beca para cursar la maestría en Moscú, donde empezó a prepararse como astrofísica relativista; fue ahí donde descubrió los cuásares, mismos que apenas comenzaban a explorarse.

&ldquo Había muchas teorías en torno a estos objetos, se hablaba de cuál podría ser su fuente de energía, la variabilidad en el brillo, etcétera.  Yakov Borisovich Zel’dovich, mi profesor durante mi estancia en la Unión Soviética, fue el primero en proponer la teoría de que la fuente de energía era la caída de material a un hoyo negro supermasivo. Fue algo espectacular”, compartió.

Deborah Dultzin regresó a México por problemas de salud sin que pudiera terminar la tesis doctoral. Al llegar aquí se dio cuenta de que los cuásares y la relatividad general eran temas de los que nadie hablaba, no los conocían.

Después de un tiempo, se fue a París a terminar el doctorado. Allá por fin conoció a una colega que como ella, estaba muy interesada en el estudio de cuásares; juntas aplicamos nuestros conocimientos sobre hoyos negros, relató.

A su regreso a México, puso en práctica lo aprendido sobre la teoría de la relatividad, los agujeros negros y por supuesto, los cuásares.
 

Fructífera trayectoria

Los trabajos de Dultzin Kessler han recibido cerca de 3 mil citas. Ha trabajado con telescopios en tierra nacionales y con los mayores del mundo, además de telescopios espaciales.

En 2007 se organizó el simposio internacional “The Nuclear Region, Host Galaxy and Environment of Active Galaxies”, como homenaje a sus 60 años, por la relevancia de sus investigaciones, por su trabajo pionero y por la formación de un grupo de investigadores de primera línea en el estudio de los núcleos activos de galaxias en México

Ha dirigido decenas de tesis de Licenciatura y Doctorado. Es profesora de la Facultad de Ciencias de esta casa de estudios y varios de sus estudiantes son actualmente investigadores destacados.  Es una investigadora que ha hecho el esfuerzo por popularizar su trabajo en conferencias, entrevistas de radio y televisión. De su libro "Cuásares en los confines del Universo" se han hecho dos reediciones y cinco reimpresiones.