19-11-2014
Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM
La calidad del aire es una cuestión de conciencia, de políticas públicas y de educación ambiental en todos los niveles sociales, aspectos en los que se ha fallado, señaló la doctora Rocío García Martínez, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
La contaminación atmosférica es una problemática ambiental que en la mayoría de los casos se ha asociado principalmente a las grandes ciudades, como consecuencia del crecimiento industrial, del incremento en el parque vehicular (público y privado) y al cambio del uso de suelo, entre otros aspectos.
El transporte público y la industria emiten ciertos gases tóxicos que entran en contacto con las partículas de la atmósfera, perjudicando de forma seria y dañina a los seres humanos, animales y plantas. Esto conlleva a que existan graves riesgos para la salud como la morbilidad y mortalidad asociada a padecimientos cardiovasculares y respiratorios.
Aunque existen normas federales y locales para regular las emisiones de diversos contaminantes como el ozono, el óxido de azufre, el monóxido de carbono, el óxido de nitrógeno, el dióxido de carbono y el material particulado, es necesario vigilar que éstas se apliquen y que haya sanciones reales para quienes no las cumplan, comentó.
Los contaminantes son emitidos a la atmósfera a través de dos fuentes: las naturales como incendios forestales y emisiones de gases volcánicos, entre otros, y las antropogénicas que son generadas por el humano, ya sea por el tráfico vehicular, refinerías, la industria y la mala disposición de la basura.
Alrededor de 30 por ciento de las enfermedades respiratorias están relacionadas con la calidad del aire y entre las poblaciones más vulnerables por la contaminación ambiental se encuentran los niños, las mujeres embarazadas y adultos mayores. Ciudades como Guadalajara, Monterrey, Toluca y el Distrito Federal son de las más contaminadas del país.
García Ramírez explicó que aunque el único factor que ayuda a la dispersión de los contaminantes es el aire, se debe promover en las autoridades y la sociedad en general una cultura del cuidado del medio ambiente. “No importa en qué nivel socioeconómico estés, en cualquiera de ellos encontramos gente que saca su basura a la calle por las noches, tira basura por la ventana del automóvil, saca a pasear a sus mascotas y no levanta las heces”.
Dijo que en el Distrito Federal, las marchas también son un problema severo que contribuyen a que se incremente los niveles de monóxido de carbono y ozono por el aumento en el tránsito vehicular, además de que sino hay condiciones climáticas, como el viento, que favorezcan la dispersión de los contaminantes, estos se estancan por las características topográficas de la ciudad.
De esta manera, los contaminantes emitidos a la atmósfera que son inhalados o absorbidos por la piel pueden causar graves estragos en la salud, como es el caso del daño por metales pesados como el aluminio, cadmio, cromo, manganeso, plomo y vanadio.
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