02-06-2014
Por Isabel Pérez S., DGDC-UNAM
Infecciones pulmonares, de heridas, de vías urinarias y accesos vasculares, son las más frecuentes después de una cirugía.
Estas suceden cuando se altera el equilibrio que mantienen los gérmenes causantes de la infección, las características del paciente y los cuidados de la técnica quirúrgica.
Jesús Tapia Jurado, jefe del Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UNAM, indicó que hay diversos factores que influyen en la existencia de una infección: el tipo de enfermedad que hizo necesaria la cirugía, las condiciones clínicas del paciente (edad, estado nutricional, enfermedades concomitantes como diabetes mellitus, obesidad, hipertensión arterial, inmunodeficiencias), y los cuidados postoperatorios.
“No es lo mismo someterse a una operación en un hospital certificado, que en uno de bajo control y en donde además los pacientes son desnutridos o ancianos, lo que los hace más propensos a esta situación”.
En entrevista, Jesús Tapia detalló que las posibilidades de que una herida quirúrgica se infecte, dependen de cómo se clasifique. Existen heridas limpias, es decir, una enfermedad no infecciosa; las heridas limpias contaminadas, que se refieren a una enfermedad no infecciosa pero donde se abordan cavidades orgánicas, como la vejiga o los intestinos.
En cambio, las heridas contaminadas, abundó Tapia Jurado, se dan cuando hay enfermedad infecciosa no complicada como colecistitis (inflamación de la vesícula biliar), o apendicitis agudas.
Finalmente, están las heridas sucias, donde la enfermedad infecciosa ya está complicada con abscesos purulentos. En este contexto, dijo, la posibilidad de infección de la herida puede ir del 3 hasta el 100 por ciento, dependiendo de los múltiples factores mencionados.
El especialista recomendó a los médicos cirujanos estar actualizados con respecto a las innovaciones en técnicas quirúrgicas, de materiales, esterilización y antisépticos, a fin de evitar que se presente una infección.
Consideró de suma importancia el uso racional de ambientes estériles, cuándo y cómo rasurar el área quirúrgica, tipos de antisépticos actuales, antibióticos profilácticos (higiénicos), y terapéuticos; limpieza intestinal, cuidados generales de las heridas, retiro de puntos y cirugía de menor trauma (endoscópica entre otros. Todo con la intención de prevenir.
“Es necesaria también la estabilización de enfermedades asociadas a fin de que los pacientes se encuentren correctamente compensados para poder enfrentar la agresión quirúrgica, es decir mejorar el estado nutricional, corregir la hiperglucemia si existe, evitar daño renal, etcétera”, recomendó el médico.
Además el manejo post-operatorio es trascendental, ya que la vigilancia inadecuada así como las deficiencias en las curaciones de las heridas pueden derivar en una grave infección que pudo haberse evitado.
Aunque se han registrado grandes avances en materia quirúrgica, concluyó el especialista, pues actualmente es menos traumática y mutilante, y más funcional, anatómica y segura, es de suma importancia que los cirujanos cumplan con las medidas de higiene obligadas en todo paciente quirúrgico y den seguimiento a los protocolos de cirugía segura ya establecidos.
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