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Ira destructiva daña la salud y las relaciones interpersonales

Respiración agitada y elevación del ritmo cardiaco, respuestas que acompañan un ataque de ira. Diseño: Jareni Ayala.

08-01-2014

Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM



No todas las personas responden igual cuando se enojan. Algunas logran calmarse casi inmediatamente, mientras que otras tardan más en hacerlo ycuando recuerdan el motivo que les causó el enojo, vuelven a tener las mismas sensaciones que cuando ocurrió.

Los psicólogos se han preguntado por qué nos enojamos, qué provoca que algunas personas puedan enojarse casi ante cualquier cosa o cuáles son las razones para despertar ese sentimiento que puede convertirse en agresión.

Los seres humanos tenemos distintas emociones como la alegría, el amor, el llanto y la ira. Unas llegan a ser muy intensas y otras no, sin embargo todas nos sirven para adaptarnos al medio y nos brindan recursos para salir adelante en las demandas que nos presenta nuestro entorno.

Emoción básica

La ira o enojo es una de las emociones básicas de los seres humanos; es protectora y desde ese punto de vista no es considerada como una emoción negativa, sino que nos ayuda a adaptarnos y a solucionar problemas. Sin embargo, al igual que cualquier otra emoción, cuando es muy intensa se vuelve desadaptativa.

Una de las funciones de la ira adaptativa es darnos energía para quitar los obstáculos, naturales o sociales que encontramos para lograr objetivos. De acuerdo con la doctora Dolores Mercado Corona, de la Facultad de Psicología de la UNAM, por lo general las emociones se producen en contextos sociales y no naturales.

“Por ejemplo, generalmente las personas no se enojan porque hubo un sismo o una inundación, se enojan porque con el sismo se cayó el edificio que estaba mal construido. Es decir, nos enojamos porque algún agente social, ya sea una persona o institución, nos pone un obstáculoo comete una injusticia”.

La investigadora universitaria señaló que también existe la ira destructiva y aquella que sirve para restaurar la injusticia. Agregó que cuando la ira es muy intensa puede dañar al propio organismo, ya que se presentan descargas hormonales y nerviosas que perjudican las arterias. Asimismo, desde el punto de vista social, daña las relaciones interpersonales, por ejemplo, cuando tenemos que trabajar o convivir con una persona que constantemente está enojada es común que la evitemos.

Mecanismos del enojo

El cerebro está integrado por el tallo cerebral y la corteza cerebral. El primero es el más antiguo en la evolución y los animales también lo poseen. La segunda es la envoltura más externa y los humanos somos quienes la tenemos más desarrollada en comparación con otros seres.

Se cree que el enojo es generado en el tallo cerebral y surge automáticamente, es decir, primero nos enojamos y después reflexionamos por qué. La doctora Dolores Mercado Corona explicó que esto no significa que el enojo solo sea mediado por esta zona del cerebro, sino que una vez que se presenta, el impulso nervioso (la información) se va a la corteza en donde se interpreta de acuerdo a los aprendizajes que tenemos.

La investigadora destacó que el humano posee dos sistemas emocionales: el biológico y el social. El primero responde más rápido y es más rígido, pues nos sirve para sobrevivir. Por lo tanto, cuando nos enojamos primero respondemos y después averiguamos qué pasó.

De esta manera, cuando aparece la ira se presentan algunas respuestas fisiológicas como respiración agitada, elevación del ritmo cardiaco, se siente agolpada la sangre en la cabeza e incluso las piernas pueden sentirse tensas. Posteriormente se presenta una respuesta cognoscitiva basada en lo que nosotros interpretamos de lo que está sucediendo.

Además, todas las emociones tienen ciertos inhibidores, por tanto, cuando se dispara la ira entra un sistema inhibitorio biológico que permite que poco a poco nos vayamos tranquilizando. También existen inhibidores sociales que los seres humanos utilizamos frente a una situación para evitar ciertas consecuencias.

La doctora Mercado Corona señaló que no toda la agresión está motivada por la ira y dijo que existe otro motivador muy fuerte: el poder. “En el sistema de agresión nosotros encontramos que es mucho más probable que agreda el que es más fuerte: físicamente, en capacidad intelectual o en conocimientos”.

Medición de la ira y la hostilidad

Uno de los aspectos relacionados con la ira es la hostilidad, considerada una característica más cognoscitiva y permanente, además es una forma sistemática de responder e interpretar las cosas. Cuando una persona es hostil constantemente está pensando que alguien quiere hacerle un mal y que existe la necesidad de defenderse. La investigadora comenta que con anterioridad a esto se le llamaba paranoia.

En la actualidad se sabe que la hostilidad está muy relacionada con la aparición de enfermedades cardiovasculares. En estudios de laboratorio se ha encontrado que aquellas personas que presentan un proceso inhibitorio de la ira más lento que otras son las que tienen más riesgo de presentar este tipo de padecimientos.

La psicóloga Dolores Mercado, junto a su grupo de investigación, creó hace dos años una prueba que mide la ira y la hostilidad. Esta herramienta tiene los objetivos de ser un instrumento que verdaderamente mida estos aspectos para hacer investigación y con base en ella tomar algunas medidas preventivas; además de detectar de qué elementos está compuesta la ira. Además de que fue creada para hacer diagnóstico. De esta forma la prueba mide ciertos componentes para que el terapeuta  trabaje sobre el que esté más expresado.

La investigadora señaló que uno de los componentes que se expresa mucho es el poder, sobre todo en los hombres. “Yo creo que hay un momento en que interactúan mucho la ira con el poder. Si es una persona que tiene una gran necesidad de poder va a encontrar muy frecuentemente cosas que no le satisfacen esa necesidad de poder, entonces eso hará más probable que se enoje cuando no obtiene los resultados esperados y también que quiera que las cosas sean como él dice”.

Si bien, no podemos eliminar las emociones, sí es posible modularlas para que su intensidad sea menor y evitar las consecuencias que dañen nuestra salud física,  emocional y la relación con los demás. En palabras de la doctora Mercado,  “el enojo es una cadena como la tristeza; es como un espiral para abajo en que la persona se va cayendo y llega un momento en que no pude salir.”

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