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Envases inteligentes para hortalizas y frutos

Las nuevas tendencias en el manejo de productos frescos exigen el control de enfermedades. Diseño: Bárbara Castrejón.

14-06-2013

Por Naix’ieli Castillo García, DGDC-UNAM



México tiene un atraso de entre 10 y 15 años en el uso de tecnologías como envases inteligentes para el manejo de frutos y hortalizas tras la cosecha, mientras que países como Estados Unidos y Japón son los líderes mundiales, señaló María Andrea Trejo Márquez, responsable del Laboratorio Postcosecha de Productos Vegetales de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM.

La doctora en alimentos por la Universidad Autónoma de Barcelona, señaló que ya existen contenedores que han sido diseñados para diagnosticar al producto vegetal. Entre otras capacidades, pueden mostrar si la atmósfera a la que fue envasado un producto se mantiene constante o medir el pH para conocer el grado de madurez del fruto u hortaliza.

También los hay con indicadores de temperatura que revelan si la cadena de frío se ha alterado durante todo el ciclo de manejo del alimento. Otros envases activos absorben gases que afectan la frescura de las frutas como CO2, etileno y oxígeno, prolongando su vida de anaquel.

Películas comestibles

Las nuevas tendencias en el manejo de productos frescos exigen que se controlen plagas y enfermedades, al mismo tiempo que se disminuye el uso de plaguicidas, fungicidas y pesticidas. Las nuevas tecnologías deben además mantener la calidad nutricional del alimento o incluso aportar beneficios extras al consumidor.

En el Laboratorio de Postcosecha de Productos Vegetales, la doctora Trejo Márquez y sus colaboradores han desarrollado películas comestibles envolventes, las cuales contienen compuestos bioactivos que ayudan a controlar el crecimiento de hongos y otros microorganismos que afectan la calidad de las frutas.

Compuestos bioactivos de plantas desérticas

Para obtener los compuestos bioactivos presentes en las películas protectoras, los especialistas de la FES estudiaron plantas provenientes del desierto mexicano, las cuales habían sido usadas tradicionalmente por su acción antibiótica, antimicrobiana y fungicida.

Ya han probado in vitro, con buenos resultados, extractos de plantas originarias de los desiertos mexicanos como el orégano, la sangre de drago y la hoja sen. También están en proceso de estudio el romero, la damiana y la planta llamada gobernadora.

En el laboratorio, los especialistas identifican qué enfermedades o plagas combate cada uno de los principios activos y diseñan películas especiales de acuerdo a las necesidades de cada fruto. Las  películas tienen la ventaja de que, además de ser amigables con el medio ambiente, aportan una cantidad extra de antioxidantes a la dieta.

Hasta ahora los especialistas ya han diseñado envases inteligentes para jitomate, mangos, pitahaya, aguacate, fresas y otros productos mínimamente procesados como granada en vasos desechables.

Problemas fitosanitarios en frutos mexicanos

Es fundamental, sostuvo Andrea Trejo, usar el tratamiento más adecuado para cada alimento y destino al que se dirige. En el pasado, México ya ha tenido problemas con Estados Unidos y Canadá por la exportación de productos contaminados, que han ocasionado problemas de salud a consumidores de esos países.

En 1997, fueron reportados 153 casos de hepatitis A, en Michigan, Estados Unidos que fueron asociados al consumo de fresa proveniente de México. Aunque nunca se pudo confirmar la fuente de la contaminación, la FDA determinó que la cosecha se realizó en condiciones insalubres en algún huerto mexicano.

A raíz de ese incidente, la fresa tuvo muchos problemas para su exportación, además de que en México también se afectó la imagen del fruto y disminuyó considerablemente la superficie sembrada de fresa.

Un problema similar surgió cuando se encontró, en Estados Unidos, melón cantaloupe contaminado con salmonela. En 2002, se impuso detención del producto sin evidencia física de contaminación; para el año 2003, ya se habían dejado de percibir 170 millones de dólares en el mercado de este producto y, finalmente, en 2008 se cerró la frontera a la exportación de melón.

La investigadora, quien en el 2006 se hizo acreedora al Premio en Ciencia y Tecnología de Alimentos otorgado por la empresa Coca Cola y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, opinó que por ser México un importante país exportador de frutas, verduras y hortalizas, debería impulsar más la investigación en nuevas tecnologías de alimentos para garantizar la calidad de estos productos y facilitar su paso a las fronteras.

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