encabezado_seccion
encabezado_seccion

No existe tecnología para acceder al lugar donde se generan los sismos: Cinna Lomnitz

"Se vale tenerle respeto a los sismos". Cinna Lomnitz. Foto: Bárbara Castrejón Gómez.

14-05-2013

Por Naix’ieli Castillo García, DGDC-UNAM


El doctor Cinna Lomnitz ha dedicado su vida al estudio de los sismos. Una de sus aportaciones al conocimiento mundial es la Ley de Lomnitz, usada por sismólogos en todo el mundo. Esta ley describe la forma en que una roca se deforma en el transcurso del tiempo bajo la acción de una fuerza constante.

Fue alumno de Francis Richter, el científico estadounidense célebre por desarrollar la escala para medir sismos que lleva su nombre.

El doctor Lomnitz es investigador emérito del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM. Sus colegas lo describen como un hombre visionario que aborda con creatividad los problemas científicos y que tiene, además, un profundo compromiso con la divulgación de la ciencia.

¿Qué es lo que más lo maravilla del fenómeno de los sismos?

Actualmente, no existe ninguna tecnología que dé un acceso directo a la región de la Tierra donde se genera un sismo. Las perforaciones más profundas que se han logrado son del orden de 10 a menos de 15 kilómetros, mientras que los temblores que tenemos en la costa del Pacífico se producen a una profundidad de entre 20 y 40 kilómetros.

Mi maestro, el profesor Richter, siempre nos decía que recordáramos que nosotros no sabemos cómo es el material a esa profundidad, las condiciones de temperatura y presión a esas profundidades; las conocemos solamente por cálculos.

Además, la cobertura de datos instrumentales sobre los sismos no va más allá de 1900. Antes de esa época no tenemos datos instrumentales, sino solamente datos históricos como publicaciones en los periódicos. Entre otras naciones del mundo, México es uno de los países que más datos tiene porque se estableció el Servicio Sismológico Nacional en 1910.

¿Cómo eran los primeros sismógrafos?

Los primeros sismógrafos eran mecánicos, eran unos péndulos de masa enorme, en México tenemos uno, en el Museo de Geofísica de la UNAM, pesa 17 toneladas y es único en el continente americano. Fue importado de Alemania, donde fue construido por el mismo tecnólogo que lo inventó.

Este tipo de sismógrafos deben de tener una masa muy grande porque no tienen energía eléctrica. Cuando viene el temblor, la masa que está suspendida, por su enorme peso, tiene también una gran inercia y se mueve menos que el piso. Lo que se registra es el movimiento relativo entre la masa y el piso.

Así fueron durante varias décadas, hasta que se inventaron los sismógrafos electromagnéticos, que también tienen una masa, pero mucho más pequeña y son capaces de medir movimientos relativos con más sensibilidad.

¿Cuál considera que es la mayor aportación de la ciencia y la tecnología en relación con el fenómeno de los sismos?

En México, uno de los más grandes logros de la ciencia fue que la UNAM se hiciera cargo del Servicio Sismológico Nacional (SSN) en 1929, porque antes de eso el SSN era una dependencia de la Secretaría de Gobernación y no funcionaba bien. Era la época de la Revolución, había muchos disturbios y no había dinero ni equipo.

Otra de las aportaciones más importantes de la sismología, fue proporcionar información para tratar de entender la estructura interna de la Tierra, ahí donde ningún ser humano ha llegado para saber cómo es.

Las ondas sísmicas atraviesan todo el planeta. Por  ejemplo, un temblor en Zihuatanejo, llega a su punto más alejado, en algún lugar de la India, en unos 21 minutos.  Las ondas sísmicas se propagan por todo el mundo y se miden en las estaciones sísmicas, estas, reflejan cualquier discontinuidad, por eso sabemos, por ejemplo, que el núcleo de la Tierra es líquido.

Los ingenieros sísmicos estudian la interacción de las ondas sísmicas con las construcciones. Esta disciplina se fue desarrollando cuando, tras los temblores fuertes, se caían edificios y así se fue aprendiendo de los errores, para construir edificios más resistentes y seguros.

¿Qué hemos aprendido en México sobre los sismos?

Los antiguos habitantes prehispánicos construyeron la Ciudad de México en una isla que había en el antiguo lago. Cuando vinieron los españoles, durante la colonia, había inundaciones todos los años y para evitarlas comenzaron a drenar el lago. Los primeros canales para desaguarlo se construyeron alrededor de 1600. La primera salida que escogieron los ingenieros europeos fue hacia Cuautitlán.

El lago se fue encogiendo y ya en el siglo XIX empezaron a construir fuera de la isla, sobre el lodo. La isla original llegaba a donde está ahora el Palacio de Bellas Artes y la Torre Latinoamericana. La iglesia de San Judas Tadeo, cerca del metro Juárez, fue una de las primeras construcciones que se construyeron sobre el lodo.

El edificio del Palacio de Minería, de principios de 1800, que es un edificio muy pesado, también se construyó sobre el lodo y ya incluía los saberes de los ingenieros de esa época. El edificio no se ha caído y ha resistido muchos temblores fuertes.

Los primeros reglamentos de construcción se hicieron casi cien años después. Actualmente la Ciudad de México tiene una norma sísmica, cada vez se va ampliando y cambia casi todos los años.

Esa norma contempla una división del área urbana en tres zonas. La zona uno son las lomas, que es terreno firme, la zona dos es una zona intermedia con terreno ni firme ni blando, y la zona tres es la zona donde estaba el lago y es la que tiene las normas más estrictas. En el sismo de 1985, todos los edificios que se cayeron, más de 400, estaban en la zona tres, y ni un solo edificio se cayó en la zona uno. 

¿Cuando era pequeño alguna vez pensó dedicarse al estudio de los sismos?

No, la verdad nunca pensé que me iba a dedicar a esto. Ser sismólogo es una profesión que nadie piensa. Ahora sufrimos una escasez de sismólogos en México y yo diría que en todas partes. Acabamos de pasar por un desastre sísmico gravísimo en Japón, que es el país con el mayor número de sismólogos por habitante en el mundo. Hay miles de sismólogos en Japón.

El mensaje para los nuevos sismólogos es que se preparen muy bien y que trabajen duro porque de ellos depende mucha gente.  Mi mayor satisfacción es ver que en México se hacen construcciones importantes, bien hechas, de acuerdo a las normas antisísmicas.  Ya existen edificios que podemos afirmar que son seguros.

¿Cómo se prepara usted para estar seguro en caso de un sismo?

La casa donde vivo la construimos nosotros, creo que está bien hecha y resistirá los sismos, además se encuentra en la zona uno donde el suelo es firme y no hay tanto riesgo, pero sí se vale tenerle respeto a los sismos. 

Publicaciones relacionadas

¿Buscas información de sismos?

Educación, ciencia y tecnología ¿hacia dónde van en el próximo gobierno?

Especial 19S: Creencias y registro de sismos en el México prehispánico


Explora la ciencia en la UNAM en tu formato preferido

Enrédate         Síguenos en nuestras redes sociales

 

Gacetas UNAM

 

Misión espacial

 

Covid-19

 

Navega por la Ciencia en la UNAM


Ciencia Joven

Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Dirección General de Divulgación de la Ciencia (DGDC)
Hecho en México. Todos los derechos reservados 2024. La información aquí publicada tiene como fuente principal a investigadores de la UNAM y es responsabilidad de quien la emite; no necesariamente refleja el punto de vista de esta institución. Los contenidos pueden ser reproducidos con fines no lucrativos, siempre y cuando no se mutile, se cite la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma, requiere permiso previo por escrito de la institución. Créditos

Apoyado por Proyecto PAPIME PE306815

Sitio web administrado por:
Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM

Desarrollado por Smart Systems

/DGDCUNAM