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Alcoholismo, enfermedad que gana víctimas jóvenes

El alcohol proporciona una sensación tranquilizante. Foto: Bárbara Castrejón Gómez.

12-11-2012

Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM





Los adolescentes son el grupo de edad que presenta los niveles más altos de consumo de alcohol de manera consuetudinaria, es decir, que beben por lo menos una vez a la semana o grandes cantidades en una sola ocasión.

Dentro de esta práctica, el número de mujeres jóvenes que entra en esta clasificación va en aumento. Además, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, poco más de cuatro millones de mexicanos presentan un patrón de abuso-dependencia del alcohol.

La escolaridad es un factor que disminuye el riesgo de consumo en la población joven, por lo que una preocupación creciente en nuestro país es que existen alrededor de 7 millones de adolescentes que no estudian. Por lo cual, esta población se encuentra más expuesta a consumir drogas y alcohol, al tener más tiempo libre y no realizar ningún tipo de actividad académica y recreativa.

De acuerdo con el doctor Benjamín Guerrero López, coordinador de la Clínica del Programa de Salud Mental del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, el alcoholismo es una problemática muy frecuente en la población joven y explicó que entre los universitarios se han detectado tres patrones de consumo: el social, de abuso y de dependencia.

Por lo anterior, el tratamiento para esta enfermedad debe ser integral e incluir las partes médica, psiquiátrica, psicológica y de apoyo de grupo, pues cuando esto sucede el éxito que se obtiene con los pacientes es mayor.

Dependencia del alcohol daña la salud

El alcohol proporciona un efecto tranquilizante que está relacionado con circuitos neurobiológicos de recompensa y de placer, así como con la dopamina, sustancia producida en el sistema nervioso. Cuando aumenta su consumo se producen cambios en estos circuitos que a su vez provocarán modificaciones a nivel cerebral, pero también hepático y corporal.

El alcoholismo es una enfermedad que se conoce como dependencia a alcohol, la cual está relacionada con dos factores: un síndrome de abstinencia y un síntoma de tolerancia. El primero significa que el organismo necesita esa sustancia para funcionar normalmente y que cuando no la tiene se generan reacciones como temblor, inquietud y desesperación, que sólo desaparecen cuando la persona vuelve a consumir alcohol.

El síntoma de tolerancia es cuando el organismo va adaptándose a consumir mayores cantidades de alcohol, generando cambios biológicos y bioquímicos que permiten que la persona ingiera cada vez más esta sustancia.

El doctor Guerrero López explicó que estos dos factores no dependen del tiempo durante el cual se haya consumido alcohol, sino más bien de su aparición. “Hay personas que tardan más tiempo y otras que consumen de manera consuetudinaria y no lo desarrollan, porque también depende de las cantidades; hay gente que con menos copas se marea y otras que necesitan muchas, sin que presenten esa tolerancia que se van creando cuando uno consume alcohol.”

Algunos trastornos como la depresión o la ansiedad generan problemas de alcoholismo o viceversa. Aunado a esto, el especialista señaló que cada vez son más las mujeres quienes consumen alcohol como una forma de disminuir el dolor emocional durante sus estados depresivos.

Además, conforme la dependencia a esta sustancia aumenta el cerebro se daña y se llegan a desarrollar trastornos parecidos a la demencia o psicóticos como la esquizofrenia. Cabe señalar que para que un alcohólico se vuelva agresivo, desinhibido o violento dependerá del tiempo y la cantidad de alcohol consumido, así como de qué tan dañado se encuentre su cerebro.

Reconocer la adicción y tratarla

Dos de los criterios tomados en cuenta para considerar que hay abuso de alcohol es que la persona lo consuma en situaciones de riesgo, por ejemplo, cuando al ingerir altas cantidades decide manejar, y modificaciones en su funcionamiento social, es decir, cuando hay cambios en sus patrones de conducta y se ven afectados su entorno familiar y laboral.

“Primero se empieza con un patrón de abuso. El siguiente paso es que cuando no toma se siente mal y ahí ya hablamos de dependencia a alcohol, que la gente lo conoce como alcoholismo. Entonces ya se convirtió en un problema de adicción”, comentó el doctor Guerrero López.

Uno de los problemas a los que se enfrenta una persona con alcoholismo es que siente que tiene control sobre su patrón de consumo, cuando no es así y, por lo tanto, no reconoce su dependencia al alcohol y no podrá iniciar un tratamiento.

Muchos de los tratamientos no funcionan si no existe la conciencia de que tiene un problema con el consumo de la sustancia, dijo el investigador universitario, quien agregó que esta etapa es lo que grupos como Alcohólicos Anónimos conocen como tocar fondo, la cual es muy variable en cada persona, pero que es importante para iniciar con un tratamiento de alcoholismo, el cual debe ser integral e incluir distintas especialidades. Cada uno de los tratamientos debe ser individualizado y personalizado.

El doctor Guerrero López comentó que 90 por ciento de los pacientes que se someten a tratamiento recaen, lo cual dependerá de la fase en la que se encuentren, qué tan conscientes estén de su alcoholismo y qué tan motivados se sientan para continuar con el tratamiento.

En aquellos pacientes cuyo estado físico se encuentra más dañado debido al consumo de alcohol se emplean medidas terapéuticas para desintoxicarlo y evitar que convulsione, así como administrarle multivitamínicos, ya que presentan algunas deficiencia de vitamina B y B1 que pueden generar complicaciones a nivel del sistema nervioso central.

Regulación de centros de atención

En México existen centros de atención llamados anexos que no están regulados por instancias gubernamentales y en los cuales no se cuenta con la infraestructura necesaria para brindar un tratamiento integral para personas con alcoholismo. El especialista explicó que en estos lugares muchas ocasiones tratan de forzar al paciente a dejar su dependencia a alcohol y emplean medidas que le dejan secuelas de resentimiento hacia la familia y la misma sociedad.

“Cuando no tienen todo este conocimiento de que los tratamientos tienen que ser integrales y se basan en algo que el conductismo defendía mucho y que era la aversión, es decir, en un estímulo aversivo para evitar que consuman, con golpes o groserías, le hacen tener una catarsis al paciente y sentirse culpable de su consumo. Creen que esto va a conseguir que deje de tomar, pero estas terapéuticas, que son altamente dañinas, lejos de dejar una situación positiva para el paciente y ayudarle a dejar el alcohol, le dejan una herida muy grande”, explicó.

El especialista dijo que en la actualidad existe un esfuerzo por parte de la Comisión Nacional de Adicciones de la Secretaría de Salud por regular este tipo de centros, al establecer normas de operación para ellos.

Asimismo, uno de los retos de la Agenda Ciudadada de Ciencia, Tecnología e Innovación, es integrar la atención de la salud mental y las adicciones al sistema de salud pública, con el fin de ampliar las posibilidades de tratamiento. 

Labor universitaria

Uno de los estudios que llevan a cabo en el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina consiste en conocer el fenómeno adictivo en su población clínica, tanto del alcohol como de otras sustancias para identificar cuál es su patrón de consumo y cómo está asociado con alguno de los trastornos por los que asisten.

Dijo que los jóvenes son la población que está en mayor riesgo de consumir cualquier tipo de sustancias, por lo que estudiar les permite mantenerse alejados de cualquier adicción a sustancias.

En cuanto al programa que llevan a cabo con estudiantes universitarios, explicó que es importante detectar el problema por el cual acuden con ellos: si sólo es por algún trastorno de ansiedad o depresión, es atendido en el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental, pero si presenta algún patrón de abuso o dependencia a sustancias, como el alcohol, es enviado a centros como Acasulco de la Facultad de Psicología o al Centro de Atención al Alcohólico y su Familia, del Instituto Nacional de Psiquiatría.

El doctor Benjamín Guerrero López reconoció que el “80 por ciento de los jóvenes consume alcohol, pero es difícil determinar cuánto. Lo importante es saber cuántas personas con patrones de abuso y dependencia habría en la universidad, para identificarlos y saber cuáles serían las prioridades de tratamiento y de intervención que podemos brindarles.”


  

   

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