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Posible contacto entre polinesios y americanos antes de Colón

Evidencias de que los antiguos polinesios y los americanos nativos se conocieron antes de que los europeos llegaran a América

21-10-2020

Por Verónica Guerrero Mothelet, Ciencia UNAM-DGDC

Una investigación multinacional, con participación de científicos mexicanos, presentó evidencias concluyentes de que los americanos originarios tuvieron contacto con los antiguos habitantes de la Polinesia alrededor del siglo XIII de nuestra era, antes de que los europeos llegaran a América.

El estudio fue dirigido por el doctor Andrés Moreno Estrada, del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (CINVESTAV), con la colaboración de científicos del Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), del Laboratorio Internacional de Investigación sobre el Genoma Humano (LIIGH-UNAM), de Oxford y Stanford Medicine, entre otras instituciones.

El equipo realizó un extenso análisis genómico para demostrar una hipótesis ampliamente debatida: Los antiguos polinesios y los americanos nativos se conocieron en un momento de la historia y, durante ese tiempo, individuos de ambas culturas tuvieron descendientes con ADN tanto americano nativo como polinesio.

Las investigaciones interdisciplinarias, que integran estudios genómicos, arqueológicos y lingüísticos, son muy relevantes porque “nos permiten la reconstrucción integral más fiable sobre nuestro pasado”, nos comenta el doctor Diego Ortega Del Vecchyo, investigador del LIIGH y experto en el tema.

La hipótesis de que ambas poblaciones interactuaron antes del arribo de Colón surgió hace unos diez años, a partir del estudio de elementos culturales en común, como el conocimiento y cultivo de la batata.

La batata, o camote, es un alimento nativo de Centro y Sudamérica, pero desde hace siglos se cultiva y consume en Oceanía (donde está la Polinesia). Originalmente se pensaba que había sido llevada por españoles y portugueses después del siglo XVI, pero los arqueólogos han encontrado restos más antiguos del tubérculo.

Además, estudios lingüísticos indican que el sonido del término que se utilizaba en la lengua antecesora del polinésico para designar el camote (*kumala) es similar al nombre que recibe en algunas lenguas americanas, como el cañari de Ecuador (kumal). Esto sugiere que ambas poblaciones pudieron encontrarse antes de que los europeos se establecieran en América.

Algunos arqueólogos han propuesto que, siglos atrás, los polinésicos posiblemente desembarcaron en la actual Colombia; o bien, que un grupo de americanos precolombinos navegaron fuera de curso hasta tropezarse con la Polinesia.

Sin embargo, no han tenido resultados concluyentes los intentos de utilizar estudios genéticos del camote para demostrar que tanto la batata americana, como la polinésica, eran genéticamente iguales.

Y aunque se han obtenido muestras antiguas de cinco individuos de Polinesia, no se encontraron pruebas de ADN proveniente de América.

Así, sin una demostración científica, la hipótesis ha sido rechazada por otros investigadores, que han argumentado la imposibilidad de ese encuentro debido a los miles de kilómetros de mar abierto que separan ambas culturas.

 

Nueva perspectiva, resultados concluyentes

Por ello, era necesaria una perspectiva distinta: el análisis genómico del ADN de centenares de habitantes indígenas vivos de la Polinesia, México y Sudamérica.

En palabras del doctor Ortega, del Grupo Computacional de Genética de Poblaciones del LIIGH, los análisis genómicos “nos ayudan a entender, por ejemplo, el poblamiento de distintas regiones de la Tierra mediante la comparación de modelos que postulan diferentes eventos de migración”.

Antes de realizar el estudio, los científicos visitaron las comunidades para explicarles en qué consistía el estudio y obtener su consentimiento. Luego, tomaron muestras de saliva de 807 participantes en 17 islas de la Polinesia y 15 grupos de indígenas americanos, desde México hasta Chile.

 “El estudio incluyó datos de poblaciones que habitan en la costa que colinda con el Océano Pacífico, como las Mapuche y Aymara, de Chile; de Magdalena de Cao, en Perú; Zenú, de Colombia y Mixe, de México”, refiere el investigador.

El genoma de un individuo es el conjunto completo de ADN dentro de una sola célula del organismo, donde pueden encontrarse diferencias que se contrastan con los genomas de otros individuos.

  • A partir de los segmentos heredables del ADN, el equipo rastreó las huellas genéticas que comparten americanos y polinesios desde hace cientos de años.

El análisis de los datos genómicos de las poblaciones polinesias demostró “secciones de su genoma que tienen un origen nativo americano, procedente de un contacto con poblaciones que habitaban América”, explica Ortega Del Vecchyo.

Los análisis estadísticos concluyeron que el contacto entre culturas americanas y de Oceanía debió ocurrir alrededor del año 1200 de nuestra era, cuando Europa se encontraba en plena Edad Media.

Asimismo, el grupo detectó que la fuente del ADN de los americanos originarios que tuvieron contacto con polinesios es más cercana a los habitantes de la actual Colombia. “Los autores muestran que los Zenú de Colombia representan la más cercana entre las poblaciones del pasado que tuvieron contacto con la mayor parte de las poblaciones polinésicas estudiadas”, describe el investigador.

Agrega que “esta investigación otorga evidencia sólida de un contacto entre poblaciones polinésicas y nativo americanas, que precede a la colonización europea del continente americano”.

Como señalan los autores del estudio, la genómica está en una etapa en la que realmente puede ofrecer contribuciones útiles que respondan preguntas y aumenten nuestra comprensión de la historia humana.

Ortega Del Vecchyo coincide en que “los análisis genómicos que forman parte de estas investigaciones proveen una herramienta poderosa para poner a prueba modelos sobre la historia de una población”.

La inclusión de la genómica en este tipo de investigaciones interdisciplinarias “nos permitirá tener un panorama completo de las migraciones humanas y de su influencia en el intercambio de ideas y tecnologías entre distintas poblaciones”, concluye el investigador. 

Aquí puedes acceder al documento "Native American gene flow into Polynesia predating Easter Island settlement".


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