31-08-2020
Por Isabel Pérez/Salvador Gutiérrez, Ciencia UNAM-DGDC
Un tatuaje es una modificación del color de la piel en el que se crea un dibujo, una figura o un texto; se marca con agujas u otros utensilios que inyectan tinta o algún otro pigmento bajo la epidermis de una persona.
Diversas tribus como los nativos de Nueva Guinea modificaban sus cuerpos de forma amateur con pigmentación en la piel mediante escaras, heridas, piquetes o pulsiones para introducir tinta en la dermis.
Rosa María Ponce Olivera, profesora del Posgrado en Dermatología de la UNAM, refirió que entre los riesgos de tatuarse la piel está el contraer infecciones por bacterias como el estafilococo, hongos como la cándida y virus del herpes, entre las más comunes.
Igualmente, pueden darse infecciones a largo plazo por pulsión con una jeringa contaminada, entre ellas, la hepatitis B o C, Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH), paludismo y sífilis.
Otras enfermedades que pueden surgir son las alergias. El paciente no sabe que es alérgico hasta que se realiza un tatuaje y la tinta hace reacciones adversas en su cuerpo. En estos casos, se recetan algunos medicamentos y antiinflamatorios para resolver el problema.
La mejor forma de evitar complicaciones es guardar todas las medidas de higiene. Usar material completamente estéril, hacerlo en un lugar limpio y sanitizado. Los tatuadores deben protegerse con guantes, cubrebocas y lentes protectores.
Una práctica antigua
-Las diferentes tribus de la Polinesia utilizaban el tatuaje como una ornamentación corporal, sin que por ello éstos pierdan su fuerte sentido comunal. El tatuaje comenzaba a temprana edad y se prolongaba hasta que no quedase región del cuerpo virgen de los pigmentos.
-En Egipto eran las mujeres, quienes se tatuaban principalmente. Se le confería al tatuaje funciones protectoras y mágicas. Pero esto no fue exclusivo del antiguo Egipto, muchas culturas lo relacionaban con las deidades y con la protección.
-En América del Norte, los indígenas utilizaban los tatuajes como parte del ritual de paso. Cuando una persona pasaba de la pubertad a la adultez se le tatuaba para proteger su alma. En América Central, utilizaban los tatuajes a modo de conmemoración de los caídos en batalla.