12-06-2019
Por Claudia Juárez, Ciencia UNAM-DGDC
"Yo manejaba dos términos: la marea alta y la marea baja. La marea alta es cuando me sentía bien; la marea baja haz de cuenta que yo estaba en el mar, en la parte debajo de la ola…veía para todos lados y veía puro mar; es una sensación muy difícil porque como que empiezas a hundirte…hay momentos en los que no me podía ni mover”.
Así representa Arturo la depresión que trastornó su vida. Él es uno de los cuatro hombres de la ciudad de México, cuyos testimonios formaron parte de una investigación en torno a la experiencia depresiva de varones desde un enfoque de género, aspecto poco explorado en el campo de la psicología.
La autora, Cristina Sánchez de Ita, analizó los temas emergidos en las entrevistas de profundidad que realizó hace más de 6 años durante el desarrollo de su investigación de tesis para obtener el grado de doctora en Psicología y Salud en la UNAM. Uno de los datos que aporta, es que los relatos de los varones estaban cargados de metáforas y representaciones, como una manera masculina de describir la experiencia de la depresión, en vez de expresar abiertamente sus sentimientos como suelen hacerlo las mujeres.
En la década de los 90, algunos investigadores de países europeos ya hablaban acerca de que la depresión en los hombres se expresa de manera diferente a las mujeres. En México la investigadora Clara Fleiz, del Instituto Nacional de Psiquiatría, fue quien comenzó el estudio formal del tema, refiere la doctora Cristina.
“Yo me enfoqué a explorar la vivencia depresiva causada por la pérdida de algo que desde su perspectiva, los hacía valer como hombres. Porque hay muchos tipos de depresión; abordé la depresión narcisista que surge por la pérdida de algo que se identifica como valioso y al ya no tenerlo, se puede incluso perder el sentido de sí mismo”.
La pérdida del trabajo, el abandono de la pareja, una crisis profesional y problemas en la vida sexual como disfunción eréctil, fueron las situaciones que desataron el episodio depresivo en los casos analizados. “Hay hombres para quienes el papel de proveedor, el sentirse viril a través de tener una pareja o el ser exitoso en lo material, es fundamental y si algo les impide desarrollarlo, es como si recibieran un golpe en su hombría”.
- Arturo recuerda que la depresión le vino en el trabajo. “Yo sabía que me iban a despedir… yo veía a gente que conocí ahí y sentía que era la última vez que la veía… fue muy desgastante, fue como una agonía larga”.
Si bien los manuales de diagnóstico establecen que la depresión se caracteriza en mayor o menor grado por falta de energía, pérdida de placer en las actividades que antes resultaban gratificantes, trastornos del sueño o de la alimentación, la doctora Sánchez confirmó que los hombres beben en exceso, consumen drogas, se refugian en el trabajo, tienen problemas para manejar la ira y tienden a guardar silencio.
Otro hallazgo de la investigación es que el tratamiento de los estados depresivos de los hombres no puede abordarse de manera generalizada. “La depresión no la vivieron igual los varones entrevistados, sino que dependió de lo que ellos identificaron o significó como propio de su identidad masculina y que se interiorizó desde la temprana infancia con las figuras primarias, como el padre o la madre; y más adelante, con otras figuras significativas en su historia de vida”.
Según las estadísticas mundiales, la depresión afecta más a la mujer que al hombre; sin embargo, algunos investigadores sugieren que podría haber un subregistro, en parte porque los varones no suelen pedir ayuda profesional ya que han aprendido social y culturalmente que como hombres hay que resolver por sí mismos los problemas. Sin embargo, pedir ayuda no tendría por qué amenazar la propia hombría y sí podría evitar mucho sufrimiento.
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