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Poco probable el cierre de plantas nucleares: François Lacouture

Barreras físicas de seguridad de dos tipos de reactores nucleares. Gráfico: Natalia Rentería.

11-01-2012

Por Sacbel Monsiváis Molina, DGDC-UNAM

Tras considerar que son pocas las probabilidades de cerrar las plantas nucleares porque existen alrededor de 440 reactores produciendo el 15 por ciento de la electricidad del mundo, además de que su funcionamiento no puede parar de la noche a la mañana, Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, resaltó que aún hay mucho que aprender de lo ocurrido en Fukushima, tanto desde el punto de vista técnico, como económico, y con base en toda la información disponible hasta el momento.

En este sentido, François Lacouture subrayó la necesidad de tomar en cuenta la anormalidad de los eventos naturales que azotaron a Japón para entender el contexto en el cual se desató la emergencia nuclear nipona, y así analizar la situación con una visión más amplia: “se dice que este evento es similar al de Chernóbil, pero no es el caso; en Chernóbil no hubo ningún evento natural que desencadenara la emergencia nuclear”, agregó.

El físico e ingeniero en reactores nucleares apuntó que una distinción importante a considerar para evaluar los incidentes de Chernóbil (Rusia), ocurrido en 1986, y el de Fukushima (Japón), en 2011, radica en la planeación y construcción de cada una de las centrales nucleares, pues durante la edificación de sendos complejos se instauraron dos tipos de reactores nucleares diferentes, y se implementaron medidas de seguridad muy distintas entre sí.

Sistemas de seguridad diferentes

La construcción de la central nuclear de Fukushima-Daiichi se basó en un complejo sistema de seguridad conocido como defensa en profundidad. Este sistema asume que los accidentes de origen humano o las fallas del equipo siempre existen, aun cuando las medidas de seguridad sean acatadas; por eso, uno de los componentes principales de dicho sistema realiza minuciosos estudios para determinar la probabilidad de que ocurra cierto accidente, fallo o evento natural.

A partir de los resultados de los estudios probabilísticos, se establecen en el reactor nuclear cuatro barreras físicas y cinco niveles de operación de la planta, con el objetivo de limitar los alcances y las consecuencias de los incidentes que se pudieran suscitar.

De acuerdo con la Agencia para la Energía Nuclear de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), y la Asociación Nuclear Mundial (ANM), en el diseño del reactor de Chernóbil no se realizaron estos exhaustivos estudios probabilísticos; tampoco se construyeron las mismas barreras físicas entre el material radiactivo y el medio exterior, como en los reactores de Japón.

En los reactores BWR de Fukushima-Daiichi existen cuatro barreras físicas que separan el combustible nuclear del exterior, mientras que en los reactores RBMK de Chernóbil no existían las estructuras de contención apropiadas.

Distintos reactores, factor a considerar en la evaluación del problema

Ante la gran cantidad y sentido de la información publicada en los medios de comunicación, François Lacouture consideró que antes de declarar al evento de Fukushima como un desastre nuclear similar al de Chernóbil, es necesario revisar los acontecimientos recientes desde otra perspectiva, una que contemple el tipo de reactor involucrado en cada accidente.

El académico indicó que los reactores japoneses son de tipo agua en ebullición (BWR, por sus siglas en inglés). Éstos calientan agua mediante la energía proveniente del calor que se libera durante las reacciones de fisión (fragmentación) de los átomos de uranio. El agua caliente, que se va transformando en vapor, forma intensas corrientes que mueven turbinas acopladas a equipos especializados. Éstos, a su vez, logran transformar la energía mecánica, en energía eléctrica. 

El reactor de Chernóbil también utilizaba agua para generar energía eléctrica, pero su funcionamiento y estructura era de tipo canales de presión (RBMK, por sus siglas en ruso). En este reactor, el combustible nuclear estaba dentro de canales cerrados acomodados en paralelo, en vez de ubicarse en una vasija de presión como en los reactores BWR.

De acuerdo con la OCDE y la ANM, una diferencia esencial entre ambos tipos de reactores es el material llamado moderador, que se utiliza para disminuir la velocidad de los neutrones, partículas que provocan la fisión nuclear del uranio. Los reactores de Fukushima utilizan agua, mientras que en el reactor de Chernóbil, el moderador era el grafito, un material inflamable que se incendió por las altas temperaturas, propiciando la liberación del contenido radiactivo.

¿Enfrenta la energía nuclear un futuro incierto?

A la fecha, el Foro Industrial Atómico de Japón reporta que tres de los seis reactores de la central nuclear de Fukushima-Daiichi están en alerta, pues tienen daños en su núcleo (la estructura que contiene el combustible nuclear). Por otro lado, la integridad de la vasija de presión de los reactores, una de las cuatro barreras físicas, permanece como “desconocida”.

La incertidumbre que impera en torno a la capacidad de control y a la seguridad de los reactores japoneses y el terrible recuerdo que otros dos desastres nucleares dejaron en la mente pública (el de la central estadounidense en la Isla de las Tres Millas, ocurrido en 1979, y el devastador accidente de la central energética en Chernóbil, Ucrania, en 1986), ocasionan que emerja de nuevo la duda colectiva sobre la viabilidad de la fisión nuclear como fuente energética para el futuro.

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