25-04-2016
Por S.Itazami Sandoval Trejo, DGDC-UNAM
“En México tenemos un gran problema de obesidad, el cual lleva a otros padecimientos como la diabetes o el síndrome metabólico. Sin embargo, también hay problemas en las fases iniciales del desarrollo humano que afectan la función cognitiva del cerebro”.
Así resumió el doctor Federico Bermúdez, investigador del Instituto de Fisiología de la UNAM, una preocupación que llegó hasta el ámbito de las neurociencias y que motivó el desarrollo del proyecto Obeteen.
Este proyecto de investigación surgió como una alianza entre especialistas de México y Francia, con el fin de aportar conocimiento científico sobre los daños en el cerebro de adolescentes que llevan una dieta alta en grasas y azúcares.
En él participan investigadores de diversas instituciones como la doctora Marcia Hiriart y los doctores Federico Bermúdez Rattoni, de la UNAM, Gustavo Pacheco López, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Lerma, y el doctor Guillaume Ferreira, de la Universidad de Bordeaux, Francia.
El adolescente es más vulnerable a los efectos negativos de una dieta alta en grasas sobre la memoria, debido a que en esta etapa se consolida la maduración de la organización neurocognitiva del sistema nervioso, específicamente del hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal.
Uno de los aspectos de mayor interés son los efectos bidireccionales entre el hipotálamo y la amígdala, “por lo que nos propusimos evaluar el impacto de una dieta alta en grasas sobre las conexiones de ambas zonas cerebrales”, resaltó el doctor Guillaume Ferreira.
Con base en los experimentos hasta ahora realizados, como parte del proyecto Obeteen, el investigador determinó que la obesidad está asociada a la alteración de la memoria episódica y relacional, cuyo desarrollo tiene lugar en el hipocampo y sobre su puente de conexión con la amígdala, donde se desarrolla la memoria emocional, en la que se alojan nuestros recuerdos más sentimentales.
“Como modelo comparativo utilizamos dos grupos de ratas, uno adulto y otro en etapa adolescente, subdivididos de la siguiente manera: uno con dieta controlada y otro sometido a una dieta alta en grasas y azúcares en agua, recordando que en la dieta humana ambos componentes son factores relevantes en el desarrollo de obesidad”.
Al realizar un segundo experimento en el que se puso a prueba la memoria a corto plazo de los roedores, los investigadores encontraron que en la etapa adolescente, las neuronas desarrolladas en la zona del hipocampo disminuyen un 20% bajo una dieta alta en grasas, afectando la plasticidad de esta zona y por tanto, la memoria.
Estos daños al sistema de memoria, alertó el doctor Ferreira, pueden alterar el puente regulador del estrés, lo que traería como consecuencia estrés crónico.
“La obesidad está asociada a una alta cantidad de cortisona, entonces durante la adolescencia la comunicación sobre ese puente, que no ha madurado, después de situaciones de estrés tarda más en establecerse, lo que conlleva daños en el proceso de maduración del sistema nervioso y la memoria en el adolescente”, destacó en la presentación del proyecto durante la Semana del Cerebro 2016 en Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM.
Aunque Obeteen enfoca en la etapa adolescente, los investigadores alertan que el adulto no está exento de los daños que una dieta con exceso de grasas y calorías pudiera tener sobre su sistema nervioso.
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