Sin castigo, agresiones en internet

Cometer delitos e influenciar a los demás vía internet es muy fácil. Esconderse tras el anonimato y agredir sin dar totalmente la cara, ha hecho que la red sea utilizada cada vez más con malas intenciones.

El llamado acoso cibernético o ciberbullying, sucede debido a los excesos que pueden darse en internet, pues hasta hoy, no existe en México legislación alguna que limite la agresión; es decir, todo ataque a través de la red es impune, precisó Julio Tellez Valdés, integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. 

Normalmente, este tipo de acoso se da entre iguales, la mayoría de veces entre menores que por su condición de edad no tienen pleno conocimiento de sus actos, por lo que se considera que no puede ser acreedor a sanciones como sería en el caso de un adulto.

Tecnología potencializa el ciberbullying

El acoso escolar siempre ha existido, sin embargo, con las herramientas tecnológicas actuales se ha potencializado el desarrollo de estas situaciones; al ser grabadas, y subidas a las redes sociales, se contribuye a que la agresión sea vista por otras personas y el escarnio hacia la víctima sea mayor.

“Además existe un tipo de placer emocional con el hecho de exponer y evidenciar la “hazaña” de molestar y hostigar a los compañeros con la finalidad de demostrar fuerza o poder para que los demás lo respeten”, indicó el investigador.

El jurista expresó que se debe poner mayor énfasis en evitar que se cometan acciones como el ciberbullying, y sancionarlas con el rigor de acuerdo a las circunstancias, pues si es un menor de edad, no se le puede sancionar con niveles que correspondan a los de un adulto.

Así, al ser el ciberbullying una acción realizada por un inimputable, (aquel que no es responsable penalmente de un ilícito que cometió ya que no está en condiciones de comprender su accionar o las consecuencias de éste), dificulta ejercer acciones y permite sustraerse de las acciones de la justicia.

Roles importantes

En el ciberbullying existen actores que juegan un rol primordial: la víctima, el o los ciberacosadores, los testigos, y de manera indirecta los profesores, las autoridades y los padres de familia que de alguna manera pueden saber lo que está sucediendo, explicó Julio Téllez Valdés.

Un punto importante es la convivencia entre padres e hijos; desafortunadamente cada vez hay más familias disfuncionales lo que propicia que exista menos comunicación y agudiza el problema del bullying o ciberbullying, pues el menor puede ser víctima o victimario sin que los padres lo sepan.

En entrevista para Ciencia UNAM, dijo que está estadísticamente comprobado que a nivel mundial, el problema del ciberacoso ha incidido para que los menores de edad decidan terminar con su vida incrementándose así la tasa de suicidios, y desafortunadamente, México no es la excepción.

Protección a niños, niñas y adolescentes

Aunque no es posible castigar penalmente a los victimarios, existen leyes para proteger en mayor medida a los menores. Es el caso de la nueva Ley General de los Niños, Niñas y Adolescentes, que busca darles un rango de protección más acentuado. Aquí la Comisión Nacional de Derechos Humanos será el órgano con mayor injerencia para el cumplimiento de esta ley.

El especialista señaló que sería importante que la campaña contra el ciberbullying denominada #Yoloborro, se materializara en preceptos que verdaderamente protegieran a quienes padecen este tipo de ataques vía internet, ya que en estricto sentido, no existe ninguna ley sobre el tema.

Por otra parte, comentó que es posible evitar el ciberbullying si se implementan buenos valores desde el hogar, y que en las escuelas las autoridades estén muy pendientes por lo menos, de lo que sucede en los planteles educativos dentro de los horarios de clase.

Julio Téllez consideró que sería viable que se propusiera una legislación, o que en las existentes se agreguen preceptos que castiguen la omisión en este tipo de casos.

La omisión por parte de los padres que no atienden a los hijos, de los profesores que no vigilan adecuadamente a los alumnos, y por supuesto, omisión por parte de las autoridades que no implementan leyes que inhiban estas situaciones.