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Larga vida al español, ¿y a las lenguas indígenas?

Preservación de la lengua huichola. Foto: Elvia Moreno.

21-02-2012

Por Luz Olivia Badillo, DGDC-UNAM

Ser hablante de una determinada lengua, nos distingue y forma parte de nuestra identidad, nos permite comunicarnos con los otros y compartir una forma de ver el mundo con el grupo al que pertenecemos. De acuerdo a la Declaración Universal de Derechos Lingüísticos, los miembros de una comunidad lingüística tienen derecho a la enseñanza de la propia lengua y cultura, lo que no ocurre con buena parte de las minorías que integran al país, al carecer de programas integrales destinados a la educación de los niños indígenas. Especialistas coinciden en la necesidad de crear programas interculturales bilingües que les permitan desenvolverse en la sociedad y desarrollarse sin perder su identidad.

La lingüista Lourdes de León, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) considera que: "Los programas educativos que distribuyen libros de texto en la lengua que se practica en una comunidad y el español no son exitosos. El problema de la educación bilingüe es que las diversas instancias a cargo se limitan a publicar materiales, no se capacita a los maestros, ni se  crea una currícula que integre a las dos lenguas (el español y la que se practique en la región) tengan un mismo lugar".

David Chávez Rivadeneyra, profesor de la asignatura "Panorama de las lenguas indígenas" en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coincide en que los programas educativos no siempre concuerdan con las expectativas de los indígenas y sería deseable una mayor cercanía entre los indígenas y quienes elaboran dichos materiales. Incluso sería más provechoso un programa educativo en buen español porque con la movilidad imperante en la actualidad, producto de la globalización, es indispensable dominarlo. 

Algunos proyectos educativos bilingües que se han mantenido independientes de los oficiales; no tienen validez ante la Secretaría de Educación Pública, como los que se han implementado en Chiapas, donde a raíz del “movimiento zapatista en 1994, las comunidades exigían una educación multicultural. Allá las escuelas autónomas eliminaron el programa oficial y propusieron sus contenidos y prioridades, conservaron la lengua como parte de su identidad, y conformaron actividades de pertenencia cultural relacionadas con su vida cotidiana, su entorno y su proyecto comunitario", explica la lingüista Lourdes de León.

La especialista en comunicación infantil cuyo campo de estudio han sido los tzotziles de Zinacantán, observa que en las escuelas autónomas no se presentan rupturas que sí se encuentran en otras comunidades donde de la casa al colegio hay un abismo. Los niños dicen ‘en mi escuela se habla la misma lengua que en mi casa, y en mi comunidad todos hablamos la misma lengua porque queremos mantenerla, porque nos identificamos con ella’. Sin embargo, cuando las familias de estas comunidades autónomas migran, los pequeños tienen que revalidar sus estudios.

“Ello representa muchas dificultades y retos, ahora tenemos que rescatar esas experiencias e incorporarlas a un proyecto más integral. Hoy muchas de esas propuestas han tenido un impacto al definir un proyecto intercultural bilingüe a nivel oficial, pero falta mucho camino por recorrer, generalmente cuando se habla de una educación bilingüe lo que sucede es que el maestro, miembro de la comunidad, traduce el libro en español a la lengua materna”, comenta la investigadora. 

Esfuerzos inconclusos

Los datos más recientes de la Dirección General de Educación Indígena (DGEI) indican que en el año 2000 atendieron a un millón 109 mil 932 niños indígenas en edad de cursar el preescolar y la primaria, mientras que el Programa de Atención Educativa a Población Indígena del Consejo Nacional de Fomento Educativo instruye aproximadamente a treinta mil, no es suficiente, estos proyectos de educación intercultural bilingüe se reducen a atender a niños en nivel básico: preescolar y primaria.

Se cuenta con libros de texto gratuitos en 36 lenguas indígenas y 62 variantes, con una producción aproximada de 1.2 millones de libros (en el periodo escolar 2003-2004)  que comprenden 189 títulos. Los materiales incluyen sugerencias didácticas, los cuadernos de trabajo y el material de apoyo.

Los estados con mayor atención en educación preescolar son Oaxaca, Chiapas, Puebla, Veracruz y Guerrero; y en primaria: Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Veracruz. Los esfuerzos del Estado por una educación bilingüe excluyen la educación secundaria, bachillerato y licenciatura, por lo que una demanda de los pueblos indígenas es la ampliación de la educación intercultural bilingüe en todos los niveles educativos, documenta la DGEI.

Aunque la Constitución Mexicana define al país como una nación pluricultural y multilingüe en sus artículos 1º, 2º, 4º, 18 y 115, y se aprobó la Ley de los Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas en 2001, la doctora De León considera que estos documentos sólo contienen un discurso vacío en el sentido de que la construcción de la nación mexicana se definió al imponer una lengua oficial: el español. Los mexicanos deberían saber que la mayoría étnica en el país habla náhuatl, seguido de las lenguas mayas y por lo menos deberían hablar una lengua indígena, además del español.

El proyecto incluyente de la UNAM

Una forma de sensibilizar a la población es el Programa Universitario México, Nación Multicultural (PUMUC) que creó la UNAM en 2004 bajo la rectoría de Juan Ramón de la Fuente con la idea de “formar mexicanos capaces de proponer, promover y difundir las alternativas que hagan posible el desarrollo con autonomía y dignidad de los Pueblos Indígenas de México”, de acuerdo a la página electrónica del programa.

Entre sus objetivos se encuentran: vincular los esfuerzos intelectuales, metodológicos y técnicos de las personas y grupos que trabajan en la riqueza multicultural del país dentro y fuera de la UNAM, así como planear y apoyar el desarrollo de actividades de investigación, formación, extensión y documentación sobre temas culturales de los pueblos indígenas de México.

El programa universitario promueve “programas que garanticen la participación equitativa de los miembros de las diversas culturas nacionales en todos los  órdenes de la vida universitaria”. E implementó un sistema de becas para indígenas universitarios que garantice su participación equitativa en todos los ámbitos  del quehacer universitario y en la sociedad.

Nación pluricultural

En México se reconocen oficialmente 89 lenguas indígenas, aunque las variantes de las mismas es mayor. Lourdes de León explica que "una mayoría de las lenguas indígenas en México están en proceso de desplazamiento. Estos procesos son muy acelerados, se pueden ver de una generación a otra donde los abuelos pueden ser monolingües en la lengua indígena, los padres bilingües y los niños ya sólo hablan español".

La lengua de los padres ya no es idéntica a la de los hijos; en una generación hay grandes cambios y más si los jóvenes migran pero es justamente la transformación lo que la mantiene viva, afirma, David Chávez, autor del libro Contacto lingüístico entre el español y el purépecha, para él es importante conservar una lengua siempre y cuando la gente realmente la use. De lo contrario todo intento de conservación por compromiso u obligación será como "obligar al viajero a llevar una maleta con objetos inútiles".

De acuerdo al Atlas interactivo UNESCO de las Lenguas en Peligro en el Mundo, varias lenguas en México y sus variantes se encuentran a un paso de la extinción o "críticamente en peligro", como son: el aguacateco, ayapaneco, chuj, ixcateco, ijilo, cachiquel, quicapú, kiliwa, lacandón, chontal bajo, mayo, totonaco de Misantla, mochó, totonaco central del norte, totonaco de Ozomatlán, huave de San Francisco del Mar, pipil, tuzanteco, zapoteco de Asunción Tlacolulita, zapoteco mixtepeco, zapoteco de San Felipe Tejalápam. La UNESCO define a una lengua "críticamente en peligro" como aquella donde los únicos hablantes del idioma son los abuelos, que lo practican parcialmente y con poca frecuencia.

Para la doctora de León las comunidades no transmiten su lengua materna porque tenemos una historia de varios siglos de conquista española en donde la lengua y la religión fueron usados como un instrumento de colonización y dominación para construir otro país. No se trata únicamente de una cuestión ideológica: dominar el español te da acceso a la educación, al trabajo; brinda movilidad social, es la que se valora al pertenecer a una sociedad, se vuelve una forma de vida.  Todo esto justifica que los papás no hereden la lengua nativa a sus hijos. 

Mosaico complejo

En México una misma lengua puede presentar situaciones diferentes, por ejemplo, alguna de sus variantes puede tener un gran número de hablantes en una comunidad, pero en otra pueden quedar nada más tres o cuatro hablantes.

Por ejemplo, en Veracruz hay comunidades  donde sólo se habla el náhuatl (los habitantes son monolingües) pero en Tlaxcala ésta lengua se encuentra prácticamente extinta, sólo queda una comunidad donde la gente es bilingüe: español-náhuatl y la gente lo mezcla. Así, no podemos decir que la lengua náhuatl está en peligro de extinción, pero sí, algunas de sus variantes como sucede también con el zapoteco, el mixteco, el mixe, el zoque, entre otras. 

El otomí tiene un proceso de desplazamiento muy rápido porque hay una migración enorme de los otomíes-mazahuas del Estado de México al Distrito Federal. Y, aunque las nuevas generaciones que viven en la ciudad no hablan otomí, no se podría afirmar que se va a extinguir pronto, pero sí que el proceso de desplazamiento es muy rápido, de acuerdo a la lingüista.

Nidos de esperanza

Durante el trabajo de campo, los lingüistas documentan una lengua amenazada lo más que se pueda con los pocos hablantes que queden y registran sus diferentes tipos de discurso. La investigadora comenta que se trabaja mucho con la narrativa: que los practicantes de la lengua cuenten  historias, porque a veces quedan únicamente dos o tres personas y ya no platican entre ellos. En años recientes, los especialistas han empezado a actuar cuando se diagnostica que que hay un proceso de desplazamiento y la nueva generación ya no está aprendiendo la lengua materna. 

Un caso especial es el proyecto que se llama "Nidos de lengua", propuesto e implementado por  la Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca, México (CMPIO) que imparten  educación indígena en Oaxaca ―el modelo es originario de los pueblos maorí en Nueva Zelanda―. Los Nidos consisten en acondicionar un espacio donde la gente de edad avanzada, que habla la lengua nativa de la comunidad, convive con los niños y se realizan actividades cotidianas como hacer tortillas y tamales, llevar a los niños a cortar elotes, etcétera. 

En ese ambiente el niño es expuesto al uso espontáneo de la lengua. La finalidad es revitalizar la lengua y transmitirla a los pequeños. Los “Nidos de lengua” han sido muy exitosos en varias comunidades a cargo de los miembros de la CMPIO  quienes fueron asesorados por  Louise M. Meyer, una lingüista que trabaja en áreas de Nuevo México, Estados Unidos.  

Contrastes

No se sabe bien a bien cómo nació la capacidad del lenguaje en los seres humanos ―la característica que nos diferencia de cualquier otra especie― se cree que todo empezó con gestos, sonidos guturales, con un vocabulario muy básico producto de la necesidad de resolver problemas; sobre todo, surge como un problema social, subraya la doctora Lourdes de León .

Hay dos teorías que explican la diversificación de las lenguas: la monogenética, que plantea  que la lengua se originó en un lugar y con la migración se diferenció tanto, que fueron naciendo otras; y la poligenética, que propone que en distintos lugares de la tierra, los seres humanos llegaron a un punto de evolución similar que desarrollaron la capacidad de counicarse entre ellos a través de una lengua. La separación geográfica de las poblaciones generó y sigue generando la necesidad de construir una identidad, como ocurrió con las lenguas romances, en las que el latín dio lugar al francés, italiano, español, portugués. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) estableció el 21 de febrero como el Día Internacional de la Lengua Materna ante la necesidad de conservar "cada lengua porque refleja una visión única del mundo y una cultura compleja que muestra la forma en la que una comunidad ha resuelto sus problemas en relación con el mundo, y en la que ha formulado su pensamiento, su sistema filosófico y el entendimiento de su entorno. Por eso, con la muerte y desaparición de una lengua, se pierde para siempre una parte insustituible de nuestro conocimiento del pensamiento y de la visión del mundo", considera el organismo.

Hoy, más de la mitad de las siete mil lenguas que se hablan en el mundo corren el riesgo de desaparecer. El 96 por ciento de los habitantes del planeta se entiende con sólo el cuatro por ciento de las lenguas existentes, entre ellas, el español que es la segunda lengua materna más hablada a nivel global; sus practicantes sumamos 450 millones, mientras que hay lenguas con apenas tres practicantes y están condenadas a la extinción. 

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