01-10-2014
Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM
La palabra Xiloteca proviene de los vocablos griegos xylon, madera y theke, armario y hace referencia a una colección de tablillas de madera. Ubicada en el Instituto de Biología, este espacio representa la colección de maderas más grande de nuestro país, ya que en la actualidad cuenta con 3,500 tablillas que pertenecen a 129 familias, 568 géneros y 1,525 especies; alrededor de 80 por ciento de estas ha sido colectada en México.
Cada tablilla de madera que integra la Xiloteca del Instituto de Biología de la UNAM forma parte de una colección científica, que además de mantener en su acervo una gran cantidad de especies arbóreas de México, también ofrece información sobre su estructura, así como de las propiedades físicas, químicas y mecánicas de la especie a la que corresponde.
Además de albergar esta colección, se realizan los estudios descriptivos de las maderas de México por parte del grupo de investigación encabezado por la maestra Josefina Barajas Morales, responsable de la Xiloteca.
Actualmente este equipo ha descrito maderas de cuatro tipos de vegetación en México: de la selva alta perinnifolia, en los Tuxtlas, Veracruz; de la selva baja caducifolia en la región de Chamela, en Jalisco; del bosque mesófilo de montaña en el Estado de México; y del matorral xerófilo de la zona de Tehuacán, Puebla.
Asimismo, este grupo ha participado en la realización del Manual de identificación de árboles mediante corteza y ha colaborado con otros investigadores en la identificación de plantas medicinales.
Para integrar una gran colección de maderas, es necesario seguir un detallado proceso de recolección. Éste consiste primero en identificar los lugares en donde habrá algún derribo de árboles por construcción de carreteras o zonas habitacionales, así como por tendido de redes eléctricas y telefónicas.
Integrantes de la Xiloteca acuden a estos lugares, colectan una muestra del tronco principal de entre 15 y 30 cm de largo y en ese momento deben identificarla con datos como el nombre científico y nombre común de la planta, familia botánica, nombre del colector, así como fecha y lugar exacto de la colecta.
Posteriormente, la muestra es trasladada al Instituto de Biología en donde es procesada en un horno durante al menos 24 horas a 105 grados centígrados, con el objetivo de matar los bichos o plagas que pudieran encontrarse dentro de la corteza o de la madera.
La muestra, ya en estado estéril, es llevada al taller y de ella se obtienen tablillas de 12 cm de largo, 8 cm de ancho y 1 cm de grosor. Cabe destacar que siempre que se colecta la muestra, se busca que ésta tenga material de herbario, es decir, que se cuente con hojas, flores y/o frutos, con los cuales se respalda adecuadamente la identificación de la especie.
Para ser integrada a la colección, cada muestra debe ser identificada y registrada en la lista de colectas del Instituto de Biología que se conoce como MEXU, índice en el que se le asigna un número solo a los ejemplares recolectados por integrantes de la institución y con identidad confirmada. Finalmente, la tablilla es sellada y etiquetada con sus datos e integrada formalmente a la colección.
En la Xiloteca también realiza la descripción de la anatomía de las maderas de México, a través de la integración de una colección de alrededor de 3 mil laminillas fijas o preparaciones.
La maestra Barajas Morales explicó que el material para estas preparaciones también lo obtienen de la muestra que colectaron del tronco principal, del cual extraen un pequeño corte de 5 centímetros de grosor que a su vez es recortado en pequeños pedazos con un micrótomo de deslizamiento, mismos que posteriormente serán observados al microscopio.
Una vez que los especialistas tienen los pequeños cortes de entre 20 y 30 micras de grosor, los tiñen, los deshidratan con alcoholes graduales y hacen las preparaciones fijas. “Con esto podemos hacer el estudio al microscopio de esa madera y describir cómo es cada una de las maderas mexicanas, las cuales se pueden diferenciar por su estructura”, señaló.
Además con otro bloque de esta misma madera se puede hacer material disociado que permite que las fibras de la madera se dispersen y se pueda medir su longitud, frecuencia, grosor de pared, etcétera.
Así, aroma, color, consistencia y textura son solo algunas de las propiedades que pueden ser analizadas en un pedazo de madera y cada una de ellas sirven a distintas personas desde muebleros, lauderos, estudiantes, arquitectos, artistas plásticos e investigadores, quienes encuentran en las diferentes maderas las características que pueden serles útiles para su oficio o profesión.
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