08-08-2014
Por Isabel Pérez S., DGDC-UNAM
Irma Rosas Pérez es una apasionada de la investigación científica. Desde los 22 años de edad comenzó su carrera en la investigación, primero en el Instituto de Geofísica y luego en el Centro de Ciencias de la Atmósfera, ambos de la UNAM.
En el año 2000 estuvo al frente del Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA), luego regresó a Ciencias de la Atmósfera en el 2008, a continuar sus estudios sobre aerobiología, una rama de la biología que estudia partículas orgánicas, tales como bacterias, esporas de hongos, fragmentos de insectos y polen, las cuales en su mayoría son pasivamente transportadas por el aire.
Una de las experiencias más relevantes de la especialista en diversos aspectos ambientales, ha sido coordinar a grupos de investigadores de la propia UNAM en proyectos importantes vinculados con PEMEX, el Aeropuerto de Texcoco y algunas Termoeléctricas.
Tiene 42 años como investigadora en la Universidad Nacional, y confiesa que estuvo a punto de estudiar la licenciatura en medicina en vez de biología, sin embargo, está convencida que éste es el mejor camino que pudo elegir ya que ha logrado grandes aportes en este campo y ha obtenido experiencias por demás gratificantes, tanto a nivel profesional como personal. “La investigación ha sido mi vida; ha ocupado la mayor parte de mi tiempo y mi entusiasmo”, señala.
Fue una de las fundadoras del CCA y pionera en el Laboratorio de Aerobiología del mismo Centro; hay pocos laboratorios de este tipo en Latinoamérica y éste es único en el país. Relata que todo lo que ha hecho en este sentido le encanta, pero una de las investigaciones que más le han entusiasmado y de lo que más ha aprendido, es el estudio molecular de los microorganismos, lo que implica adentrarse a la atmósfera y lo que hay vivo en ella.
Para Irma Rosas estudiar las partículas, los bioaerosoles y los compuestos biogénicos que están presentes en la atmósfera, han derivado en la publicación de más de 80 artículos y mil citas, lo que significa que se han hecho importantes aportaciones en materia aerobiológica.
Su familia está conformada por su marido y dos hijos. Él es físico y la ha apoyado siempre en su trabajo científico, mientras que sus hijos, escogieron profesiones que poco o nada tienen que ver con la ciencia: su hija es periodista y su hijo diseñador industrial. Ellos han sido su mayor aliciente, la han apoyado en su actividad científica desde siempre.
“Mi tiempo libre lo destino cien por ciento a estar con mi familia. El arte culinario es algo que nos apasiona a los cuatro, así que nos la pasamos experimentando texturas y sabores en la cocina; lo gozamos mucho”, expresa.
A últimas fechas, se ha dedicado al estudio de las bacterias y su resistencia a los antibióticos de microorganismos presentes en el ambiente. El procedimiento consiste en aislarlas, estudiarlas e identificarlas para buscar genes de virulencia; ha estudiado bacterias como la Escherichia coli, Stafilocococcus aureus, y las Aeromonas spp.
Entre sus principales líneas de investigación destacan la caracterización de biopartículas y compuestos biogénicos en la atmósfera; estudios en diferentes ambientes contaminados por material aeroparticulado y sus efectos a la salud, así como la identificación genómica de diversos microorganismos presentes en el ambiente.
Asimismo, Irma Rosas ha participado en proyectos con el Instituto Mexicano del Petróleo, el Consejo Británico-Embajada de la Gran Bretaña, el gobierno del Distrito Federal, Conacyt y la Dirección General de Personal Académico de la UNAM.
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