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Disminuir riesgos por inundación en Yucatán

La costa de Yucatán se encuentra cada año amenazada por el impacto de huracanes. Foto: Internet

05-04-2013

Por María Luisa Santillán, DGDC-UNAM



Cada año la población e infraestructura de las costas de Yucatán se encuentran amenazadas por los impactos de sistemas anticiclónicos de magnitud media, tormentas tropicales o huracanes, los cuales provocan efectos como el rebase, inundaciones y erosión.

Conocer cuáles son las zonas con mayor potencial de inundación por el oleaje de tormentas serviría para tener un mejor manejo costero, así como para implementar medidas que aminoren los riesgos hidrometeorológicos.

El doctor Ernesto Tonatiuh Mendoza Ponce, del Laboratorio de Ingeniería y Procesos Costeros del Instituto de Ingeniería de la UNAM, trabaja en obtener una escala de intensidad para el oleaje de tormentas en la costa de Yucatán, así como conocer el potencial de inundación de las zonas que la integran.

De esta forma, ha obtenido una clasificación de las tormentas de acuerdo a su contenido energético que ha servido para conocer cuáles serán las zonas de mayor potencial de inundación en la zona costera de Yucatán, lo cual también aportará información que pudiera utilizarse para un adecuado manejo de las costas.

Esto es importante, pues la costa de Yucatán tiene aproximadamente 360 kilómetros de longitud y zonas como Celustún, Sisal y Puerto Progreso presentan un alto porcentaje de inundación como consecuencia de tormentas extremas, cuyas olas alcanzan los 6.5 metros de altura, indicó el doctor Mendoza Ponce.

Clasificación de tormentas

Para obtener la escala de intensidad se analizaron los datos del oleaje de cuatro diferentes nodos a lo largo de la costa de Yucatán, que van de 1979 a 2008. Posteriormente definieron el concepto de tormenta y realizaron una clasificación, en términos de oleaje.

Después de obtener la media anual de estos cuatro nodos, los investigadores definieron a una tormenta como el evento cuyas olas son de dos metros durante mínimo 12 horas.

De acuerdo con el doctor Mendoza Ponce, “esto es un parámetro que se utiliza casi en todos lados dentro de la oceanografía costera. Se determinó esta duración porque queríamos que una tormenta tuviera la suficiente influencia para inundar o causar erosión dentro de las playas. Hasta que rebasa el umbral mínimo es lo que llamamos nosotros una tormenta”, explicó.

Se identificaron las tormentas en la serie de tiempo definida y se separaron las olas de acuerdo a su contenido energético, altura, duración y periodo. Después se realizó un análisis de clusters de las tormentas identificadas y se determinó qué tanto se parecían unas con otras en términos de contenido energético, con lo cual las clasificaron en cinco categorías: tipo I, II, III, IV y V.

Las menos energéticas, o débiles, que son tipo I presentan valores de 2.8 metros con duración de un día; por el contrario las más extremas, es decir, de tipo V tienen una altura de 6.5 metros con una duración de 6 días. Esta clasificación mostró que sí se ha presentado un aumento de tormentas con el paso de los años.

Una vez que estas tormentas fueron clasificadas, se determinó cuál es el peligro esperado en términos de run-up, es decir, de inundaciones inducidas por el oleaje de tormentas. Para realizar este análisis se contó con un perfil de playa, el oleaje y dos componentes principales para la inundación: cuando rompe la ola y sube a lo largo de la playa, y la marea de tormentas.

Con estos datos, los ingenieros realizaron 25 perfiles a lo largo de la costa de Yucatán. Esta división se basó en la orientación y longitud de la playa, además de que se tomó en cuenta si había alguna población en torno a ella.

De tal manera que con las características del oleaje (altura, periodo y duración) y las pendientes de playa, se obtuvieron diferentes valores de run-up, con los que fue posible ubicar que las zonas de alto potencial de inundación son Celestún, Sisal y Puerto Progreso, así como San Felipe y Río Lagartos.

  

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