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¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando leemos?

Leer nos ayuda desarrollar habilidades cognitivas que nos permiten aprender mejor.

06-09-2021

Por Karla Angélica Castro Yáñez*, Ciencia UNAM-DGDC

Por nuestras manos pasan a lo largo de nuestra vida montones de libros. En algunas ocasiones son obligados y en otras se trata de lecturas que realizamos por gusto. Posiblemente cuando leemos no somos conscientes de todo el proceso que lleva a cabo nuestra mente y cuerpo para que nosotros comprendamos aquello que tenemos enfrente.

  • Cada 6 de septiembre se conmemora el Día Nacional de Leer un Libro, una fecha que invita a toda la población mundial a comenzar un libro y terminarlo ¡sin excusas!

Esta celebración nació en el 2000, cuando un bibliotecario decidió crear una estrategia que diera a conocer la importancia de la lectura durante la niñez y la adolescencia. Sin embargo, con el paso del tiempo, no sólo buscó que los más jóvenes se acercaran a los libros sino que invitó a todos aquellos que supieran leer, a hacerlo.

Según el neurobiólogo Mauricio Díaz Muñoz, cuando hablamos, escribimos o realizamos cualquier actividad, diversas zonas cerebrales comienzan a funcionar dando como resultado que llevemos a cabo la acción que queremos hacer.

‘’Si le pusiéramos luces a cada una de las partes de nuestro cerebro cuando se activan pareceríamos árboles de Navidad, porque todo está coordinado para que eventualmente nuestro cerebro funcione para que hagamos lo que deseamos’’, señala el investigador del Instituto de Neurobiología de la UNAM, ubicado en Querétaro.

Cuando leemos se activa un área en específico del encéfalo; nuestras neuronas se excitan y diversos vasos sanguíneos liberan nutrientes, permitiéndonos comprender qué es lo dicen las palabras que estamos observando

‘’La lectura es una actividad en donde el cerebro realiza varias acciones a la vez. Diversas zonas del encéfalo se tienen que coordinar y comunicar para hacer posible que cada individuo al momento de leer reconozca signos o algo gráfico, los cuales deben ser captados por nuestra vista y posteriormente interpretados, dándole contexto y significado’’, explicó el experto en neurobiología y sueño.

Nuestra materia gris debe descifrar a nivel de palabra lo que estamos viendo, esto quiere decir que la serie de símbolos que tenemos enfrente por sí solos no tienen significado alguno.

Cuando una letra viene después de otra formando conceptos y luego oraciones, nuestro encéfalo le da un sentido de sintaxis para que nosotros analicemos si lo que estamos leyendo está bien escrito; posteriormente a nivel semántico examinamos si el texto tiene coherencia y finalmente llega la compresión, la cual le da un sentido emotivo a nuestra lectura.

‘’Si nosotros leemos que un barco de refugiados naufragó en el mediterráneo cuando unos africanos querían llegar a Europa, eso me conmueve, porque simboliza una tragedia y lo voy a interpretar en mi cerebro con una parte emotiva. Dependiendo de qué leemos despertamos otras emociones en nuestro cuerpo y esto implica que otro componente cerebral se active’’.


Todos somos capaces de leer

De acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía (INEGI) en México hay 4 millones 456 mil 431 personas que no saben leer ni escribir. Saber leer es fundamental para nuestra vida diaria, no sólo para acercarnos a los libros sino también porque favorece nuestra concentración e imaginación.

El también tutor del doctorado en Ciencias Biomédicas de la UNAM aseguró que actualmente las escuelas y padres de familia tienen un gran reto: enseñar a niñas y niños a aprender a leer, porque este hábito permite que nuestro cerebro asimile mejor la información y con ello se refuerza el aprendizaje.

‘’Aquí viene una de las partes más difíciles desde el punto de vista de la educación, de la pedagogía y un reto para la sociedad, que la gente sepa leer, le guste leer y entienda lo que está leyendo, porque desafortunadamente muchas personas se quedan con el nivel más elemental de lectura y eso impide que su cerebro desarrolle todo el potencial que tiene para aprender’’.

De acuerdo con Díaz Muñoz, sólo hay una forma para aprender a leer: la práctica. Conforme más leemos nos convertimos en mejores lectores lo que significa que comprendemos más rápido y de mejor manera la información que se nos presenta.

‘’Voy a comparar la lectura con el fútbol. Hay personas que les dan una pelota, la agarran por primera vez y hacen maravillas. Tienen una predisposición para eventualmente jugar a gran nivel, pero hay muchos otros que tenemos que estar entrenando y eso poco a poco nos irá dando cierta habilidad para jugar de manera adecuada; la lectura sería algo muy parecido. Hay cerebros que rápido pueden captar e interpretar la información, hay otros cerebros que necesitan ayuda y necesitan practicar con más frecuencia, pero todos somos capaces de leer y mejorar nuestra lectura’’.

La lectura puede cambiar vidas

Para el maestro en ciencias, cuando leemos nuestro cerebro comienza a desarrollar habilidades imaginativas y de concentración, ya que por lo general visualizamos en nuestra mente rostros, lugares y/o situaciones, logrando así que el encéfalo se estimule con mayor frecuencia y nuestra creatividad aumente.

‘’Los libros son como un amigo con el que siempre puedes contar. Lo mejor de todo es que constantemente puedo elegir por quién estar acompañado; habrá ocasiones que tengo que leer artículos científicos por mi profesión y es un poco más riguroso mi entendimiento, pero también cada noche elijo estar acompañado por una buena historia que me lleve a recorrer otros lugares del mundo’’.

Mauricio Díaz Muñoz recordó cómo el leer cambió su vida por completo porque le permitió adentrarse a conocer más el mundo de la ciencia, pero también imaginar nuevas aventuras fantásticas.

‘’Cuando yo tenía 12 años mi papá me regaló Relato de un náufrago de Gabriel García Márquez. Es uno de mis libros favoritos. Para mí el tener la oportunidad de imaginar qué es lo que estaba viviendo, qué es lo que estaba sintiendo el personaje principal fue maravilloso.”

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*Becaria en la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM

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