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Celiaquía. Cuando el gluten ataca

Evalúan un medicamento para corregir los síntomas de esta enfermedad autoinmune.

01-09-2021

Por Vicente A. Denita*

La celiaquía es una patología crónica y autoinmune. El origen es la intolerancia permanente al gluten, un conjunto de proteínas existentes en el trigo, la avena, la cebada y el centeno.  Estos alimentos tan comunes terminan siendo verdaderas ingestas tóxicas para los celíacos.

Al comerlos, estos enfermos generan distintos autoanticuerpos que comienzan afectándoles el intestino y luego otros órganos y tejidos, hasta producir complicaciones de salud muy graves como enfermedades cardiovasculares, trastornos neurológicos y derivar en otras enfermedades autoinmunes como un Hashimoto de glándula Tiroides.

A nivel intestinal, se produce mala absorción de nutrientes, acompañada de inflamación intestinal dolorosa y estados diarreicos, adelgazamiento, anemia, problemas de calcificación dentaria, osteoporosis y dermatitis, entre otras.

En sangre pueden valorarse estos autoanticuerpos (inmunoglobulinas), los cuales son marcadores de la enfermedad.

El único tratamiento existente hasta el presente es la ingesta de alimentos sin gluten, como por ejemplo arroz, maíz, papa, carnes, leche y huevos.

Esta enfermedad es de distribución mundial y estadísticamente se considera que la padece aproximadamente el 1% de la población. Suele ser difícil su diagnóstico temprano, porque los síntomas son muy variados y difusos.

La vida de los celíacos es difícil, por los cuidados que deben tener con los alimentos que ingieren y que pudieran contener gluten; o por las contaminaciones cruzadas entre aquellos alimentos que no lo contienen y que hayan estado en contacto con otro que sí contiene gluten, siendo suficiente pequeñísimas cantidades, del orden de 20-25 mg, para que reaparezcan los síntomas de la enfermedad. 

Breve reseña histórica de la enfermedad celíaca

La  enfermedad fue descrita por primera vez, hace aproximadamente 2.000 años por el médico griego Areteo de Capadocia, quién habla de “una enfermedad caracterizada por aparecer en sujetos desnutridos, con deposiciones abundantes y malolientes, conteniendo alimentos sin digerir”.

En 1884, el estadounidense Louis Dühring describió por primera vez la “dermatitis herpetiforme”. Sin embargo, la primera sugerencia de la íntima relación entre esta dermatitis y la enfermedad celíaca se hizo en 1955.

  • En la década de 1940, el médico holandés Williem Dicke presentó su tesis doctoral en la que establecía que una dieta sin trigo, avena, cebada y centeno, mejoraría la salud de estos enfermos y se aclaró definitivamente que el gluten era la parte dañina de la harina de trigo. Así es que, desde 1950, la Dieta Sin Gluten (DSG) ha sido la base del tratamiento de los enfermos celíacos.

Bacteriología detrás de una alternativa de tratamiento

Actualmente, en varias provincias de Argentina se evalúa en pacientes un medicamento de componentes fisiológicos para tratar la celiaquía.

Este medicamento deriva de un trabajo de investigación en microbiología, en la búsqueda de una bacteria autótrofa con capacidad de metabolizar fenoles (tóxicos), transformándolos en anhidrido carbónico y agua (no tóxicos). La bacteria autótrofa se aisló en aguas de un dique de una provincia argentina.

La investigación se llevó a cabo por pedido de una refinería de petróleo en Argentina que en sus procesos generaba cantidades importantes de fenoles, los que drenaban a sus efluentes, contaminando finalmente las aguas del principal río regional. Se consiguió la solución de este problema, mediante la aplicación y el uso de esta bacteria en efluentes y lagunas de oxidación. La propuesta fue patentada.

A partir de esta experiencia, del estudio de las variables en el sistema macro, relacionado con el metabolismo bacteriano y los componentes agregados a los efluentes, derivó el tratamiento para celíacos.   

Se trata de un medicamento oral de componentes fisiológicos. Su acción se basa en la optimización del Metabolismo Energético Celular (OMEC), con agregado de un antiinflamatorio y un inhibidor de atopía.

Este medicamento cura la enfermedad celíaca, solo que no lo hace de un modo permanente; ya que, si el paciente abandona el tratamiento, transcurridas unas tres semanas, aparecen nuevamente algunos de los síntomas en piel. En caso de persistir esta situación, se presentan otros síntomas y lesiones producidas por la enfermedad.

Al reiniciar el tratamiento, nuevamente se extinguen los síntomas primarios, como el dolor y la inflamación intestinal y las diarreas. Luego y en el transcurso de semanas, se corrigen las vellosidades intestinales y su función, con lo que se normaliza la absorción de nutrientes y consecuentemente, la absorción de hierro, con lo que mejora el estado anémico del paciente, los problemas de bajo peso corporal, de osificación y otros. Por lo expuesto, es que este tratamiento es de por vida.

Cabe señalar que, debido a los componentes fisiológicos, no se han observado síntomas secundarios indeseables en ningún enfermo celíaco tratado. Estos pacientes asisten a Hema, Institución de salud a la que pertenezco y son tratados y controlados; la mayoría son residentes de Mendoza; otros pertenecen a distintas provincias argentinas como San Luis, Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


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*Investigador en el campo de bacteriología. HEMA: Centro de Diagnóstico Genético y Molecular, Argentina. bioquimicodenita@hotmail.com


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