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La intensa sensación que genera descubrir un nuevo conocimiento: Luis Felipe Rodríguez

Sus trabajos han merecido en dos ocasiones la portada de la revista Nature.

03-06-2021

Por Naix’ieli Castillo, Ciencia UNAM-DGDC

Desde niño ya le gustaba mucho la ciencia, especialmente la física y la química. Él mismo ha relatado en algunos de sus discursos que sus papás le permitieron tener un laboratorio casero donde hizo sus primeros experimentos de química y electrónica.

Sin embargo, fue hasta que empezó a planear su tesis de licenciatura en la carrera de física, que pensó por primera vez en la posibilidad de dedicarse a la astronomía, disciplina en la que ha logrado una carrera exitosa y distinguida.

El doctor Luis Felipe Rodríguez Jorge es pionero de la Radioastronomía en México. Él y su grupo de investigación, en el Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, son reconocidos mundialmente por el estudio de los procesos que caracterizan la formación estelar. Además siempre se ha esforzado por extender la cultura astronómica hacia el público. 

Durante su infancia y hasta sus 19 años vivió en la ciudad de Mérida, Yucatán. En esos años, él recuerda que había cielos oscuros y era fácil distinguir estrellas y constelaciones a simple vista.

“Me acuerdo salir todas las noches a una misma hora y fijarme en el cielo, cómo va cambiando conforme pasa el año, por ejemplo, en invierno vemos la constelación de Orión y en verano no. Recuerdo darme cuenta que el cielo cambiaba y que al año se volvía a repetir todo. Eso me parecía muy interesante, pero no pensaba mucho en las escalas tan grandes que hay ni qué condiciones podría haber en otros lugares”.

Descubrir algo nuevo

  • A lo largo de su carrera, Luis Felipe ha sido galardonado con el Premio Robert J. Trumpler de la Sociedad Astronómica del Pacífico, el Premio Bruno Rossi de la Sociedad Astronómica Americana, el Premio de Física de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo TWAS y, en nuestro país, el Premio de la Academia Mexicana de Ciencias, el Premio Universidad Nacional y el Premio Nacional de Ciencias. Forma parte de el Colegio Nacional desde el año 2000.

Al preguntarle cuál es el logro de su carrera que le ha dado mayor satisfacción el doctor responde a Ciencia UNAM.

"Unas pocas veces en la vida, uno se da cuenta de que algo que entendió o que descubrió es un conocimiento nuevo. Esa experiencia es muy satisfactoria, hay quien dice que es adictiva y que uno se pasa el resto de su vida tratando de volver a tener esa sensación”.

“A mi eso me ha pasado unas cuantas veces. Al estar observando o al estar analizando los datos, porque generalmente no nos damos cuenta cuando estamos ahí en el telescopio, sino que es ya después, cuando empezamos a ver las cosas con calma, que encuentra uno algo y sabe que es nuevo. Esa es una sensación muy intensa y  uno trata de volverla a tener; pero la verdad es que pasa muy pocas veces en la vida”.

Por mencionar solo un ejemplo, al doctor y su grupo de investigación se atribuye el descubrimiento, por primera vez en nuestra Vía Láctea, de fuentes superlumínicas, bautizadas con el nombre de microcuasares. Además, sus trabajos han merecido en dos ocasiones la portada de la revista Nature.


Más oportunidades para las generaciones futuras

El doctor expresa que quisiera que México tuviera más ciencia, no solo astronomía sino de todas las ciencias porque le gustaría que las generaciones futuras tuvieran más oportunidades que las que él mismo tuvo. En México, comenta, el apoyo a las ciencias es muy variable y pasa por épocas malas y por épocas regulares, porque en realidad casi nunca hay buenas.

Lo que desea uno es que los jóvenes puedan hacer una carrera, acceder a telescopios o inclusive, de ser posible, construir telescopios en México y que pudieran tener una carrera exitosa. Ahora, parte de mi trabajo ha sido conseguir recursos, por ejemplo, computadoras muy grandes, para que las usen los estudiantes y también los investigadores. Uno trata de hacer un servicio y beneficiar a las generaciones que vienen”.

“Los investigadores también nos beneficiamos mucho porque los jóvenes estudiantes que trabajan con nosotros tienen ideas nuevas y frescas, además hacen una gran parte de las actividades. Yo he tenido numerosos estudiantes que me incorporan ahora en sus proyectos y he tratado de ayudarlos lo mejor posible”.

La formación de nuevos sistemas planetarios

Al hablar sobre los problemas en los que más le gusta trabajar en la actualidad, el doctor comenta:

“A mi y a muchos otros astrónomos mexicanos y de todo el mundo nos gusta el tema de la formación de nuevos sistemas solares. Tratamos de estudiar cómo eran las condiciones cuando una estrella era muy joven antes de que se formaran los planetas y cómo es cuando se están formando planetas. Es un tema muy interesante y como en México otros grupos también trabajan en eso hay con quien hablar e intercambiar ideas.”

De acuerdo con el investigador, la formación de nuevos sistemas planetarios es un área de la astronomía en la que México sí es fuerte.

En astronomía hay numerosas ramas pero en nuestro país no hay suficientes investigadores para cubrir todos los campos. “Los astrónomos mexicanos trabajamos de manera fuerte en unos cinco o seis campos de la astronomía y estamos presentes en unos veinte, pero a nivel mundial, se trabaja en unas cien áreas distintas y hay numerosos fenómenos que no alcanzamos a incluir en nuestras líneas de investigación.”

Grandes cambios tecnológicos

Al hablar sobre cómo ha cambiado la tecnología durante los años que el doctor se ha dedicado a la radioastronomía, relata que ha habido una revolución tremenda. Un ejemplo de lo mucho que ha cambiado el trabajo en la disciplina es la cantidad de datos y la forma de almacenarlos y transportarlos para trabajar con ellos.

“El volumen de datos que arroja ahora un radiotelescopio es mucho más grande de lo que era  hace 40 años o más, en esa época salía uno del observatorio con unas hojas de papel donde estaban impresos los resultados, ahora estos datos se graban o se los puede  llevar uno en unidades de disco, también se pueden transferir por internet pero el volumen es increíble: inicialmente salía uno con hojas de papel, luego con un disquete, una cinta, después una unidad de disco y ahora se usa el internet”.

Ahora mucha de la observación es remota. Antes uno acudía al telescopio y ahora ya no es necesario, desde aquí yo preparo en un programa lo que quiero que haga el telescopio y queda el archivo, cuando llega el momento de la observación una computadora lee el archivo y ejecuta los pasos. Claro que en el telescopio hay personal como ingenieros que se aseguran que todo marche bien, pero si ha habido una revolución, porque cuando yo empecé necesariamente tenia uno que estar ahí; no había estas posibilidades”.

Antes de que se inaugurara el Gran Telescopio Milimétrico en Puebla, toda la observación la hacíamos fuera de México, sobre todo en Estados Unidos pero también hemos usado telescopios en Alemania, Francia, Australia, y en Chile. El hecho de que las observaciones sean remotas simplifica mucho la vida, no tiene uno que viajar y puede iniciar un programa para observar cada semana sin que se la pase uno viviendo en el observatorio. Nos mandan los datos y se puede hacer parte del trabajo desde la oficina o incluso ahora, por la pandemia de COVID-19, desde la casa.

Lo que está por venir

El doctor Luis Felipe Rodríguez comenta que en la actualidad se está desarrollando la astronomía de ondas gravitacionales.

Estas ondas son distintas a la luz visible y a las ondas de radio y se detectan con aparatos que aún son algo difíciles de entender para el astrónomo actual. Un ejemplo son los detectores LIGO (Observatorio de Ondas Gravitacionales con Interferómetro Láser) que son unos aparatos en los que cada brazo mide unos cuatro kilómetros.

Probablemente en los próximos 100 años habrá muchos descubrimientos gracias a esos nuevos instrumentos. “Me gustaría que México tenga investigadores trabajando en ese campo y que los jóvenes se interesen en ese tema”.

A todos, el doctor Luis Felipe Rodríguez los invita a que traten de mantenerse informados sobre lo que ocurre en la ciencia porque hay avances extraordinarios.

 En el siglo XXI todos los humanos deberíamos tener información básica de ciencia, por ejemplo, saber que el universo se está expandiendo o que la herencia se da a través de la molécula de ADN. Son conocimientos sobre el mundo contemporáneo que toda la gente debería tener. Afortunadamente la gente hoy puede usar el internet para encontrar información valiosa. Esta es una herramienta que no había en el pasado”.


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