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La ciencia ficción y el horror podrían beneficiar tu resiliencia ante el Coronavirus

Un estudio encontró que los entusiastas de las películas de horror y sobre catástrofes sociales exhibían mayor resiliencia durante la pandemia.

01-04-2021

Por Verónica Guerrero Mothelet, Ciencia UNAM-DGDC

Muchos disfrutamos con las desventuras de los personajes ficticios que enfrentan los peligros y desafíos de un mundo apocalíptico, invadido por extraterrestres o por hordas de zombis hambrientos, o cuya sociedad colapsa por un cataclismo o una pandemia mortal.

Pero ¿qué sucede cuando estos fanáticos del horror y la ciencia ficción enfrentan, en la vida real, una situación tan angustiante y prolongada como la actual pandemia de COVID-19?

Según un estudio realizado en abril y mayo de 2020, los entusiastas de las películas de horror exhibieron mayor resiliencia durante esos meses de pandemia. Aún más interesante, los amantes de las películas apocalípticas, de zombis y sobre invasiones extraterrestres, además de más resilientes, también parecían mejor preparados para manejar el estrés de la emergencia sanitaria.

Coltan Scrivner, de la Universidad de Chicago, y colegas daneses, reclutaron a 310 voluntarios para que respondieran preguntas sobre sus gustos en películas y programas de TV.

Además, evaluaron su estado anímico, su percepción de la situación actual y futura y su resiliencia psicológica, así como su preparación mental y física durante la pandemia.

Llamamos “resiliencia” a ciertas características de los sujetos: herramientas cognitivas que les permiten afrontar y atravesar mejor una situación, nos explica el doctor Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.

En el cuestionario se incluyeron diez géneros: películas de horror, terror psicológico, sobrenatural, apocalípticas/post apocalípticas, de zombis, ciencia ficción, invasiones extraterrestres, crímenes, comedias y románticas.

Sin embargo, para su análisis sólo tomaron en cuenta el gusto por las películas de horror y terror, así como las que presentan escenarios apocalípticos de colapso social, a los que denominaron prepper (como se autonombran, en inglés, las personas que se preparan para una situación de caos global).

Los fans de las películas escalofriantes experimentaron, durante esos meses de pandemia, menores niveles de trastorno psicológico que quienes preferían otros géneros, señalaron las conclusiones de abril.

Scrivner refirió al diario británico The Guardian que en estos resultados participan muchos factores: Por ejemplo, las películas como Contagio, con nueva popularidad tras la expansión del coronavirus, “hace que aspectos de la pandemia como la cuarentena y la escasez de recursos parezcan menos extraños”.

El doctor Sánchez Castillo refiere que Contagio se apega mucho a la situación; lo mismo que algunas películas de zombis, como la de Soy leyenda, donde hay un ataque viral y, “básicamente, quienes las ven, encuentran elementos similares a los que suceden. Esto lleva a tomar ciertas precauciones, como almacenar comida, u otras formas de preparación. En ese sentido, tenemos ciertas características de aprendizaje”.

Señala que un evento intempestivo puede provocar una respuesta de sobresalto o de miedo; una respuesta exacerbada, porque activa nuestro sistema de sobrevivencia. Por el contrario, “cuando la situación no nos toma por sorpresa, porque ya la experimentamos en una película, no produce una activación tan intensa del sistema de sobrevivencia” y aparece el fenómeno de resiliencia.

Esto sucede porque, en un sentido estricto, anticipan elementos de lo que podría suceder. “Así, cuando suceden, ya no son totalmente ajenos para ti: ya tuviste una preparación, una exposición”, que facilita una respuesta más asertiva o diferente.

Esto no solamente pasa con el cine: “Las personas que leen cierto tipo de literatura, como la ciencia ficción, tendrían elementos que les permitirían incluso identificar las cosas que van a suceder, a partir de lo que están viviendo”.


Resiliencia limitada

Un mes después, los participantes del estudio respondieron las mismas preguntas con resultados similares. Y, tras un año de pandemia, Scrivner piensa que los efectos podrían ser parecidos a los del estudio original, pese a los nuevos desafíos que enfrentan las personas.

Pero Sánchez Castillo no coincide del todo: “Me parece que se pierden los efectos. Recordemos que vivimos bajo condiciones de estrés muy fuerte y, en consecuencia, aparecen otro tipo de mecanismos que van a operar en el cerebro de las personas”.

Detalla que, lamentablemente, esa es la razón por la que observamos un incremento de violencia intrafamiliar, contra las mujeres o los niños; mayor depresión y ansiedad, “por la exposición crónica a situaciones estresantes”.

Explica: “Cuando el cerebro enfrenta una cuestión patológica constante, el sujeto comienza a tener apatía, abulia (desinterés), anhedonia (incapacidad de sentir placer), que eclipsa inclusive el gusto por este tipo de géneros, porque el cerebro empieza a operar de manera diferente ante estas situaciones… En el largo plazo, su salud mental podría estar en riesgo”.

En el estudio, los investigadores señalaron otra razón por la que el uso del horror puede correlacionarse con menos trastornos psicológicos. “La ficción de horror permite a sus espectadores enfrentar emociones negativas en un ambiente seguro”, lo que ayuda a perfeccionar estrategias para manejar mejor el miedo en situaciones de la vida real.

“Nos gustan porque sabemos que es una situación fantasiosa que no necesariamente nos involucra”, explica el académico. Así, “aunque Contagio puede darnos información de cómo vivir esta pandemia, sabemos que el virus no es tan letal, que no se va a acabar el mundo; o bien, contrastado con Soy leyenda, sabemos que el virus no convierte en zombivampiros a las personas. Es decir, conocemos la separación entre ficción y realidad”.

¿Será que ver historias de horror, o de desastres, ayuda a todos a sentirse mejor?

El doctor Sánchez Castillo aclara que el resultado “tiene que ver con las características de las personas; sobre todo, si son afines a ese tipo de películas”.

Refiere que el artículo sobre el estudio podría hacernos pensar que estos géneros nos van a volver resilientes. “No es así. Aquí tenemos que ser muy puntuales: la resiliencia tiene que ver con la personalidad de los sujetos. Esto es, si tengo problemas de ansiedad o depresión y me ponen a ver películas apocalípticas, en lugar de darme resiliencia me van a exacerbar la patología, con más estrés y mayor respuesta de sobresalto”.

Pero, para los fanáticos irredentos del horror y la ciencia ficción terrorífica, este pasatiempo podría favorecer una mejor preparación y resiliencia psicológica… o, cuando menos, gratas horas de entretenimiento y evasión.


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