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Desafíos de la industria manufacturera en tiempos de coronavirus

Esta industria fundamental en México, ya se había desacelerado desde 2019.

24-06-2020

Por Naix’ieli Castillo, Ciencia UNAM-DGDC

El brote de COVID-19 ha sido un duro golpe. Algunos han perdido seres queridos, otros han visto afectada su salud o la de alguien que aman, y una enorme cantidad de ciudadanos se preocupan por el deterioro de la economía.

Muchos lugares en los que se desarrollan actividades económicas tuvieron que cerrar, porque implican un alto riesgo de contagio para la población. Por ejemplo, las fábricas que son espacios cerrados en los que se reúne gran cantidad de gente durante horas, son sitios ideales para la transmisión del coronavirus.

Sin embargo, algunos sectores esenciales nunca detuvieron su funcionamiento y otros ya están retomando sus actividades.

La industria manufacturera mexicana es una de las más importantes para el país, pues representa 16 % del Producto Interno Bruto y 16 por ciento del empleo total generado por la economía.

En conferencia a través de Facebook, organizada por el Centro de Análisis de la Coyuntura Económica Política y Social de México adscrito a la Facultad de Economía de la UNAM, la doctora Josefina Morales, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y el doctor Abelardo Mariña Flores, investigador del Departamento de Economía de la UAM Azcapotzalco, explicaron algunos de los retos que enfrenta la industria manufacturera durante la actual contingencia sanitaria por COVID-19.

Cómo es la industria manufacturera mexicana

En palabras simples, la industria manufacturera es aquella que se encarga de transformar las materias primas en productos ya terminados que los consumidores pueden adquirir. Esta industria tiene una larga historia de más de dos siglos en el mundo, desde la primera revolución industrial a finales del siglo XVIII.

En México, sin que haya habido una revolución industrial propia (porque los cambios en este campo vinieron desde fuera: introducción de maquinarias, cambio de patrón energético, introducción de medios electrónicos), ha habido un proceso de industrialización característico, refiere la doctora Josefina Morales, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.

A partir de la Revolución Mexicana y con los cambios estructurales que se llevaron a cabo durante el cardenismo, se impulsaron ramas fundamentales de la industria como la siderurgia, la agroalimentaria y la de bienes duraderos, entre otras.

En los años 80, México se incorpora a la reestructuración industrial que venía desde los años 60 en el mundo y que impulsa la maquila, es decir la realización de fragmentos de la producción que requieren una intensiva fuerza de trabajo. Los productos de la maquila por lo general se destinan a consumidores en un país desarrollado.

La maquila suele llevarse a cabo en zonas libres de impuestos y donde hay poca organización sindical y no suelen respetarse los derechos de los trabajadores. Muchas veces se lleva a cabo en zonas fronterizas donde se dan los procesos de exportación y también donde es más fácil la explotación laboral.

Mientras que la industria manufacturera estaba orientada al mercado interno en los años 40 y 50, con el paso de las décadas se fue reestructurando y dispersando. Así las industrias que antes estaban enlazadas, como la de petróleo con la petroquímica o la minería con la metalúrgica y la siderúrgica, se fueron desarticulando y se fueron privilegiando cadenas hacia la exportación que crearon una nueva geografía industrial.


Zonas que antes eran industriales en la Ciudad de México o sus alrededores como Azcapotzalco, Naucalpan o Tlalneplantla se desindustrializaron mientras que otras se reestructuraron e intensificaron su producción para la exportación como Querétaro y Jalisco.

También surgieron regiones de nueva industrialización en regiones del norte del país como Monterrey y Chihuahua, orientadas a la exportación o como Guanajuato, Salamanca, Celaya que antes eran un corredor agrícola pero que ahora son una nueva zona de industria automotriz.

Industria golpeada por la pandemia

La industria manufacturera ya registraba una caída desde octubre de 2019, entre otras razones, por el retraso en la firma del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, en marzo se observó un desplome de 5 o 6% de la actividad manufacturera ligado a la contingencia por el brote de COVID 19.

También se observó una caída de 126 mil asegurados que eran trabajadores de la industria de la transformación en los meses de marzo y abril.

Uno de los subsectores más importantes de la industria manufacturera es el del autotransporte, que ha resultado especialmente afectado por la pandemia. Esto se debe a que las actividades están fuertemente orientadas a las exportaciones y las primeras medidas de contención del coronavirus han implicado el cierre de las fronteras y por lo tanto las afectan.

Aunque la reapertura a la actividad económica es inevitable, el coronavirus aún se está transmitiendo entre la población, por ello, se deberán hacer ajustes en los centros de trabajo para que las actividades se reanuden en condiciones de seguridad para los trabajadores. Por ejemplo, monitoreo diario de los empleados, dotación de equipos de protección como mascarillas y caretas, medidas de sana distancia al interior de los centros de trabajo.

Además —coinciden los investigadores— de una inspección y seguimiento en el que participen autoridades de salud y los sindicatos, porque habrá empresarios cumplidos pero otros que se saltarán las medidas porque implican costos y solo cumplirán a cabalidad si hay sanciones.


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